Revista Educación

El barrio jubilado

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Cierra la heladería de mi barrio. Cierra La Flor de Alicante y un pedacito de mi vida se cierra con ese local, que me ha visto crecer y al que ahora, con mucha pena, tengo que buscarle hueco en la parte de los recuerdos.

Habré estado en esa heladería un millón de veces. Mi casa está a cincuenta metros y La Flor de Alicante ha sido el proveedor oficial de mi familia todos estos años. En la foto que se queda en mi memoria sale Julio detrás del mostrador, pasándole un trapito, siempre sonriente. También me guardo con cariño la imagen de Carmen y su hijo, con los que he tenido más contacto estos últimos años. A ellos los seguiré viendo, seguro, pero lo de los helados, los batidos, las granizadas, la horchata, la leche merengada, los cortes de limón, fresa y chocolate, los barquillos, la nata, los polos de todos los sabores, las torrijas y los polvorones en Navidad todavía no lo asimilo, no sé cómo voy a hacer.

La Flor de Alicante

La Flor de Alicante

Cierra La Flor de Alicante por jubilación, como también cerraron en su día el estanquito de Doña Mercedes y el de Chángeles. Cerraron Orquídea, El Kilo, Music Tenerife y Víveres Casanova. También quedó para la historia el molino La India, donde trabajaba Cándido, que te atendía cubierto de gofio de pies a cabeza y que te daba tu paquete de papel perfectamente envuelto. Me gustaba llevarlo pegado al cuerpo para sentir el calorcito del gofio recién hecho.

El barrio ha cambiado mucho en estos años y aunque muchos de los antiguos comercios siguen abiertos, cada vez es menos el lugar donde todo el mundo se conoce. Antes, si hacías cualquier trastada, tu madre se enteraba antes de que llegaras a tu casa. Para mi desgracia, creo que mis hijos, en unos años, van a pasar bastante más desapercibidos.


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