Hace unos días, en alusión a Wyoming y al trato que la supuesta izquierda televisiva da a Cuba, Venezuela, etc., dije en una conversación que La Sexta (cabe destacar que su dueño es el mismo que el de La Razón del señor Marhuenda) y la inmensa mayoría de medios denominados "de izquierdas" en nuestro país, así como los periodistas y comunicadores que trabajan para ellos, no son sino parte de una disidencia controlada. Vías de este tipo son creadas o compradas por la derecha para facilitar a la población, cuyo descontento crece y se acumula como en una olla a vapor, una válvula de escape que conciban como alternativa real cuando de facto no lo es. Es fácil, se tolera crítica hasta cierto punto: En materia de corrupción por ejemplo, a título personal; de la Infanta, de Urdangarín, de los banqueros... Pero nunca a los fundamentos de un sistema que posibilita esa corrupción. Si controlas a los tuyos y y también a la oposición cercenándola, realmente nunca tendrás oposición. Hoy queda de nuevo meridianamente claro.
Sólo me queda decir otra cosa. Señores y señoras, eso que tienen en sus estanterías se denomina libro, no estaría mal que lo recordaran. Y no, no me refiero al volumen de porno para madres y para beatas que tanto ha vendido, no sé si eso puede considerarse como tal, pero bueno, es igual. El caso es que si realmente desean informarse, tendrán ustedes más posibilidades en la red y en los libros que en la televisión. Comiencen a apagarla, y se encenderá su espíritu crítico.
