Revista Fotografía
Adornado por la virtud de la concordia, camina sobre las turbulentas
aguas políticas sin perder su beatífica sonrisa.
Cuando sus enemigos le atribuyen el milagro de la multiplicación
de los pisos y los áticos, el santo varón hace gala de su fortaleza
juzgándolos con templanza.
Su nombre es Jose, pero le llaman PP.
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 17 abril a las 17:20
Pero vamos a ver. A mí personalmente y creo que al resto de ciudadanos, me parece muy bien que cada cual disponga del patrimonio que le salga de las narices, aun siendo excesivo, siempre y cuando lo haya obtenido de forma lícita porque sus circunstancias personales o profesionales se lo permitan. Ahora bien, al tratarse de un político que, para más 'inri', siempre ha hecho alarde de su honestidad y, si bien es cierto, y mientras no se demuestre lo contrario, que no se le está acusando de acto irregular alguno, como el caso Gürtel, sino que la alarma social se ha producido mediática y verbalmente en corrillos ciudadanos, lo que le pedimos es que nos informe públicamente de la procedencia del dinero invertido en sus propiedades y del 'modus operandi' en sus actividades privadas. Eso es todo. Y, ello, en función del mosqueo al que somos propensos los ciudadanos cuando del patrimonio de los políticos se trata. Otra cosa es la imagen que proyecta esta clase de políticos de alejamiento de la realidad, como la crisis que padece la sociedad y que a ellos no les afecta, lo cual, éticamente, no dice mucho a su favor.