Yo no se si en todo España sea igual, pero en el entorno en que yo me movía sí lo era (y sigue siendo). La hora del desayuno estaba justo después de levantarnos, y habitualmente consiste en un café con leche o un colacao, acompañado por unas galletas o en el mejor de los casos un poco de pan duro de unos días atrás echado en la taza. Algunos llegaban al extremo de comerse un tazón de confleis, pero ya con eso aguantas sin problemas hasta la hora de comer al mediodía. Tal vez el sábado o domingo que sales a dar una vuelta al monte, te llevas de almuercico un bocata chorizo o tortilla patatas para media mañana, pero hasta ahí.
En México sin embargo, la costumbre de lo que me ha tocado ver para desayunar es totalmente distinto. La mayoría de la gente se levanta, se acerca a la cocina y se prepara un par de huevos fritos o revueltos con chorizo, jamón, queso, frijoles o con el ingrediente que se te ocurra. Otros asaltan el frigorífico en busca de las sobras del día anterior, que puede ser unos tacos de carne o algo similar.
Pero por otro lado conozco gente que se levanta y sin echarse ni un vaso de agua al estómago salen a la calle, y ya luego a media mañana se van a comer unos tacos al carrito mas cercano que encuentren. Estas personas suelen decir que salieron de casa con dos yemas y un jugo, dos yemas porque la parienta les chasqueó los dedos para que salgan a trabajar, y un jugo gástrico por el hambre que tienen.
En las oficinas, en los talleres o en las obras, es común que la gente llegue a su lugar de trabajo, marquen su tarjeta de que ya llegaron, saquen un par de pendientes que quedaron del día anterior para dejar en claro que la jornada laboral ya inició, para unos minutos o media hora después juntarse con los colegas de currelo para zamparse su desayuno. Este desayuno suele tomarse en el mismo escritorio o zona de trabajo, en el caso de las oficinas apartas los papeles para no mancharlos, los obreretes quitan los destornilladores para evitar que la grasa caiga a la comida, y en Pelotillas Ombligueras retiran el algodón para no contaminarlo y que luego terminemos con las pelotillas llenas de grasa.
El fin de semana, particularmente los domingos, el desayuno es algo especial, este tiene que ayudar a mitigar la resaca por la borrachera espectacular de la noche anterior, así que lo habitual es que ese desayuno tenga un alto contenido en proteínas G y CH, es decir, Grasa y CHile hasta decir ya no. El platillo mas habitual para el desayuno suele ser el "menudo", que no es otra cosa que el estómago e intestinos de la vaca, es decir, como una especie de callos a la madrileña pero con mucho caldo, un huevo de aceite, y chile como para que se considere que lo de los dragones no sólo no era leyenda, sino que todavía existen.
En el norte del país, particularmente en Monterrey, el fin de semana es muy típico el desayunar la "barbacoa", que nada tiene que ver con las parrilladas que se ven en las películas gringas en el jardín de casa. La barbacoa de esta parte del país esta compuesta mayormente por la lengua o la "cara" de la vaca. Estas partes del cuerpo van cocidas, bien sea en agua o hay quien las prepara en "pozo" es decir, la entierran en el suelo (con las debidas condiciones de protección para que no se llene de tierra) y le ponen el calor desde arriba para que se cueza. Este platillo también cuenta con importantes cantidades de proteína G, se le puede agregar tanta proteína CH como se quiera. Eso sí, lo que no debe faltar en un desayuno como dios manda es una enorme cocacola o pesicola, claro que dietética, para guardar las proporciones.