Los azotes de la crisis en la Delegación de Empleo del
Ayuntamiento de Sevilla continúan haciendo estragos. Al área que dirige el
concejal Gregorio Serrano López todo se le está convirtiendo en
pulgas.
Ayer fueron los trabajadores pertenecientes a la unidades de
servicios sociales y de empleo quienes instalaban
una acampada en Plaza Nueva, a las mismas puertas del Consistorio, en
protesta por la reducción de plantillas y por los recortes que vienen sufriendo
y que afectarán a un elevado número de ciudadanos de los barrios más marginados
de la ciudad.
Y hoy nos hemos desayunado con que la
concesión del bonobús solidario, que se expide para personas en paro o con
escasos recursos al objeto de facilitarles la búsqueda de empleo, se
ha suspendido hasta nueva orden.
La excusa que esgrimen desde el
ayuntamiento es que se
ha agotado el la partida consignada al efecto en los presupuestos de este
año. Algo tan lógico, como también previsible, dada la situación que estamos
padeciendo con respecto al empleo desde que comenzó la crisis.
El Alcalde, Juan Ignacio Zoido, también
ha argüido como sustento de la decisión tomada el alto nivel de fraude
detectado en el uso de dicho título de viaje. “No
hemos podido controlar el fraude con el bonobús solidario”, ha admitido.
Sin cuestionar esta afirmación, porque
es cierto que se produce fraude en el uso de la tarjeta de la controversia,
conviene poner las cosas en su justo término. Tussam
detecta del orden de 60 a 70 usos fraudulentos mensuales del bonobús, es decir,
que suponen la apertura de expediente por medio de la Asesoría Jurídica de la
empresa de cara a tomar algún tipo de medida disciplinaria. Teniendo en cuenta
que el número de tarjetas en uso son alrededor de 12.000, esto significa que el
fraude estaría en torno al 1%.
También es justo reconocer que si los
sistemas de control de la empresa fueran todo lo rigurosos que cabría esperar
de ellos, dicha cifra podría alcanzar las 500 incidencias mensuales, con lo
que, aún así, supondría un 4% de las tarjetas en uso. O lo que es lo mismo, que
el 96% de los usuarios de dicho título lo estaría utilizando completamente
dentro de la legalidad.
El Ayuntamiento ha aducido que el 95%
de los fraudes detectados por la empresa se producen con este título de viaje y
que el 90% de los que aportan datos falsos para conseguirlo llevan más de un
año utilizándolo. Es una clara referencia al equipo de gobierno anterior. Pero
desde que Zoido ganó las elecciones, la responsabilidad de la expedición del
título y de su control es en exclusiva del equipo actual de gobierno y no se ha
hecho nada para revertir tal situación.
Es cierto que hay fraude con el bonobús
solidario, como lo es que también lo hay, y bastante, en el uso del
Metrocentro, la línea estrella de Tussam. Y parece evidente que es necesario
revisar a conciencia los requisitos necesarios para su concesión así como sus
normas de uso. Pero esto no puede servir como excusa para justificar la
desaparición de un título de viaje diseñado especialmente para quienes peor lo
están pasando en una ciudad que está tan azotada por el paro como para contar
en sus filas con 250.000 de sus ciudadanos, uno de cada tres.