Un barco ballenero norteamericano encalló en las costas venezolanas. En vez de ballenas el estadounidense Henry Hopkins encontró el amor en una dama de origen español. Su hijo, el general Henrique Hopkins Lopez de Arjona intervino en la revolución legalista acaudillada por el general Joaquin Crespo y participó en la revolución libertadora además de otras contiendas.
Las cadenas de ADN nos llevan hasta el bosque sagrado donde el Sr. William Marcano se encuentra con sus ancestros, tanto norteamericanos y españoles como con su abuelo indio.
El Che o duende merideño y los seres del bosque, seguramente se confabularon para inspirar al Señor William, por y para el espíritu y en armonía primordial con el universo en la fabulosa talla de rostros que ocupan el Bosque Sagrado.
Respetando las estaciones y el fluir de la savia de los árboles, la corteza se brinda como un lienzo para el tránsito de rostros de carácter antropológico y otros entes que buscan manifestarse en el corazón de los árboles que los acogen. Es así como las manos del Señor William van creando imágenes que parecen mirarnos (¿o nos miran?) durante el místico paseo al Bosque Sagrado en las montañas del Valle, vía La Culata, en el Estado Mérida de Venezuela..
El Sr. William nos conduce en el trayecto a través del bosque. Tiene que alzar su voz para hacerse oír, pues la corriente del río Mucujún, hace cantar las piedras y se quiere adueñar de sus palabras. Durante el recorrido la India Caribay, la India Caru, el Indio Tamanaco, el Indio Guaicaipuro, el Indio Murachi, el Negro Primero y el Negro Felipe con sus rostros tallados en la madera, nos saludan. Allí se reúnen más de 26 tallas de personajes de historia, mitos y leyendas.
Este escultor que estudió una licenciatura en historia en la Universidad de los Andes, procedente de Anzoátegui, decidió quedarse en Mérida cautivado por la belleza de sus paisajes y la amabilidad de su gente. Allí conoció a Mireya junto a la cual habita en una preciosa casa adyacente al bosque sagrado.
Nos llevó a este lugar encantado, el joven Diego Ríos, de la Escuela de medios audiovisuales de la Universidad de Los Andes, quien trabaja en un proyecto para el taller de realización IV que se trata de un documental llamado “Bosque sagrado” con la asistencia de Legnar Hernández.
La señora Mireya nos recibe sonriente. En sendos árboles, tallas de animales protectores como el búho y el águila se sitúan al frente de su hogar que también abre sus puertas para huéspedes. Dos jóvenes hacen yoga en un claro del bosque frente al río bajo la figura de Siddharta (Buda Gautama). La Ninfa protectora del río parece unirse al ritual y Dagda, el dios Celta parece posar para nuestros celulares que tratan inútilmente de captar la magnitud y energía increíble del lugar.
El Sr. William a través de la diégesis, como mitógrafo que es, va saludando y nos va presentando a los momoyes, duendes y al ches, a los que ha “retratado” con su cincel.
Nos explica sobre su preocupación por no hacer daño a los árboles. Realiza sus obras pidiendo permiso a la naturaleza y sólo en cuarto menguante puesto que durante esa fase lunar la savia se concentra en las raíces. Periódicamente limpia sus tallas con canela, aceite y otras sustancias naturales como por ejemplo el onoto. El árbol intervenido va creando una especie de marco alrededor de la imagen que se denomina labio cicatricial pues el árbol tiende a ir recubriendo el espacio intervenido.
Los robles, pinos, ceiba, caobas y coloraditos, adquieren una identidad y logran una conexión directa con su energía, apunta el Sr. William. Cuando le preguntamos sobre su proceso creador, afirma que la mayoría de las veces sueña con las figuras a crear. Otras sin embargo son elaboradas sobre la marcha y dice sentirse acompañado e inspirado durante la realización de la obra por invisibles seres del bosque que guían su talento.
El Bosque Sagrado es un lugar con magia que abre un espacio dentro del bosque para la exploración y la meditación. Une lo divino y lo terrestre. Los mitos y las realidades se mezclan en los torsos de los árboles comunicándose con nuestro ser profundo.
Aguardaremos con ansias el documental de Diego Ríos y Legnar Hernández, mientras esperamos regresar a esa especie de dimensión mística que representa el Bosque Sagrado.