Revista Viajes

El Baixo Miño: desde Tui a A Guarda

Por Jmbeltran @Beltran_JoseM

El Baixo Miño: desde Tui a A Guarda

Puerto A Guarda

Pocos más de dos docenas de kilómetros, con el río Miño como frontera por el sur y las sierras de Argallo y O Galiñeiro por el norte, es lo que define a esta comarca natural que se extiende entre dos importantes localidades de la provincia de Pontevedra: Tui y A Guarda. Los gallegos denominan a esta zona A raia húmeda, tierra de iglesias, vino y dulces de bendición monacal, así como de la codiciada lamprea, en claro contraste con la raia seca que es la que delimita la frontera de Orense con Portugal.
El Baixo Miño: desde Tui a A Guarda
Se puede considerar a Tui como la puerta de entrada del Baixo Miño. La ciudad, arrasada en dos ocasiones por los árabes, fue capital de la provincia hasta 1.833. Hoy es una localidad abierta y unida a Portugal por un puente de hierro centenario y una moderna autopista. Sin duda alguna destaca sobremanera su espléndida catedral. Santa María es una mezcla de templo y fortaleza y quizás sea esta la razón para que aguantase varios terremotos de cierta envergadura.
El Baixo Miño: desde Tui a A Guarda
Su bello pórtico occidental, aunque en menor medida, nos recuerda el majestuoso de la de Santiago de Compostela. Comenzó su edificación en el año 1.145, dilatándose en el tiempo en tres etapas. Alberga la capilla de San Telmo, venerado patrón de los navegantes y su claustro es el único de la Edad Media que podremos encontrar en Galicia. Debemos detenernos especialmente en su portada Norte, su sala capitular y la torre de las Campanas, todas ellas de un puro románico.
Nada más salir de ella, a la derecha por la calle Seixas, se alza un palacio medieval lleno de historia. El de Pedro Madruga, llamado así por su costumbre de llegar muy temprano al campo de batalla y sorprender durmiendo a sus enemigos. Esto que cuento no es broma, que conste. Hoy en día el palacio se ha reconvertido en sede oficial de Hacienda. Siguiendo por la misma calle Seixas, a la derecha en el primer cruce, nos encontraremos con el monasterio de las Clarisas, del siglo XVI, con una iglesia anexa. Os recomiendo comprar sus “pececitos de almendra”, una verdadera gloria de la repostería.
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Debemos seguir la visita a Tui así que nuestro siguiente paso será el convento de San Francisco y de allí al monasterio de Santo Domingo. Aquí encontraremos una iglesia de planta de cruz latina y tres ábsides. Antes de dejar esta bonita localidad y tomar camino hacia A Guarda no podemos decir adiós sin olvidar la iglesia de San Bartolomé, con los restos del monasterio del mismo nombre que datan del año 1.024. De tres naves y otros tantos ábsides, conserva todavía algunos capitales historiados, es decir, mostrando representaciones humanas.
En dirección a A Guarda y paradas intermedias.A pocos kilómetros de Tui, por la carretera N-550, nos toparemos con Areas. En esta pequeña localidad se levanta una bonita iglesia: la de Santa Mariña. Localiza a la izquierda de la carretera es visible sin problemas desde la misma. Continuamos nuestro camino y bien desde Areas o a la altura de O Torrón arrancan unas pistas que nos conducirán a la Iglesia de San Salvador de Sobrada. Llama su atención por su campanario doble y por dos tumbas del siglo XIX a la altura del ábside. Muy cerca de aquí, en Currás, podremos contemplar una necrópolis de hace 1.500 años así como una villa romana de época anterior.
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Una vez aquí os aconsejo introduciros más al interior y llegar hasta Pexegueiro para visitar la iglesia de San Miguel, auténtica joya del románico. Realmente son los restos del monasterio en el que, el Domingo de Ramos de 1.246, el venerado San Telmo pronunció su último sermón. Su pórtico principal es muy interesante y ofrece unos muy gruesos contrafuertes. Su ábside muestra un enorme escudo que conmemora su parcial reconstrucción por el obispo Castañón.
Regresemos a la carretera y continuemos para desviarnos hasta Tomiño. Esta tranquila localidad es un buen punto de partida para emprender rutas por la sierra de Argallo (atención, siempre debéis de ir mínimamente equipados). Aún cuando la altura máxima no alcanzan más allá de los 300 metros serán varias horas de paseo hasta localizar los miradores naturales de Niño do Corvo, Pedraza y Cabra Fanada. Para los más perezosos, pues ¡ea!, al coche en dirección a Goián.

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Fuerte San Lorenzo

Adivinaremos Goián gracias a la torre de su iglesia, de clara influencia portuguesa. Desde aquí podremos adentrarnos a Portugal tomando un transbordador que va y viene a la portuguesa y amurallada Vila Nova de Cerveira. En Goián podremos visitar, aunque casi sepultado por una densa vegetación, el fuerte de San Lourenzo. Ahora, sus diez cañones apuntando a suelo luso, no ofrecen peligrosidad como antaño. En verano podremos disfrutar, a orillas del Miño, de su bonita playa.
San Miguel de Tabagón y O Rosal.

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O Rosal

No hace falta señal alguna para localizar San Miguel. El Calvario y el mirador sobre el río Miño es un reclamo turístico que se muestra en sinfín de postales. Aquí podremos disfrutar de lo importante: nada de edificios, solo preciosos paisajes salvo la bonita casa de los indianos, de propiedad particular. Encaminarse a O Rosal, a pesar del laberinto de carreteras, no resultará difícil. Esta localidad, hendida en el valle, tiene un encanto especial. En su gran plaza circular se encuentra una curiosa fuente. Pero no es agua lo que debemos de beber aquí. O Rosal es un paraíso del vino, gracias a sus numerosas bodegas poco acostumbradas a visitas.

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Isla de Insua en el Miño


Antes de entrar, por fin, en A Guarda podemos visitar la playa de Camposancos, de arena dorada y fina. Aquí se encuentra un importante yacimiento arqueológico paleolítico. Enfrente, podemos observar, con su fuerte, la isla lusa de Insua. Estamos ante la inminente desembocadura del Miño donde ya se confunde a éste con el océano. 

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Monte Santa Tecla


Para llegar a A Guarda os aconsejo bordear la carretera del emblemático monte de Santa Tecla desde donde tendremos una bonita panorámica de la localidad. Santa Tecla es realmente un enorme castro prehistórico en cuya cima se encuentra la capilla de la santa. De hace más de 2.000 años, no se supo de su existencia hasta más bien hace poco como consecuencia de convertir el camino en carretera. Toda la cerámica aquí encontrada, perteneciente a la época romana, la podemos visitar en su Museo Arqueológico.
Y hemos llegado al final de esta preciosa ruta. Ahora tenemos dos opciones, que abordaremos en próximas entradas: entrar en Portugal o retroceder para visitar el lugar de nacimiento de uno de mis hijos, Vigo. Con el mismo mensaje de siempre: salud ciudadanos viajeros, os dejo a vosotros esa elección.

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