Hoy estoy desilusionado. Estoy desilusionado tras el debate que vi ayer. Tenía ganas de que comenzase, de ver sobre los auspicios de que partido político estaba organizado el debate, y me sorprendió lo neutral que fue tanto la cadena (TVE ya que A3 es prima-hermana de Intereconomía) como la organización, pese a que en la foto de “familia final”, se viesen caras más sonrientes o más serias con un candidato u otro.
Estoy desilusionado porque no me gusto nada el debate. Nada más comenzar el debate, vi un candidato popular algo “crecido”, y que daba por echo los resultados del 20N, así como atacante al Gobierno actual. Tras la presentación de Rajoy, le tocó el turno a Rubalcaba, un Alfredo nervioso, titubeante, y cuyo monólogo sufrió pausas de 2 y 3 segundos de silencio, que pudieron pasarle grave factura.
Comenzó así el debate de la nación. Las tornas se volvieron, y Rubalcaba se convirtió en el cazador, en el chico de la lección aprendida, y consciente de la situación actual tanto de la sociedad como de su partido y los posibles resultados electorales del 20 N.
Mientras Rajoy miraba una y otra vez sus “apuntes”, y daba clases de estadística innecesaria, Rubalcaba intentaba poner en aprieto al candidato popular, con preguntas como:
- ¿Qué va a pasar con el recurso contra las bodas homosexuales?- Explique en que consiste su reforma laboral.- Hábleme donde va a meter la tijera.
Rubalcaba intentó poner toda la carne en el asador, y por un momento lo consiguió o por lo menos mi cabeza lo pensó, hasta que fui consciente de la realidad, una situación en la que Rubalcaba era el presentador que entrevistaba al futuro Presidente del Gobierno, el cual callaba y cerraba la boca, para no bajar ni un punto la popularidad que los últimos sondeos tanto le han favorecido.
En definitiva, vi como Rubalcaba lo intentó, pero no fue suficiente, y a mi parecer hizo propuestas bastante buenas, pero que han llegado tarde. Esas propuestas como la supresión de las Diputaciones, deberían de haberse realizado en esta última candidatura socialista. Por otro lado, observe a un Rajoy, que no se sabía ni su programa electoral (a diferencia de su rival), un Rajoy que para evitar dar respuestas a preguntas que le incomodaban salía al paso con frases como: “Estimado moderador, lo siento, pero no me deja continuar hablando…” le faltó hombría, y valor, para decir que su gobierno va a ser un gobierno “derogatorio”, cuyo único objeto va a ser deshacer todo lo avanzado o lo poco bueno que ha dejado, sobre todo en materia de igualdad, el gobierno socialista
Por un momento, llegué a pensar en volver a confiar una vez más en el PSOE y sus propuestas, tal vez porque vi a un Rubalcaba algo confiado, aunque nervioso, o tal vez porque asomó mi alma socialista que ellos mismos destruyeron con sus reformas, empezando por la laboral. Pero no, fue solo un momento de debilidad, mi descontento con el PSOE sigue siendo demasiado aún como para volver a confiar en ellos.
En resumen, podemos decir que una vez más volvimos a ver una “pelea de perros por el hueso más grande”, donde el PSOE intentó entrar en razón a sus votantes dubitativos, donde el PP nos presentó el comienzo de su presidencia conservadora y tradicionalista, y donde la democracia participativa y la igualdad electoral no tiene cabida para el resto de partidos minoritarios.
Dani Ruiz