Camaradas,
Santo y legítimo orgullo llena hoy los pechos españoles. La noticia oficial de un gran hecho de armas de la División Azul de voluntarios encuentra eco y preeminente cita entre los numerosos actos de heroísmo que se registran en el frente del Este Europeo, donde se libran combates de proporciones asombrosas como jamás anotó la Historia. Allí, entre las soberbias divisiones alemanas, modelos de organización, frutos de una escuela tenaz y un espíritu por encima de toda ponderación elogiosa, los soldados españoles se baten y cubren servicios de riesgo y gloria frente a un enemigo potente.
Bandera rojigualda y soldados españoles en la nieve rusa. ¡Se fundirá la nieve al avanzar, mi Capitán!
Dura lucha, misiones de extraordinario riesgo —como el paso de un río, que en el orden táctico es la operación más audaz— han sido confiadas por el Alto Mando Alemán a los soldados españoles en su primer contacto con el enemigo. Esta misión, con su seria importancia, revela el concepto que los soldados españoles merecen. En efecto, ¿qué contingencia guerrera puede ser ajena a los soldados del Jarama, de Brunete, de Teruel y el Ebro? ¿Qué paisaje, por hosco y frío, por cenagoso o por ardiente, ha de sorprender a los veteranos de la guerra de liberación española, escuela de heroísmo? Fríos de Rusia, como en Teruel, barrizales como en los campos encharcados por las lluvias de Andalucía y Extremadura, armas rusas —bien conocidas en España—, cuanto puede surgir en la trágica grandeza de la guerra en el Este es bien conocido por los soldados voluntarios que han ido a continuar su propia historia considerados como veteranos por el alto Estado Mayor Alemán, al atribuirles nada menos que el cruce de un río y el establecimiento de una cabeza de puente, operaciones arduas para las que se requieren arrojo, pericia y temple.
El General Español Muñoz Grandes y el General Alemán von Roques planean la ofensiva que llevará a la División Azul hacia el este. El OKH ha dispuesto que la División Azul atraviese el Río Volchov (Voljov). Al norte, la 126ª División Alemana deberá hacer otro tanto en Kuzino. Ambas unidades deberán reunirse en la orilla oriental y, conjuntamente, profundizar hasta las colinas Valdai.
La intervención de los españoles se alaba por lo sustantivo del hecho y no necesita el adjetivo que salta a los labios como expresión de entusiasmo puramente cordial. Reflexivamente considerado el gran hecho de armas en su importancia táctica, nos da por sí mismo el alto elogio de los soldados de la División Azul. Los soldados del Caudillo, los que éste supo forjar en los campos de batalla españoles figuran hoy junto a los formidables guerreros alemanes. Éste es el juicio exacto, incuestionable, que llena de orgullo a toda España y más si se considera que los voluntarios de la heroica y ya laureada División Azul cumplen una misión de altísimo valor político. Defienden la civilización y cooperan a labrar la nueva y auténtica Europa.
Zona de despliegue de la División Azul. 40 kilómetros de frente están a su cargo. El sector sur se encuentra guarnecido por dos batallones del 262º Regimiento, el sector central por el 263º y el norte por el 269º. La artillería ha quedado organizada en tres agrupaciones de apoyo -una por sector- y una de acción de conjunto, en reserva. La reserva de infantería la conforman cuatro unidades, también divididas por sectores: el sur lo guarnece el 1º Batallón del 262º y el de Zapadores; el central, el Grupo de Antitanques; y el norte, el Batallón de Reserva Móvil. La milenaria Novgorod es la capital departamental e importante núcleo de comunicaciones. Prácticamente destruida por los combates, mantiene en pie el Kremlin, con importantes fondos artísticos. Grigorovo, a menos de un kilómetro, es un pequeño poblado donde se ha situado el puesto de mando de la División y el de la Agrupación von Roques, del que depende. Frente a la División Azul, al otro lado del Volchov, se encuentra la 3ª División de Tanques Soviética, la 305ª de Fusileros y el 848º Regimiento. Se trata de fuerzas mal armadas, reducidas a nivel de artillería y faltas de carros de combate; parapetadas detrás de una compleja red de fortificaciones que sigue el trazado del Río Volchov.
El bautismo de fuego de los soldados de la División Azul de voluntarios españoles en el frente oriental se ha registrado en el transcurso de una operación en la que ha conseguido establecer una cabeza de puente al este del río Volchov. Todos los desesperados esfuerzos llevados a cabo por los bolcheviques para recuperar las posiciones perdidas han fracasado ante la tenaz resistencia de los españoles, que han conseguido ocasionar hajas extraordinariamente importantes a su adversario, muy superior en número. Los escasos caminos que atraviesan el paisaje donde se han desarrollado estos combates se encuentran convertidos en lodazales pantanosos y las carreteras que en los planos soviéticos figuran con las características de caminos de primera categoría son en realidad rutas sin acondicionar donde el soldado se hunde hasta la rodilla en el barro. Los soldados españoles han conducido largas filas de prisioneros en cuyos rostros se podía leer la fiebre del combate reciente, y los colores nacionales de España—rojo-amarillo-rojo— se destacan sobre los uniformes de los voluntarios de la División Azul, todos cubiertos de barro medio seco.
El cruce del Volchov por parte de la División Azul. Su primera acción de guerra ha transcurrido de la siguiente manera: El pasado 17 de octubre concluyó la entrada en línea de fuego de las unidades divisionarias; todas estaban ya en posición de combate. Ese día, algunas patrullas cruzaron en botes de goma por primera vez el Río Volchov, pero ante la intensidad del fuego enemigo, se retiraron. Al mismo tiempo, otras patrullas llevaron a cabo una batida contra francotiradores que, agazapados entre los árboles, hostigaban sin cesar. El 18, al tiempo que la artillería y los morteros barrían el frente divisionario, fracasaron nuevos intentos de cruce del Volchov. Pero el 19, una sección de 36 hombres del 2º Batallón del 269º Regimiento al mando del Teniente José Escobedo, cruzó el río sin apoyo artillero y ocupó la curva cerrada situada al norte de Smeisko. El 20 cruzó el Volchov el Batallón al completo con otras unidades de apoyo, avanzó sin resistencia en dirección sur y ocupó Smeisko. El avance prosiguió: el 21 los españoles dominaron ya una estrecha franja, de tres a cinco kilómetros de ancho y 10 de largo, entre el río y los bosques, y el 22 ocuparon Sitno. Según cómputos propios, la División perdió 48 hombres y las fuerzas soviéticas 247 como mínimo. El mando alemán premió la acción nominando a Muñoz Grandes y a varios de sus hombres para la Cruz de Hierro de Primera Clase. Estabilizada la cabeza de puente y con dos localidades en poder de sus fuerzas avanzadas, el éxito parecía sonreír a la División Azul. El 23 el General Alemán von Roques calificó por escrito su actuación de admirable en la Orden del Día. Aquella noche tres batallones enemigos atacaron Sitno y sólo pudieron ser rechazados tras el combate cuerpo a cuerpo, con arma blanca. El 269º Regimiento perdió a 80 hombres y los bolcheviques dejaron 250 muertos e igual número de prisioneros. El 24, un comunicado del OKW informó de estas hazañas, y fue reproducido al día siguiente en el Völkischer Beobächter. Tras unos días de relativa tranquilidad, en el día de hoy, 27 de octubre, Sitno a vuelto a ser escenario de cruentos combates: tres ataques han sido rechazados al precio de 8 muertos y 54 heridos, pero con un botín humano de 126 prisioneros.
Casi todos los voluntarios españoles son hombres jóvenes en cuyos rostros puede verse la alegría de los que regresan de un combate victorioso y que hace todavía unos momentos se encontraban en plena lucha, resistiendo el empuje de sucesivas olas de soldados bolcheviques, valientemente esperadas.
El Teniente José Escobedo, héroe del cruce del Volchov, luce su Cruz de Hierro, herido pero radiante.
El botín de cañones y ametralladoras recogidos a los bolcheviques ha sido enorme y se cuentan por centenares los muertos que los soviéticos han dejado sobre el campo de batalla ante las fuerzas españolas. Los soldados de España han dado pruebas de un enfrentamiento y de un espíritu de ofensiva verdaderamente temerario en el transcurso de la resistencia, superior a todos los elogios, que han ofrecido ante el empuje de los rojos.
Los soldados alemanes estrecharon la mano de los españoles con orgullo de camaradas de armas. Cabe destacar el caso del Teniente español que hace unos días atravesó a nado un río para aproximarse y hacer volar una casa ocupada por los rusos. Al día siguiente atravesó el río con su destacamento y avanzó contra cuatro nidos de ametralladoras, tres de los cuales fueron destruidos tras cortos combates. Otro Teniente español se ha distinguido al mando de su unidad de cazadores de tanques y ha rechazado los intentos de ataque de las tropas soviéticas con ayuda de las armas de su sección. En los demás puntos, los intentos soviéticos de romper la resistencia española acabaron en completo fracaso, quedando diezmados dos batallones bolcheviques. Ciertamente la División Azul puede estar orgullosa de este primer episodio de grandes combates.
¡Arriba España!
¡Muerte al comunismo!