Este sábado, como no estábamos apenas cansados de trabajar, sómos jóvenes y no necesitamos descansar, madrugamos para subir al boquerón, el cráter del volcán de San Salvador. El típico lugar cercano a la ciudad al que puedes ir siempre que quieras, pero lo vas dejando y nunca subes...
El lugar está bonito, tiene buenas vistas y se mira toda la ciudad, sin embargo, llama la atención que solo una pequeña parte de la vegetación del cráter está protegida. Todo el resto tiene dueño y no es el estado. Intentamos dar la vuelta a todo el perímetro, pero nos cansamos porque pegaba mucho el sol y la vegetación era todo el rato la misma; tampoco es una cosa del otro mundo para hacer una marcha. Finalmente nos volvimos a mitad de camino.
No llegué a probarlas, pero recomendaría a cualquiera que subiera hasta allí que probase las moras y frambuesas que venden los pobladores de los alrededores.