El pago en efectivo está en declive. Los españoles abonan cada vez más compras con la tarjeta o con el teléfono móvil, sin tener que acudir con frecuencia al cajero para sacar dinero. Actualmente, hay 37 millones de tarjetas de crédito y 49 millones de débito en España, según los datos ofrecidos por el Banco de España.
En total, el número de plásticos en circulación supera los 86 millones. No hay duda de que se han convertido en un instrumento de pago muy popular entre los ciudadanos.
El pago con tarjeta se ha incrementado
A raíz de la pandemia, el pago con tarjeta se ha incrementado para reducir el contacto con otras personas ante el miedo al contagio. Las compras por internet también se han disparado desde el confinamiento.
El coronavirus se convirtió en un punto de inflexión para muchos ciudadanos, que no han vuelto a utilizar el efectivo como antes. Esta tendencia seguirá al alza en los próximos años, especialmente empujada por las nuevas generaciones.
Ante este mayor uso por parte de los usuarios, también han aumentado los intentos de fraude. Las autoridades y las entidades financieras han incrementado las medidas de seguridad para prevenir. Uno de los más conocidos es la doble verificación en los pagos electrónicos.
Cuando se quiere hacer una compra por internet superior a los 30 euros, el usuario recibe un mensaje de texto en el móvil o tiene que meterse en la aplicación del banco para autorizar la operación.
Fijar límites en las tarjetas
Ahora bien, el riesgo de un uso indebido no desaparece por completo. Por eso, el Banco de España recomienda a los usuarios fijar límites de uso de las tarjetas. Un usuario puede establecer una cantidad máxima diaria o mensual que se puede gastar con la tarjeta, por ejemplo, limitar las compras a 400 euros al día.
Esto mismo se puede hacer en el caso de las retiradas de dinero en efectivo. Un cliente puede restringir la cantidad de dinero que se puede sacar del cajero automático.
Este tipo de restricciones son especialmente importantes en el caso de las tarjetas de crédito, ya que estos plásticos permiten gastar más dinero del que hay en ese momento en la cuenta corriente. Así se pueden evitar problemas como generar un descubierto en la cuenta, que se puede convertir en un verdadero dolor de cabeza.
"La mejor medida es no permitir descubiertos en tu cuenta, asegúrate de que tiene un límite, ya que supone una garantía en caso de fraude", recuerda el organismo capitaneado por Pablo Hernández de Cos.
Estas no son las únicas restricciones que permiten establecer las entidades financieras. Los usuarios también pueden optar por restringir las compras con tarjeta en el extranjero o por internet, en función de sus necesidades. La mayoría de bancos permiten activar estas limitaciones a través de la aplicación o de su página, como es el caso de BBVA o de Banco Santander.
Una novedad más reciente es la posibilidad de bloquear o desactivar temporalmente una tarjeta de crédito. Esta opción es ideal para aquellas personas despistadas que no saben dónde han guardado la tarjeta y que posteriormente aparece en el lugar donde no habían mirado. También sirve si un usuario quiere realizar un viaje y no llevarse todas las tarjetas.
Cambiar las claves para evitar riesgos
El Banco de España también realiza otra serie de recomendaciones para reducir los riesgos. Por ejemplo, recomienda utilizar contraseñas diferentes en el caso de disponer de varias tarjetas, cambiar con frecuencia estas claves y no enviarlas nunca por correo electrónico o por WhatsApp.
Otra recomendación consiste en disponer de dos cuentas corrientes. Mantener una cuenta principal destinada a afrontar los gastos comunes y una secundaria para los ahorros. Así, en el caso de que se produzca un robo, no estaría en peligro todo el dinero.
Lo más importante es que si se detecta un uso indebido, el usuario se ponga en contacto de forma inmediata con la entidad financiera, que procederá a bloquear la tarjeta. Además, conviene inmediatamente modificar la clave de acceso a la banca electrónica y presentar una denuncia ante la policía.