Revista Diario

El berrinche, ese gran momento

Por Sandra @sandraferrerv
Todos hemos visto alguna vez a un niño absolutamente fuera de sí, tirado en el suelo y gritando cual poseso en una película de terror. Cuando aun no era madre, pensaba, sinceramente, en la ineptitud de los padres como principal causa de semejante estado de histeria. Una vez fui madre y Bebé Gigante me deleitó con su primer escena, tuve que tragarme mis propias palabras o reconocer que era una inepta.
Tras observar y sufrir los berrinches de mi hijo, y desde hace poco de mi hija, he sacado algunas conclusiones.
El origen del berrincheA pesar de no tener muy claro el por qué del berrinche, lo que sí que tengo clarísimo es que no lo hacen para fastidiar a los sufridos padres. Pienso que esos estados de histeria, al menos en mis hijos, tienen unas causas muy claras, y que son similares a las que originan un simple llanto.
Gestión del frustraciónCuando un bebé despierta a la vida aprende y asume muchas cosas pero hay algo que le cuesta de aceptar: no conseguir lo que quiere.
El último berrinche de Bebé Gigante lo causó un triste imán de la nevera que no le quise dar porque era mi libreta de apuntar la compra y sabía que todas sus hojas iban a terminar en el suelo en cuestión de segundos. Tengo tropocientos imanes, me fue pidiendo alguno. Supongo que se confió viendo que le daba todos los que le pedía. Hasta que llegó a la fruta prohibida. Su reacción fue de lo más agradable. Asumir que hay cosas que no pueden conseguir ni tan siquiera llorando es también un signo de maduración y hemos de tener paciencia porque no siempre maduran todo lo rápido que nosotros querríamos. Bebé Gigante cada vez entiende y acepta más cosas pero hay momentos de regresión que no puede controlar sus propias reacciones.
Incapacidad de expresar sus sentimientosCuando un niño es aún muy pequeño puede que haya aprendido palabras concretas referentes a objetos tangibles pero tardan tiempo en saber expresar qué es la tristeza o la alegría. Esa incapacidad también puede ser la causa de un berrinche porque quieren expresar algo y no saben como hacerlo.
El agotamientoCuanto un niño más cansado está más se encuentra en la cuerda floja. Cualquier cosa que digamos o hagamos (como negarle un imán) puede ser un peligroso detonante. La frustación por no conseguir lo que quieren unida a un estado de cansancio puede ser una bomba de relojería.
Controlar y sobrellevar un berrincheEsa es la pregunta del millón. Sobretodo si hay público, controlar un berrinche es lo más horroroso que le puede pasar a un padre o una madre. Sientes las miradas de compasión y/o superioridad (yo era una de esas, no nos vamos a engañar) y después de controlar a tu hijo, mandarías a algún lugar al entretenido público.
No me grites que no te oigoMis primeros berrinches con Bebé Gigante los intentaba solucionar participando en el concurso A ver quién grita más. Siempre ganan ellos, os lo aseguro. A pesar de estar agotados, cansados, exhaustos, tienen más aguante que los adultos. No sirve más que para agotarnos nosotros también.
Dejar que el berrinche siga su cursoA veces pienso que un niño tiene que agotar por sí mismo el ciclo del desquicie. Para ello, yo lo que hago es hacer ver que no le oigo (mi esfuerzo me cuesta) aunque siempre vigilando por el rabillo del ojo que no se haga daño, claro está. A mí me funciona bastante. Pequeña Foquita cuando ve que no sirve de nada el espectáculo se me acerca y me pide un pipo (besito), se me abraza y poco a poco se va calmando. Con Bebé Gigante es un poco más complicado porque ya se la sabe más larga y cuando ve que no le hago caso me persigue y me pega para provocarme y llamar la atención. Hay que tener más paciencia pero si aguanto, el resultado es igual de satisfactorio que con Pequeña Foquita.
Explica, perdonar y olvidarUna vez terminado el fragor de la batalla, en nuestros brazos y tras un besito están más dispuestos a escuchar. Si son pequeños poco van a entender así que con ese momento de tranquilidad ya es suficiente. Pero con tres años largos que tiene Bebé Gigante ya es capaz de darse cuenta que lo que ha hecho está mal. Por eso es importante explicarle que no está bien lo que ha pasado y conseguir la promesa de que no lo va a hacer más. Evidentemente al día siguiente se le ha olvidado pero no hay que desfallecer porque a veces sí que se acuerda y frena el berrinche a tiempo. Sé que un día dejará de hacer ese tipo de espectáculo. Porque incluso los berrinches forman parte de su propia evolución.

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