¿Qué os parecería si os obligasen a realizar una agotadora tarea, de manera infinita? Algo así como la leyenda de Sísifo pero a pequeña escala. Pues bien, una situación similar y frustrante, pero en menos grado, es en la que se encuentra nuestro próximo invitado. Experto en acaparar miradas, a pesar del contante zumbido que le rodea, esta escultura la encontramos junto a la Casa de los Cinco Gremios y el Teatro Caser Calderón, en la tristona Plaza de Jacinto Benavente.
Muchos ya le conocéis, os estoy hablando de El Barrendero, quien se ubica allí donde la Calle Carretas se funde con la citada plaza en honor al que fuese premio nobel de literatura en 1922. Una cosa que me atrae de este personaje es el delicado aura de soledad que le rodea a pesar de estar constantemente envuelto por un enjambre de personas.
Un aire íntimo y pusilánime que solo se ve interrumpido cuando algún viandante lo confunde con un mimo y se detiene a su vera, confiado en que este ser con alma y cuerpo de bronce regrese a la vida. Se da la circunstancia que por la zona de la Puerta del Sol hay un artista callejero que, imitando a este personaje, permanece inmóvil durante largos ratos, mostrando un hilo de vida solo a cambio de algunas monedas. Por eso, cuando la gente se encuentra con esta escultura se piensan que de nuevo están junto a un mimo e incluso le tiran dinero.
Fotografía de Es Madrid no MadrizLo que estos incautos viandantes no saben es que este hombre no está ahí para ganarse la vida. El Barrendero llegó a esta localización el 19 de julio de 2001 con un propósito bien distinto, como señal de agradecimiento de Madrid hacia un gremio que hace un trabajo importantísimo, y en demasiadas ocasiones, poco valorado. Una preciosa obra que muy pocos saben que está incompleta. En su origen este afanado trabajador del servicio de limpiezas barría una hojas de árbol y una cajetilla de tabaco. Elementos de bronce y que se encontraban anclados en el suelo aunque el paquete de tabaco apenas duró un año antes de ser sustraído.
Fotografía de @AlvaroSantosRealizada por Félix Hernando, El Barrendero es una obra que goza del cariño de los madrileños, hay otras que producen indiferencia pero esta tiene algo que la hace especial. Con un cepillo de bronce y su traje clásico, el mismo que portaban estos trabajadores en los años sesenta, hal logrado ganarse un hueco en el corazón de sus vecinos de carne y hueso. Curiosamente se usó como modelo para la obra a Juan Manuel, un barrendero de Colmenar Viejo. Pocas personas pueden decir que tienen una escultura, a su imagen y semejanza, en el corazón de Madrid. Este afortunado barrendero es una de ellas.
Texto recogido en el libro Paseo Secretos de Madrid en la ruta sobre esculturas urbanas.