Revista Diario

El Budismo en Occidente: La Integración del Budismo en la Sociedad Occidental Una conferencia de Sangharákshita dado en Berlín en 1992

Por Mira! @jorge_monedero

ElBudismoenOCCidente

«La Integración del Budismo en la Sociedad Occidental» es un tema bastante amplio. Tan solo el tema del budismo abarca un área muy extensa y sería difícil hablar de la integración del budismo en la sociedad occidental, o en cualquier otra cultura, sin explicar primero lo que se entiende con el término budismo. ¿Es el budismo una religión, una filosofía o un sistema ético? ¿Es acaso algo para lo que en la actualidad no existe un término en ninguna lengua occidental? ¿Es independiente el budismo de las diversas culturas budistas orientales en las que se ha manifestado a través de la historia, pudiendo distinguírsele y separársele de éstas? ¿Para ser budistas tenemos que transformarnos en tibetanos, japoneses, tailandeses, etcétera, de acuerdo con la forma sectaria particular del budismo que deseamos adoptar?

Además tenemos el tema de la sociedad occidental: ese también es un tema amplio. La sociedad es «un sistema de organizaciones humanas que generan patrones culturales distintivos e instituciones específicas, que generalmente proporcionan seguridad, continuidad y una identidad nacional para sus miembros». Como tal, la sociedad cuenta con diversas dimensiones: política, legal, económica y cultural, y si fuésemos a hablar de la integración del budismo en la sociedad occidental tendríamos que explorar dicha integración dentro de cada una de esas dimensiones. Finalmente, está el tema de la integración, que a pesar de ser menos amplio, es un tema extenso. ¿Al hablar de la integración del budismo en la sociedad occidental, acaso nos estamos refiriendo a su incorporación concreta dentro de esa sociedad, sin haber cambiado y sin haber producido ningún cambio en esa sociedad? ¿o nos estamos refiriendo a su difusión a través de dicha sociedad?

En efecto, el tema de la integración del budismo en de la sociedad occidental es un tema bastante amplio. Este es el tema que los organizadores me pidieron que explorara, dándome un espacio de 45 a 50 minutos para hacerlo. No sé si infravaloraron las dimensiones del tema o si confiaron demasiado en mi habilidad para tratarlo en este espacio. Yo prefería pensar que es lo segundo; si es así tendré que decepcionarlos y pedirles que me disculpen. No soy capaz de explorar el tema de «La integración del budismo en la sociedad occidental» de una forma sistemática en el espacio de 45 ó 50 minutos; por lo tanto tendré que tratarlo de una forma poco sistemática y un tanto subjetiva. Lo trataré contándoles la historia de mi propia interacción con la sociedad occidental después de haber pasado veinte años en Oriente, y espero que con esto esclareceré el amplio tema de «La integración del budismo en la sociedad occidental».

En 1944, unos días antes de cumplir los 19 años me fui de Inglaterra. Por aquel entonces ya era budista; descubrí el budismo cuando tenía 16 ó 17 años, dándome cuenta que lo era y que siempre lo había sido. En 1943, al cuarto año de la guerra, me reclutaron en el ejército, a pesar de que había pasado gran parte de mi infancia enfermo en cama. Un año más tarde me mandaron a la India, la tierra del Buda. De allí me mandaron a Ceilán (Sri Lanka) y a Singapur. En 1947, una vez que había terminado la guerra dejé el ejército y pasé dos años en el sur de la India como asceta independiente. Al final de ese periodo recibí la ordenación inferior como monje budista y al año siguiente, en 1950, recibí la ordenación superior. Durante diecisiete años, de 1947 a 1964, estudié con maestros budistas hindúes, tibetanos y chinos, medité, escribí y di conferencias acerca del Dharma; todo el tiempo que permanecí en la India llevé la vida simple del monje budista, y parecía estar volviéndome cada vez más hindú.

En 1964 ocurrió un cambió dramático. Ese año regresé a Inglaterra, creyendo que sería una estancia corta, pero duró dos años; en 1967 visité a mis maestros y discípulos en la India despidiéndome de ellos, regresé a Inglaterra y empecé un movimiento budista: los Amigos de la Orden Budista Occidental (AOBO). Entonces, después de haber pasado veinte años en Oriente, y después de haber sido monje por diecisiete, me encontré de nuevo interactuando con la sociedad occidental. Esa sociedad me pareció bastante extraña y de hecho me lo sigue pareciendo de algún modo. Me parecía extraña por dos razones principales: en primer lugar había llevado el estilo de vida simple de monje budista, además dentro del contexto de una sociedad con una cultura tradicional, mientras que la sociedad occidental no poseía una cultura tradicional en absoluto. En segundo lugar, en los veinte años que pasé fuera, la sociedad occidental había cambiado mucho, por lo menos la sociedad inglesa. La austeridad del tiempo de guerra había sido reemplazada por la prosperidad de la posguerra. Se veían más coches por las calles, más teléfonos, frigoríficos y lavadoras en los hogares. Surgieron las lavanderías y los supermercados ?que yo no conocía? además de la televisión, con enormes antenas sobre los techos las casas. Asimismo habían cambiado las costumbres y la moral; la gente hablaba, se vestía y se comportaba de una forma diferente ?algunas veces de un modo que se hubiera considerado un poco atrevido antes de la guerra.

Esta era la sociedad en la que me encontraba, esta era la sociedad en la que, después de veinte anos en Oriente, trataba de integrar el budismo.

Mi punto de intervención inicial con dicha sociedad fue al través de la meditación. Podríamos decir que la Mente empezó a entrar en contacto con la mente individual. Unas semanas después de mi regreso empecé a dar clases semanales de meditación en la habitación de un sótano en el centro de Londres, cerca de Trafalgar Square. Más tarde comparé esa habitación con las catacumbas, en las que se refugiaron los cristianos de sus perseguidores en un principio y en donde desarrollaron su doctrina. En las clases enseñaba dos métodos de meditación: la anapana?sati o «seguimiento de la respiración» y la metta?bhavana o «desarrollo del amor universal» (métodos que continuamos enseñando en el AOBO), y al poco tiempo la gente que participaba en las clases empezó a experimentar sus beneficios. Su mente adquirió mayor calma, se volvió más clara y empezó a sentirse más feliz. Esto era de esperar; se puede definir la meditación, al menos de un modo provisional, como la elevación del nivel de conciencia: se trabaja directamente con la mente y se transforman los estados mentales nocivos en estados mentales positivos. La meditación implica cambio, cambio para mejorar nuestra mente, corazón o conciencia. Por lo tanto la integración del budismo en la sociedad occidental implica, para empezar, la elevación del nivel de conciencia en, por lo menos, algunas de las personas que la componen. Los dos métodos de meditación que he mencionado son capaces de elevar el nivel de conciencia tan solo temporalmente. Además existen otros métodos, que también se enseñan en el AOBO, que son capaces de elevarla permanentemente o que son capaces de transformar los estados mentales nocivos en estados mentales positivos, que, al estar impregnados de «visión clara», nunca serán reemplazados por estados mentales nocivos.

A los pocos meses de estar conduciendo clases de meditación, el AOBO organizó su primer retiro. Unas quince o veinte personas pasamos una semana juntos en una casa muy grande en el campo, a unos setenta kilómetros de Londres. Pasamos parte del tiempo meditando, realizando prácticas devocionales y debates. Algunas personas habían asistido porque querían profundizar su experiencia de meditación, lo que lograron en mayor o menor grado. Además, todos los que participaron en el retiro, sin excepción, descubrieron que el simple hecho de estar lejos de la ciudad, lejos de su trabajo y de su familia, en compañía de otros budistas y sin nada en que pensar más que en el Dharma, era suficiente para elevar su nivel de conciencia de un modo sustancial. Este fue otro punto de interacción: El nivel de conciencia de la gente que compone la sociedad occidental no solamente puede elevarse por medio de la meditación, o trabajando directamente con la mente, sino además puede elevarse cambiando las condiciones en las que vive; puede elevarse cambiando el medio social. Puede elevarse, por lo menos hasta cierto grado, cambiando la sociedad. La integración del budismo en la sociedad occidental por lo tanto implica el cambiar la sociedad occidental. Dado que las condiciones externas afectan nuestro nivel de conciencia, no es suficiente trabajar directamente con la mente a través de la meditación, ya que, no es posible aislarla de la sociedad, o ignorar las condiciones en las que vivimos. Tenemos que cambiar la sociedad occidental y tenemos que hacerlo de tal manera que sea más fácil seguir formas de vida dedicadas al Dharma dentro de la sociedad occidental. Con el objeto de cambiar la sociedad occidental será necesario crear instituciones occidentales budistas y formas de vida budistas de tipo occidental. Más adelante diré algo acerca de estas instituciones.

Al principio daba conferencias bajo los auspicios del AOBO y además recibía invitaciones por parte de algunas universidades y otras instituciones para hablar del budismo. En las conferencias que daba, intentaba comunicar las ideas o conceptos fundamentales del budismo de una manera inteligible para la audiencia occidental y que asimismo fuera fiel al espíritu, e incluso, a la letra de la tradición budista. Este fue otro punto de interacción con la sociedad, en esta ocasión de un carácter más intelectual. La integración del budismo en la sociedad occidental, implica la introducción de ideas budistas en el discurso intelectual de occidente. Aquí no me refiero, a los refinamientos doctrinales del Abhidharma, o a las sutilezas filosóficas de las escuelas Madhyamica y Yogachara, aunque éstas atraigan hoy en día a los filósofos y teólogos occidentales. Estoy hablando de ideas tan fundamentales que los mismos budistas con frecuencia dan por sentadas, sin darse cuenta de su pleno significado. Como por ejemplo, la idea de que una religión no sostiene la creencia en un Dios creador y regulador del universo, siendo posible para nosotros llevar una vida ética y espiritual y pudiendo elevar nuestro nivel de conciencia sin tener que invocar la ayuda de un poder externo sobrenatural. Si vamos a integrar ideas budistas fundamentales de este tipo en la sociedad occidental ?que han sorprendido a aquellos que las desconocían con la fuerza de una revelación- tendremos que enseñárselas a todas las personas europeas y americanas con un nivel de educación alto. Además tendremos que establecer, siempre que sea posible, las conexiones entre las ideas budistas y los conceptos de origen occidental, como lo he hecho al relacionar el concepto occidental de la evolución con la idea budista de la condicionalidad, mundana y transcendental. Tendremos que ser capaces de reconocer la naturaleza budica de algunos descubrimientos logrados en el occidente por filósofos, poetas, novelistas y dramaturgos. Goethe, por ejemplo, tiene algunos comentarios interesantes acerca de la auto-educación y la auto-transformación, temas que son centrales en el budismo. El puente entre Oriente y Occidente debe construirse por ambos lados.

Si regresamos al tema de las instituciones budistas de Occidente, vemos que si queremos cambiar, la sociedad occidental e integrar el budismo en ella, debemos crear dichas instituciones. Después de varios retiros algunas de las personas que habían participado en ellos empezaron a sentir que querían prolongar este tipo de experiencia. A pesar de que algunas no podían trasladarse a vivir en el campo, o dejar su trabajo (aunque algunas así lo hicieron), sabían que querían vivir con otros budistas, tener más tiempo para reflexionar sobre el Dharma y, claro está, querían tener más tiempo para practicarlo. De este modo surgieron lo que llamamos comunidades espirituales residenciales. Los miembros de estas comunidades no solo vivían bajo el mismo techo sino que realizaban una serie de actividades juntos: meditaban cada mañana, comían, estudiaban el Dharma, se motivaban unos a otros y contribuían al mantenimiento de la comunidad. Eso ocurrió hace más de veinte años; hoy en día el AOBO cuenta con ?un número de comunidades residenciales en diferentes países del mundo. Dichas comunidades son de diversos tipos: algunas son bastante pequeñas (cuatro o cinco personas), mientras que otras son relativamente grandes (de hasta treinta personas). La mayoría de ellas se encuentran, en la ciudad, aunque hay algunas que están situadas en áreas rurales. Algunos miembros de la comunidad tienen trabajos fuera del movimiento, en tanto que otros trabajan dentro del AOBO. El tipo de comunidad que ha dado mejor resultado, y quizás la comunidad espiritual más típica del AOBO, es la comunidad con personas de un solo sexo, ya sea comunidad de hombres o de mujeres. Las comunidades mixtas, incluyendo las que contenían familias, no han funcionado muy bien ni han durado mucho tiempo. Algunas comunidades de mujeres están compuestas de madres con hijos, lo que parece estar, dando resultado. Las personas casadas, con novio o novia tienden a vivir en comunidades separadas de hombres o mujeres. De esta manera hemos cambiado la sociedad occidental, creando instituciones budistas occidentales, en este caso la, institución de la comunidad espiritual, que hasta cierto punto está reemplazando la institución de la familia nuclear. La comunidad residencial que he descrito no es una institución budista que proviene de Oriente. En la mayoría de los países budistas de Oriente la sociedad está dividida en dos grupos mutuamente exclusivos: el sector monástico y el laico, que es el más grande de los dos. El AOBO no es un movimiento monástico ni laico, y sus comunidades no son comunidades monásticas ni laicas, aunque algunos de sus miembros sean célibes. Diré algo más con relación a este aspecto al final de la conferencia.

Otra institución budista occidental es la de los negocios de subsistencia ética por equipos, en los que el punto de interacción con la sociedad de Occidente es el económico. Algunas de las personas que vivían juntas en las comunidades espirituales y que tenían trabajos fuera del AOBO empezaron a sentir que preferían trabajar juntos. En algunos casos, esto se debía a que los empleos que tenían no eran lo suficientemente éticos y el budismo le da mucha importancia a la «forma de subsistencia correcta»: el quinto paso del Noble Sendero óctuple del Buda. En otros casos era debido a que no querían pasar su periodo laboral en compañía de gente que se mostraba indiferente u hostil hacia el budismo, o que simplemente mostraba un comportamiento ofensivo. De este modo surgió el primero de lo que llamamos «negocio de subsistencia ética por equipos del AOBO». Estaba basado en un equipo de varios budistas trabajando juntos en un estilo parecido al de una cooperativa y era de subsistencia ética porque operaba basándose en los principios éticos budistas. Además hubo otro factor en esa génesis: en 1975 el AOBO se embarcó en la creación de «Sukhavati» en el este de Londres que actualmente es el segundo centró urbano más grande con el que contamos. Necesitábamos grandes cantidades de dinero para realizar este proyecto; en lugar de solicitar donaciones a grandes grupos budistas de Oriente, como lo hubieran hecho muchos, el AOBO reunió el dinero por sí mismo y en parte estableciendo negocios de subsistencia ética por equipos, que donaban sus ganancias a «Sukhavati». De esta manera dichos negocios estaban cumpliendo cuatro funciones:

(1) les proporcionaban dinero a sus trabajadores para su manutención,
(2) les brindaban la oportunidad a los budistas de trabajar juntos,
(3) estaban organizados basándose en los principios éticos budistas y
(4) financiaban algunas actividades budistas.

A través de los años el AOBO ha establecido una serie de negocios de este tipo, aunque no todos han logrado sobrevivir; las instituciones económicas existentes en el mundo moderno son inmensamente poderosas y la integración del budismo a la vida económica de la sociedad occidental es por lo tanto una tarea enormemente difícil. En los inicios del AOBO me hicieron una entrevista acerca del budismo para la TV en la que yo iba caminando por las calles donde se encuentran los centros financieros más poderosos de Londres. Al ir señalando el Banco de Inglaterra y la Bolsa comentaba que ellos representaban un gran reto con relación a lo que estábamos tratando de hacer. No obstante, algunos de nuestros negocios de subsistencia ética por equipos han logrado resultados bastante satisfactorios. Uno de ellos actualmente emplea a más de sesenta personas y tiene un volumen de ventas al año de 2 millones de libras (alrededor de 400 millones de pesetas). [1]

Ahora podemos empezar a ver lo que implica la integración del budismo en la sociedad occidental. Tenemos, lo que podemos denominar, la integración psicológica, que consiste en la elevación del nivel de conciencia en, por lo menos, algunas de las personas que componen la sociedad. Se eleva el nivel de conciencia por medio de la meditación, trabajando directamente con la mente, o por medio de otros medios indirectos como el hatha yoga y el tai chi chuan. Dado que el nivel de conciencia se ve afectado por las condiciones en las que vivimos, tenemos que cambiar esas condiciones, tenemos que cambiar la sociedad occidental y con el objeto de cambiar la sociedad occidental, tenemos que crear instituciones budistas en Occidente. Tenemos que crear, por ejemplo, las comunidades residenciales, representando la integración del budismo en la sociedad occidental en un sentido más limitado, así como los negocios de subsistencia ética por equipos, representando la integración del budismo en, la vida económica de la sociedad occidental. Tendremos que integrar el budismo en la sociedad occidental en un nivel intelectual, también introduciendo sus ideas fundamentales en el discurso intelectual de Occidente, de una forma que les resulte familiar a los americanos y europeos con un nivel de, educación superior. A menos que hagamos estas cosas, y otras tantas del mismo tipo, no podremos integrar el budismo en la sociedad occidental y lo que digamos acerca de tal integración quedará en el aire. He hablado de la integración intelectual, económica, social y psicológica del budismo, pero hay un tipo de integración del que no he hablado, a pesar de ser el más importante de todos, en el sentido de que todos los demás tipos dependen de este y sin el cual no pueden existir. Antes de empezar a hablar de ello quiero mencionar otro tipo más amplio de integración del budismo en la sociedad occidental.

Este es el tipo de integración del budismo en el campo del arte, la música y la literatura. Al principio de esta conferencia mencioné que regresé a Occidente en 1967, fundando entonces el AOBO; hace unos meses el AOBO celebró su 252 aniversario organizando un festival. En ese festival un grupo de músicos interpretó un oratorio budista: «Carpe Diem», compuesto, por un miembro de la Orden Budista Occidental. Además se representó: «La revelación de una cara», una obra de teatro basada en los primeros cuatro capítulos del Sutra del Loto Blanco, escrita por otro miembro de la Orden. Aunque sería prematuro hablar de los méritos de estos trabajos, sin lugar a dudas constituyen puntos de interacción entre los budistas, la música y el teatro occidentales: es decir representan la integración del budismo en la cultura de Occidente. Existen además otros puntos de interacción: en el transcurso del tiempo algunos miembros y Amigos de la Orden Budista Occidental han producido imágenes de Budas e iconos budistas, que aunque fieles al espíritu de la tradición budista, muestran una gran sensibilidad a los valores estéticos occidentales. Parece haber tenido lugar un trabajo similar dentro de algunos círculos budistas americanos.

Ahora, con relación al tipo de integración de la que dependen todas las demás podemos decirlo siguiente: es el tipo de integración más importante y es la integración del individuo, es decir del individuo budista. Es el individuo budista quien medita, se va de retiro, vive en una comunidad espiritual o trabaja en un negocio de subsistencia ética y quien comunica las ideas fundamentales del budismo. El individuo budista es él que pinta cuadros, compone música, escribe obras de teatro y poemas y esculpe figuras budistas. Sin éste no puede ocurrir la integración del budismo en la sociedad occidental; esto sería absurdo. Pero entonces nos resta preguntar ¿qué es un budista?

En primer lugar, permítanme decir lo que no es un budista. Un budista no es alguien que simplemente nació en una familia budista, aunque el haber nacido en una familia budista no nos impida ser budistas. Un budista no es alguien que ha realizado estudios académicos de budismo y que cuenta con un conocimiento exhaustivo de su historia, doctrinas e instituciones. Esa persona no es más budista que el director de una galería de arte es artista e incluso que el cuidador de una galería de arte es artista. Un budista tampoco es el que se aficiona ligeramente al budismo y que tiene conocimientos elementales al respecto, ni quien únicamente expresa puntos de vista puramente subjetivos acerca del tema, o el que mezcla el budismo con el cristianismo, con el vedanta, con la Nueva Era, o con lo que sea. ¿Qué es entonces un budista? Un budista es alguien que Va al Refugio [2] del Buda, el Dharma y la Sangha, y quien, como forma de expresar y reforzar ese acto de Ir al Refugio trata de observar los preceptos éticos del budismo. Ir al Refugio del Buda significa aceptar al Buda, y a nadie más, como el guía y ejemplo primordial. Ir al Refugio del Dharma significa esforzarse por entender, practicar y comprender la importancia fundamental de las enseñanzas del Buda. Ir al Refugio de la Sangha significa buscar inspiración y guía en aquellos seguidores del Buda, del pasado y del presente, que se encuentran más desarrollados que nosotros en un sentido espiritual. Los preceptos éticos que se observan como forma de expresión y de apoyo para los tres aspectos del acto de Ir al Refugio son los preceptos de la reverencia a la vida, el precepto de la generosidad, el precepto de la satisfacción, los preceptos del habla, armoniosa y afable, etcétera. La palabra refugio, que es la traducción literal del término original hindú, puede mal interpretarse. No tiene connotaciones de huida o de escaparse de las duras realidades de la vida, cayendo en, una complacencia de fantasías seudo?espirituales. Sino más bien representa: (i) el reconocimiento entusiasta de que la permanencia, la identidad, el gozo sin límites y la belleza pura no pueden encontrarse en la existencia mundana, sino únicamente en la esfera del nirvana transcendental, y (ii) el propósito de todo corazón de hacer la transición de una hacia la otra.

Este es el budista; este es el individuo sin el que no puede darse la integración del budismo en la sociedad occidental. Sin embargo el individuo, el individuo budista, no va al Refugio al Buda, el Dharma y la Sangha a solas o en aislamiento. Esta persona va al Refugio en compañía de otros individuos que también lo hacen; es un miembro de la Sangha o comunidad espiritual en el extenso sentido del término. Esta Sangha, y no el individuo budista solo y en aislamiento, es la que eleva el nivel de conciencia de la gente que vive en la sociedad occidental, la que cambia esa sociedad creando las instituciones budistas de Occidente, y la que interactúa con el arte, la música y la literatura. Esta comunidad espiritual, en un sentido más amplio, tiene un efecto en la integración cultural, económica, social y psicológica del budismo en la sociedad occidental.

Esto nos lleva de regreso al aspecto de la integración del budismo en la sociedad occidental al que me referí anteriormente, cuando dije que el AOBO no era un movimiento monástico ni laico, y además nos lleva casi al final de la conferencia. Cuando fundé el AOBO ya existía un movimiento budista en Gran Bretaña y llevaba existiendo cerca de cincuenta años. Era un movimiento bastante pequeño, y una de las razones de su tamaño era que se encontraba controlado en gran parte por personas que, a pesar de ser simpatizantes del budismo, no eran budistas y que por lo tanto no contaban con la energía y la convicción que se requieren para dar a conocer el Dharma. Después de un año de haber empezado el AOBO, no fundé otra sociedad budista sino que fundé una comunidad espiritual, una Sangha, una Orden. Fundé la Orden Budista Occidental (OBO), en la que todos sus miembros son budistas, es decir todos van al Refugio del Buda, el Dharma y la Sangha, comprometiéndose a observar los diez preceptos fundamentales de conducta ética. Esta Orden dirige las actividades y las instituciones del AOBO en más de doce países, incluyendo Gran Bretaña, Alemania, Holanda y España, y ofrece el paradigma para la integración del budismo en la sociedad occidental. La Orden ofrece un vínculo común que permite a sus miembros cooperar como budistas individuales en los términos más afables; sin esa Orden no puede llevarse a cabo la integración del budismo en la sociedad occidental que he descrito. Por lo tanto me alegra saber que la participación como miembro de la Unión Budista Europea, que junto con la Unión Budista Alemana organizó este congreso, está abierta para organizaciones budistas genuinas cuyos miembros son budistas en su mayoría y que el comité directivo está formado por personas que se profesan budistas. Este es un paso en la dirección correcta y que brinda buenas perspectivas al budismo en Europa.

De la misma manera que no puede integrarse el budismo en la sociedad occidental sin una Orden, no puede integrársele sin una Orden unificada, sin una que no cuente con divisiones graves internas, es decir divisiones entre diferentes tipos de budistas. Tiene que ser una Orden unificada. La Orden Budista Occidental es una Orden unificada en tres aspectos importantes. Primero, es una Orden de budistas, es decir de individuos que van al Refugio del Buda, el Dharma y la Sangha, y que se comprometen a observar los diez preceptos éticos. No es una Orden monástica ni laica, por lo que el AOBO no es un movimiento monástico ni laico. En el OBO y el AOBO el compromiso, en el sentido de estar Yendo al Refugio, es primario, y el estilo de vida, en el sentido de ser monje, monja o persona laica, es secundario. Esto no quiere decir que el estilo de vida no importa, sino tan solo que es menos importante que el compromiso de estar Yendo al Refugio; ya que éste último es el acto central y definitivo de la vida budista, y como tal, forma las bases fundamentales para la unidad y unión entre los budistas. En segundo lugar, la Orden Budista Occidental es una Orden de hombres y mujeres, los cuales son admitidos en términos de igualdad. Los hombres y mujeres reciben el mismo tipo de ordenación, realizan el mismo tipo de prácticas y se comprometen a llevar a cabo el mismo tipo de responsabilidades organizativas. En tercer y último lugar, la Orden Budista Occidental no es sectaria, no se identifica con ninguna forma de budismo. En lugar de hacer eso se alegra de las riquezas de la tradición budista en su totalidad e intenta sacar de esas riquezas todo lo que encuentra de valor para la práctica del Dharma en Occidente.

De este modo la Orden Budista Occidental es una Orden Unificada, una Orden integrada, y debido a que es una Orden integrada ha podido contribuir a la integración del budismo en la sociedad occidental, ofreciendo un paradigma para tal integración. Como lo mencioné al inicio de la conferencia, «La integración del budismo dentro de la sociedad occidental» es un tema bastante amplio, y espero que al haberles contado la historia de mi experiencia y la del AOBO en la sociedad occidental he podido aclarar el tema. Este congreso está celebrándose en Berlín cuando Alemania del Este se encuentra unificada con Alemania del Oeste, o como podríamos decir, se encuentra integrada. Nosotros, los budistas de Europa y América estamos interesados en diferentes tipos de integración: La integración del budismo en la sociedad occidental, entonces permitámonos deshacernos de nuestras divisiones; permitámonos deshacernos de las divisiones entre las comunidades budistas monásticas y las laicas, entre los hombres y las mujeres budistas, entre los seguidores de las diferentes escuelas y corrientes budistas. Permitámonos tener un budismo integrado y una comunidad budista integrada. Permitámonos basarnos firme y definitivamente en nuestro acto común de Ir al Refugio en el Buda, el Dharma y la Sangha.

Para terminar quiero añadir que he hablado de la integración del budismo en la sociedad occidental porque ese fue el tema que me asignaron; pero por mis palabras se deduce que lo que realmente tenemos que hacer es integrar la sociedad occidental al budismo. Hay muchas cosas en la sociedad occidental que necesitan cambiar y el budismo puede ayudarnos a cambiarlas. Es mi deseo que este congreso sea un peldaño en esa dirección.


La foto de la portada de este libro es de una escultura de metal soldado
El artista es Sahaja, un miembro de la Orden Budista Occdental
Ver más de su trabajo en :: Sahaja Buddhist sculpture (Escultura budista)


© Windhorse Publications 1992
© Los Amigos de la Orden Occidental 2006
Este material puede ser reproducido para uso personal.
Sólo puede ser distribuido en forma gratuita.

El libro original en inglés es publicado por
www.windhorsepublications.com

NOTAS

[1]El Budismo en Occidente: La Integración del Budismo en la Sociedad Occidental Una conferencia de Sangharákshita dado en Berlín en 1992 Negocio de subsistencia ética :: El negocio al que se refiere se llamaba Windhorse Trading y desde la fecha de esta conferencia ha crecido mucho más con una cadena de tiendas propias. Ver :: la web de Windhorse:Evolution

[2]El Budismo en Occidente: La Integración del Budismo en la Sociedad Occidental Una conferencia de Sangharákshita dado en Berlín en 1992 Ir al Refugio :: Este término se explica en detalle en el libro El Refugio Budista


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