Revista Infancia

El bebé filosófico: la mente de los niños nos hablan acerca de la verdad, el amor y el sentido de la vida.

Por Jmburson @jmburson
El bebé filosófico: la mente de los niños nos hablan acerca de la verdad, el amor y el sentido de la vida.
¿Qué sucede en la mente de este niño? Alison Gopnik
De nuevo recurrimos a una aportación presentada en TED para analizar el potencial y las capacidades de los nuevos niños. Alison Gopnik es una profesora de psicología de la Universidad de Berkeley que estudia a los bebes.
Alison Gopnik es una autora internacionalmente reconocida en el estudio del aprendizaje y el desarrollo infantil y fue una de las primeras en argumentar que las mentes de los niños podrían ayudarnos a entender las profundas preguntas filosóficas. Es autora de más de 100 artículos de revistas y varios libros, incluyendo "El científico en la cuna" y "el bebé filosófico, lo que las mentes de los niños nos dicen sobre el amor, la verdad y el sentido de la vida".
En este post aportamos la conferencia que da en TED sobre qué sucede en la mente de un niño. Os extracto algunos argumentos de la conferencia, que a mi juicio es sumamente interesante.
Si se hubiera hecho esta pregunta hace 30 años, la mayoría, incluyendo psicólogos, habrían respondido que este niño era irracional, ilógico, egocéntrico y que no podría comprender otros puntos de vista o comprender la relación causa y efecto. En los últimos 20 años la ciencia del desarrollo (infantil) ha invalidado por completo esa idea. Así que ahora, de alguna manera, creemos que el pensamiento de este bebé, es como el pensamiento de los científicos más brillantes.
Les daré un ejemplo. Una de las cosas en las que podría estar pensando este bebé, que podría pasar por su mente, es que estuviera tratando de averiguar lo que está pasando en la mente de otro bebé. Porque, a fin de cuentas, lo más difícil es descifrar lo que otro piensa y siente. Y tal vez, lo más difícil de todo, es darse cuenta de que lo que otros piensan y sienten, no es, precisamente, lo que nosotros pensamos o sentimos. Quien sigue de cerca la política, puede dar fe de lo difícil que es para algunos lograr esto. Nosotros queríamos saber si los bebés y los niños pequeños podían comprender este hecho profundo acerca de los otros. Ahora la pregunta es: ¿cómo podríamos preguntarles? Después de todo, los bebés no pueden hablar, y si preguntan a un niño de tres años qué piensa, se obtiene un hermoso relato monologal acerca de ponis, cumpleaños y cosas de ese estilo. Entonces, ¿cómo preguntarles? .../...
Ahora, la pregunta que se podría hacer es: ¿por qué los niños aprenden tanto? Y ¿cómo pueden aprender tanto en tan poco tiempo? Es decir, después de todo, si se observa superficialmente a los bebés, parecen bastante inútiles. Y en realidad, en muchos aspectos, son más que inútiles, dado que tenemos que invertir mucha energía para tan sólo mantenerlos con vida. Pero si nos remitimos a la evolución para obtener una respuesta a este misterio de por qué dedicamos tanto tiempo al cuidado de bebés inútiles, existe una respuesta. Si observamos a través de las muchas y diversas especies, no solo a nosotros, los primates, sino también otros mamíferos, las aves, incluso los marsupiales, como los canguros y uombats; existe una relación entre la duración de la infancia de una especie y el tamaño de sus cerebros en comparación con sus cuerpos, y cuan inteligentes y flexibles son. .../...
Hay algo acerca de esa larga infancia que parece estar conectada con el conocimiento y el aprendizaje. ¿Qué tipo de explicación tendríamos? Bien, algunos animales, como las gallinas, parecen ser muy aptos para hacer muy bien una sola cosa, Por eso demuestran una gran capacidad para picotear granos en un ambiente. Otras criaturas, como los cuervos, no son muy buenos haciendo algo en particular, sin embargo, son extremadamente capaces de aprender las leyes de ambientes diferentes. Y por supuesto nosotros, los seres humanos, somos el exponente en esta distribución, como los cuervos. En relación al cuerpo, nuestros cerebros son mucho más grandes que el de cualquier otro animal, somos más inteligentes, más flexibles, podemos aprender más; podemos sobrevivir en los ambientes más diversos, migramos para poblar el mundo, e incluso, hemos ido al espacio. Y nuestros bebés y niños dependen de nosotros durante mucho más tiempo en comparación con otras especies. Pero, ¿por qué vemos esta correlación? Una idea sería que esa estrategia de aprendizaje, es una estrategia de supervivencia muy poderosa, pero tiene una gran desventaja. Y esa gran desventaja es que, hasta que se aprende, uno está indefenso. .../...
Entonces, una manera de ver esto sería pensar que los bebés y los niños pequeños son el departamento de investigación y desarrollo de la especie humana. Son los niños celestiales protegidos que solo tienen que explorar, aprender y tener buenas ideas, y nosotros somos la producción y la comercialización. Nosotros tenemos que retomar todas esas ideas que aprendimos de pequeños y ponerlas en práctica. Otra forma de analizar esto, sería en lugar de pensar en bebés y niños como adultos incompletos, los podríamos pensar como seres en una etapa diferente del desarrollo dentro de la especie, —algo similar a las orugas y las mariposas—, con la diferencia de que ellos son las mariposas brillantes que revolotean y exploran el jardín, y nosotros somos las orugas que avanzamos poco a poco hacia nuestra corta adultez.
Si esto es cierto, si los bebés están diseñados para aprender, —y la historia evolutiva muestra que los niños están capacitados para aprender, están preparados para eso—, podríamos suponer que tienen poderosos mecanismos de aprendizaje. De hecho, el cerebro de los bebés parece ser la computadora más poderosa de aprendizaje del planeta. .../... Así, creo que los bebés hacen cálculos complejos de probabilidad condicional que revisan para comprender cómo funciona el mundo.
Ahora, hay dos cosas realmente interesantes al respecto. La primera, y nuevamente, se trata de niños de 4 años. Están aprendiendo a sumar. Pero inconscientemente, están haciendo esos cálculos complejos que les darán una medida de probabilidad condicional. Y otra cosa interesante, es que ellos usan esa evidencia para llegar a una idea, a una hipótesis acerca del mundo, que al comienzo, parece muy poco probable. Y en los estudios que hemos estado haciendo en mi laboratorio, hemos demostrado que los niños de 4 años son mejores que los adultos en averiguar una hipótesis poco probable ante la misma tarea. Así que en estas circunstancias, los niños están usando estadísticas para comprender el mundo. Pero, después de todo, los científicos hacen experimentos y quisimos ver si los niños también los hacen. Cuando los niños experimentan, lo llamamos: “meterse en todo” o bien: “jugar”.
Y han surgido recientemente un montón de estudios interesantes que han demostrado que el juego es, realmente, una especie de programa de investigación experimental. .../... Si ustedes observan cómo juegan los niños, y les piden que les expliquen, lo que realmente hacen es una serie de experimentos. Esto, en realidad, es bastante característico en los niños de 4 años.
Pues bien, ¿qué se siente siendo este tipo de criatura? ¿Qué se siente siendo una de esas brillantes mariposas que puede poner a prueba 5 hipótesis en dos minutos? Bueno, si nos remontamos a psicólogos y filósofos, muchos de ellos afirmaban que los bebés apenas eran conscientes o no lo eran en absoluto. Y yo pienso que es exactamente lo contrario. Creo que los bebés y los niños son más conscientes que nosotros, los adultos. Ahora, esto es lo que sabemos acerca de cómo funciona la conciencia en adultos. La atención y la conciencia de los adultos se parecen a un reflector. Los adultos decidimos si algo es relevante o importante, o no y dirigimos la atención hacia eso. Y la conciencia hacia ese objeto que estamos atendiendo se ilumina y reaviva considerablemente, mientras que el resto de las cosas se apagan; e incluso sabemos cómo el cerebro hace esto.
Cuando prestamos atención, la corteza prefrontal, que es la parte ejecutiva de nuestro cerebro, envía una señal que hace que una pequeña porción de nuestro cerebro sea más flexible, mejor para el aprendizaje, anulando la actividad en el resto del cerebro. Por lo tanto, tenemos una atención muy enfocada, dirigida a un propósito. Si observamos a los bebés y a los niños, vemos algo muy diferente. Yo pienso que los bebés y los niños parece que tuvieran un linterna de la conciencia más que un reflector de la conciencia. Por eso, los bebés y los niños son muy malos para concentrarse en una sola cosa, pero son muy buenos para tomar información de muchas fuentes diferentes a la vez. Y si observan sus cerebros, los verán inundados de neurotransmisores que son muy buenos para inducir el aprendizaje y la plasticidad, mientras que los inhibidores no se ponen aun en funcionamiento. Entonces, cuando decimos que los bebés y los niños pequeños no son buenos prestando atención, es decir, en realidad, son malos en no prestar atención. Por tanto, son malos para ignorar todas las cosas interesantes que los rodean y mirar sólo lo que es importante. Ese es el tipo de atención, de conciencia que podemos esperar, de aquellas mariposas que están diseñadas para aprender.
ALISON GOPNIK
 

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