Mientras en otros países el Conejo de Pascua reparte sus correspondientes huevos, en Australia se creó la iniciativa para que el trabajo lo hiciese el Bilbi de Pascua. Así daban a conocer esta criatura local y creaban conciencia sobre su situación.
Todo comenzó en marzo de 1968 con la historia de Rose-Marie Dusting, que por entonces tenía 9 años, "Billy el bilbi de Pascua australiano", que acabó publicando con 20 años. Esta historia atrajo el interés en ayudar a salvar al bilbi o bandicut conejo (Macrotis lagotis), un pequeño marsupial australiano que se vio amenazado con la llegada de colonos europeos a Australia.
En 1991, la "Foundation for Rabbit-Free Australia" apoyó la idea del bilbi de Pascua para crear conciencia del daño que suponían los conejos salvajes así como intentar sustituir esta plaga por fauna local. De esta manera, el primer bilbi de chocolate fue vendido en el Santuario Warrawong, en Adelaida, Australia Meridional. Desde entonces algunas compañías venden bilbis de chocolate, haciendo donaciones para la conservación de la especie. La excepción fue Cadbury, quien recibió críticas por ello.
En 1993, la autora infantil Jeni Bright publicó la historia de "Burra Nimu, el bilbi de Pascua", donde cuenta como un tímido pero valiente bilbi se enfrenta a los conejos y zorros que arruinan la tierra. De 1994 al 2000, la autora Irena Sibley se une a la iniciativa produciendo tres libros sobre el bilbi.
Aunque el Conejo de Pascua sigue siendo popular en Australia, el éxito de la alternativa sirve para evitar el destino del bilbi menor (Macrotis leucura) que se extinguió a mediados del siglo XX.