Aunque volví al tajo hace más de diez días no ha sido hasta esta semana cuando de verdad he sentido que sí, que he vuelto. Entre que me quedé sin gafas y anduve en modo topo varios días, sin casi poder hacer nada, y entre las fiestas del poblado, he estado lo que viene siendo despegada y desconectada. Y sin remordimientos de ningún tipo, oiga. Más bien.
Total, que he vuelto. Y menos mal que estoy zen y contenta, porque todo son problemas, problemillas, problemazos. Menos mal que eso, yo zen. Nada me afecta, todo me resbala. Ommm.
Eso sí, desde ayer suena a todo trapo desde mi mesa esta canción. Yo no digo nada y lo digo todo.
«Y cada día que paso en el balneario se acrecienta mi odio a este mundo ingraaato, aumenta mi pasión por el asesinato, mi único deseo es mataaaaaaaaaar....»
*Especialmente dedicado a T., que me descubrió aquí a los pingüinos...