He pasado todo el vuelo mirando al infinito pensando... no en mi novio. Estaba pensando en... un tío misterioso que conocí hace un millón y medio de horas. Un tío del que apenas me acuerdo y sólo tengo una imagen borrosa en la cabeza. Fueron unas horas... no llegó a un día... pero fue como si en ese momento el universo sólo existiera para que estuviéramos juntos. Por eso he venido. Y dejaré que el destino me lleve a dónde quiera llevarme. Porque cuando esto se haya acabado ya no tendré que volver a pensar en él.
Película: Serendipity
Ayer pensaba en el destino. En si existe o no, en si sólo es casualidad o de verdad hay algún tipo de misteriosa fuerza que nos une y nos aleja según le conviene.
No peco de supersticiosa. No me importa pasar bajo una escalera, no le temo al número trece y una vez se me cruzó un gato negro y lo adopté. Soy bastante racional, no creo en fantasmas y a todo le busco un sentido, una explicación. Por lo tanto, lo lógico sería que cuando algo extraordinario pasa a mí alrededor, pensara que es simple y pura casualidad. Sin embargo, no es así, yo creo en el destino.Pero no en ese destino que está escrito y hagas lo que hagas no va a cambiar, ya que soy una creyente bastante flexible. Pues pienso que el destino es variable y nosotros podemos crear nuestra propia historia. El destino en el que yo creo, es ese que hace que te cruces con una persona que no veías hacía mucho, pero justo hace unos días pensaste en ella o apareció en un sueño. Ese que cuando te encaminas hacia algo malo, te entretiene en un atasco, o si hay algo bueno, te guía hacia ello. Ese que pone personas en tu vida que te hacen sufrir, sólo para que aprendas y valores mucho más lo que viene después. Ese que cuando te has cruzado con alguien unos minuto, y al irse has sentido el vacío de perder algo muy bueno, hace que tengas una segunda oportunidad. Ese que cuando tu vida se llena de incertidumbre, de problemas, de caos, aparece para ponerte delante a alguien que te agarra de la mano y te lleva hacia la luz.En definitiva, creo que un destino bueno, que cuida de nosotros, quizás guiado por los que ya no están, quizás simplemente perteneciente a la fortuna, quizás es Dios… ¿Quién sabe? Sólo sé que me gusta pensar que existe, que me arropa, que pone en mi camino gente de la que aprendo y disfruto. Y aunque siento que mi futuro no depende de nadie que no seamos yo y mi esfuerzo, me libera sentir que me protege y me ayuda, en forma de personas que aparecen a mi lado, a caminar por la vida.