Revista Medio Ambiente

El baile de las avutardas

Por Davidalvarez
El baile de las avutardas
Desde el mes de abril hasta mediados de mayo tiene lugar el celo de las Avutardas (Otis tarda), una especie ligada a los terrenos abiertos y desarbolados que tiene en la Península Ibérica uno de sus refugios más importantes, ya que el 60% de la población mundial, formada por unos 50.000 ejemplares, se reproduce en ella. Originalmente, esta especie debió ocupar las amplias estepas herbáceas naturales eurosiberianas, pero en la actualidad es más frecuente en zonas de cultivos cerealistas de secano, alternados con cultivos de leguminosas y zonas de barbecho.
El pasado martes estuvimos Jorge Chachero y yo en la Comarca de los Oteros, en la provincia de Leon, invitados por Miguel Sánchez para disfrutar del espectáculo de la rueda de las avutardas. Miguel tiene instalados en la zona unos hides desde los que es posible ver de cerca a estos animales tan asustadizos ya que de otra forma sería prácticamente imposible. Si queréis disfrutar de este espectáculo sólo tenéis que poneros en contacto con él a través de la página web de Leonatur para reservarlos por un precio muy asequible.
El baile de las avutardas
El único "inconveniente" es que hay que entrar en el hide cuando aun es de noche y salir al oscurecer o cuando no haya ningún animal en las proximidades, de esta forma evitaremos que las avutardas nos vean y relacionen el hide con nuestra presencia. Como ya he comentado son aves muy desconfiadas y a la menor molestia o sospecha de nuestra presencia se alejarían a la distancia suficiente para sentirse seguras.
A las 6 de la mañana, cuando la temperatura exterior era de 0ºC y aun estaba completamente oscuro, ya estábamos cada uno en nuestro hide. A la media hora empezó a clarear y a las 7 de la mañana, entre la niebla ya pude observar a lo lejos a los primeros machos que empezaban a hacer las rondas.
El baile de las avutardas
Al poco tiempo se despejó la niebla y algunos machos se acercaron y empezaron a hacer la ronda relativamente cerca de donde yo estaba escondido. A estas aves les suelen gustar las zonas con cierta elevación, de esta forma pueden controlar la llegada de posibles depredadores o individuos molestos como nosotros. El problema es que durante la última semana hizo bastante viento y esas zonas elevadas, precisamente donde estaba situado el hide, son más incómodas en esos momentos, por lo la mayoría de las rondas ocurrían en los pequeños valles, a cierta distancia de donde yo me encontraba.
El baile de las avutardas
El baile de las avutardas
Afortunadamente, uno de los machos quiso hacerme el favor y se aproximó a unos 50 metros de donde yo estaba y empezó a hacer la ronda ante una hembra que comía en las proximidades. De esta forma pude disfrutar mejor que nunca de la ronda del macho, de como hichaba su pecho y volvía las plumas del revés, haciendo que destacaran las partes blancas que brillaban como bolas de nieve en la distancia.
El baile de las avutardas
Después de cinco minutos de baile y en vista de que la hembra no le prestaba demasiada atención, se fue como vino, caminando pausadamente con la cola erguida, como si se estuviera pavoneando ante mi. En algún momento llegué a pensar que se había dado cuenta de mi presencia.
El baile de las avutardas
Pero las rondas no siempre eran realizadas en solitario, en ocasiones se llegaban a juntar varios machos separados por unos metros que rivalizaban entre si para conseguir aparearse con las hembras, que con la tercera parte de su tamaño, se paseaban entre ellos como si todos esos pavoneos no fueran con ellas.
El baile de las avutardas
Pero no todos los machos tienen éxito y consiguen reproducirse, la mayoría no conseguirán aparearse, mientras que los machos más grandes y fuertes acapararán a la mayoría de las hembras. Hasta que los machos alcanzan la edad de 4 o 5 años se agregan en grupos y realizan algunas ruedas no demasiado elaboradas de vez en cuando, que les servirán de entrenamiento para el futuro.
A las 6 de la tarde salimos del hide, después de 12 horas de encierro que pasaron más rápido de lo que podría parecer. Durante ese tiempo también se dejaron ver algunos aguilichos pálidos (Circus cyaneus), cigüeñas (Ciconia ciconia), alondras (Alauda arvensis) y collalbas grises (Oenanthe oenanthe), entre otras aves.
El baile de las avutardasAguilucho pálido macho (Circus cyaneus) volando frente al hide
Solo me queda agradecerle a Miguel la oportunidad que nos dio para poder disfrutar en directo de este espectáculo y recomendaros la experiencia. Y si os tenéis que quedar a dormir el día antes, os aconsejo que visitéis una casa rural en el vecino pueblo de Mansilla Mayor, Casa Joaco, donde nos trataron como si fuéramos de la familia, así da gusto pegarse el madrugón.
Aun quedan unos pocos días para poder observar la ronda de las avutardas, dentro de un par de semanas, las hembras se retiraran a incubar en un nido escondido entre el cereal y los machos se desentendarán completamente de la cría, recuperando fuerzas después del desgaste de estas semanas y esperando al mes de abril del año que viene para comenzar de nuevo el ciclo.
Referencias
Alonso, JC & Palacín, C (2009). Avutarda. Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. PDF
NOTA: como siempre, haced click en las fotos para verlas a mayor tamaño. El vídeo se ve mejor si lo abrís directamente en youtube y en las preferencias lo ponéis a mejor calidad, a 720p, como mínimo.

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