Guías turísticas sobre España.
A este país (hoy España) le hace falta un meneo, una buena selección de personal o un ERE para directivos como dios manda. En los colegios, antes te partían un labio de un sopapo, ahora te ponen un parte, una nota al dorso. Yo soy más partidario de la pedagogía que del boxeo, pero hay que reconocer que la disciplina se ha resentido. Ya no se lleva ser honrado, ni siquiera un caradura, que es una palabra de otros tiempos, como de Arturo Fernández. “Enseñar a un sinvergüenza” estuvo en cartel 16 años con Pepe Rubio al frente de un selecto elenco de actores, como se decía entonces. Lo sé de oídas y por la Wikipedia, que apenas tenía un año cuando se estreno. Hoy se lleva ser un chorizo, un defraudador, un ladrón. Se lleva pedir la baja en el partido y que se refieran a ti como a “una persona que ya hace tiempo que ya no forma parte de esta organización”. La comedia bufa y el melodrama como géneros preferidos.
Antes la gente iba al teatro. Incluso mi generación, que pasaba de todo, se acercó a las salas para ver “Muerte accidental de un anarquista”, de Darío Fo, y aquella “Yerma” de Lorca con montaje de Salvador Távora. Y mientras nos entreteníamos pensando en que llegamos tarde a la revolución del 68, otros ya maquinaban cómo robarnos la cartera.
Veo a Cándido Méndez en la tele, pidiendo que se depuren responsabilidades en lo suyo y lo veo desmejorado. A mí siempre me ha recordado a ese personaje de El señor de los anillos que se llama Gimli y es un enano barbudo que porta un hacha. Pero esto no lo sabe casi nadie, lo de su nombre, digo, como tampoco estaba nadie al tanto de la compra de los maletines mandados copiar a un chino. Cuenta Buenafuente que en la UGT han sido coherentes y para pagar unos bolsos falsos se inventaron una factura falsa.
En el municipio coruñés fusionado de Oza-Cesuras, el alcalde se ha subido el sueldo un 257% y trata de explicarlo ante las cámaras. Yo creo que se lo cree. González Cacheiro, que es el beneficiario, lo justifica. Es peor de lo que pensaba. Se esmera, pero no le sale bien. Que si la productividad, que si más trabajo, que si 5.000 habitantes son el doble que 2.500…
La pasada primavera, pude disfrutar de un fin de semana en Monflanquin, un pequeño pueblo francés del departamento de Lot y Garona. Me alojé en una casa rural de un matrimonio holandés muy simpático. En su biblioteca había de todo y en todos los idiomas. Un repaso a las guías sobre España bastaba para salir a la calle un poco avergonzado. Adjunto las imágenes de las portadas para evitarme más comentarios. Así somos, así nos ven.