Revista Libros

El Blogger | La frustración de un artista

Publicado el 10 mayo 2015 por Kai
El Blogger | La frustración de un artista
Cogió tinta y papel; miró con orgullo a la montaña de hojas escritas con tinta china en las que contaba las aventuras de aquél niño, Max, que él mismo había creado. Con la pluma aún en la mano se percató de que le faltaba algo; sí, ese café que nunca puede faltar mientras escribe. Con lo cual, sin pensárselo dos veces, fue a la cocina a prepararse ese capuccino con nata que tanto le gustaba.Al volver a la silla, tomó un trago de la taza, sujetó la pluma e intento pensar cómo continuar el relato. Pero las ideas no venían, o como el decía: "se habían ido de vacaciones". La frustración del artista, la inspiración llega en el momento más inoportuno e inesperado de todos, cuando estás ocupado esa idea viene a tu cabeza y hay veces en las que no sabes ni dónde apuntarlas, puesto que no hay esa pluma a mano.
Cogió su pincel, se colocó ante el lienzo y lo miró con mirada desafiante. Al pequeño pintor (ya no tan pequeño) le encantaba acariciarse su extensa barba mientras pensaba qué dibujar esta vez. Vio aquél cuadro colgado en la pared que había pintado años atrás. "Si pude hacerlo antes, puedo ahora"-se decía.Es curioso pues, siempre que se decía eso acababa por abandonar y decidir que era mejor hacerlo otro día. Entonces fue cuando al artista se le vino a la cabeza la palabra "frustración" que ese escritor le había descrito meses atrás. ¿Quizás esté experimentando esa frustración del artista y que esa sea la razón de que no sepa continuar con mi obra?
Las paradojas inundaban el pensamiento del músico. Aquél pequeño soñador que había encontrado su laúd abandonado en la calle y que ahora cuidaba como oro en paño.Le encantaban los problemas, lo complicado. ¡Atrás las cosas sencillas! ¡Yo quiero algo difícil que me haga pensar y que cuando no sepa resolverlo y me frustre vuelve a tocar las cuerdas de mi pequeño amor llamado laúd con lo primero que sepa improvisar! Curiosamente le había puesto un nombre a su instrumento. "Sally"-lo llamaba. Cuando acariciaba las cuerdas de Sally con entusiasmo, mientras daba pequeñas zancadas y su cabello oscuro y rizado se alborotaba más, sabía que lo que estaba haciendo en ese momento le hacía sentir eso llamado "felicidad".

Volver a la Portada de Logo Paperblog