Uno tras otro, los distintos sondeos vienen, por primera vez, a confirmar el derrumbamiento del bipartidismo. Así ocurrió en la encuesta efectuada a principios de año. Pero no sólo ocurre en el caso de elecciones generales. Ayer, El País publicaba una encuesta sobre la intención de voto en la C.A.M. Y el resultado es todavía más claro que en las de todo el país.
El resultado habla de que de un 78% de votos útiles que obtuvieron los dos grandes partidos (PP y PSOE) en las elecciones hace dos años, hoy la intención de voto les da sólo el 55%, perdiendo 23 puntos en menos de dos años. Obtendrían, entre ambos partidos 84 diputados (24 menos de los que obtuvieron en mayo del 2011).
Mientras, Izquierda Unida pasa de un 9,6% de votos a un 18,9% (el doble), pasando de 13 a 29 diputados, quedándose a un diputado del PSOE, cuando en las elecciones últimas la diferencia fue de 23. UPyD también dobla diputados llegando a 16.
Por lo tanto, la situación ha cambiado notablemente. Hoy el bipartidismo ha perdido su fuerza y en cada sondeo que se realiza baja su fuerza. A pesar de una ley electoral injusta que favorece claramente a los grandes partidos, hoy podemos decir que el bipartidismo está herido de muerte. La pluralidad de la sociedad española refleja que, por mucho que se empeñen los dos grandes partidos –que juegan con ventaja— y los medios de comunicación más importantes, empecinados en invisibilizar a los pequeños partidos, la realidad social se impone.
Izquierda Unida es la formación que más sube acercándose más que nunca al PSOE, y surge una pregunta pertinente: ¿es suficiente dejar que esta tendencia siga en el tiempo para obtener un buen resultado?
Creo que no. A la buena labor que hoy está realizado Izquierda Unida en las instituciones, esta formación debe de implicarse más en la sociedad, en los movimientos sociales. Son muchas las reivindicaciones que comparte IU con muchos movimientos o asociaciones, como el 15-M, la PAH, el Frente Cívico, etc. Pero se debe intensificar la colaboración con estos movimientos para que la base social que defiende un programa común sea más amplia y se pueda construir una alternativa desde la Izquierda. Sólo de esta forma se podrá llegar a resultados similares a los obtenidos por SYRIZA en Grecia, que hoy se ha convertido en una clara alternativa de gobierno, que con casi un 27% de los votos se ha convertido en la segunda fuerza política.
Hay que perseverar y tratar de integrar ese programa común que IU pueda defender en las instituciones. Sin prepotencia, con generosidad, sumando y sin imposiciones dogmáticas. Si pretendemos que IU sea la voz de los más desfavorecidos hay que actuar con determinación y grandeza de miras. Sin ceder en principios fundamentales pero sobrepasando el propio argumentario. Sólo así conseguiremos ganar a este bipartidismo y conseguir cambiar el rumbo de esta política de alternancia tan degradante, tan lejana de la realidad y que nos está haciendo tanto daño.
Salud y República