Se dice que el burnout (o síndrome de desgaste emocional en el trabajo) constituye uno de los daños laborales de carácter psicosocial más importantes en la sociedad actual. Es una realidad que las organizaciones actuales, y los líderes en ellas, deben estar muy conscientes de sus causas y efectos.
En el blog COVIRE se mencionan algunas de sus causas y estadísticas al respecto. Es por ello que en este espacio prefiero centrarnos en sus efectos para la persona que lo padece y algunas recomendaciones para combatirlo.
En la Revista de la Sociedad Chilena de Enfermería en Diálisis y Trasplante Renal Vol. 3 N° 7 Año 2006, encontramos el artículo “Estrés y Burnout” donde la psicóloga y terapeuta familiar María Soledad Molina C., nos dice que las personas que se encuentran más expuestas a padecer el “síndrome de estar quemados” se caracterizan por poseer ciertos rasgos particulares de personalidad, una elevada auto-exigencia, baja tolerancia al fracaso, necesidad de control, excelencia y perfección; características que en definitiva los hacen vulnerables.
María Soledad en el mismo artículo, nos lista algunos síntomas de dicho síndrome:
- Alteraciones cardiovasculares (hipertensión, enfermedad coronaria).
- Fatiga crónica.
- Cefaleas y migraña.
- Alteraciones gastrointestinales (dolor abdominal, colon irritable, úlcera duodenal).
- Dolores musculares.
- Alteraciones respiratorias (asma).
- Alteraciones del sueño.
- Alteración de la conducta alimentaria.
- Abuso de drogas, fármacos y alcohol.
- Ausentismo laboral.
- Conductas de elevado riesgo (conducción temeraria, tabaquismo, entre otras).
- En ocasiones conductas paradójicas defensivas (ej. desarrollo excesivo de hobbies que llenan la mente de la persona, incluso en horas de trabajo).
- Dedicación creciente al estudio para liberarse de la rutina (con disminución de la atención a los casos “poco interesantes”).
- Seudoausentismo laboral con el desarrollo de actividades cuyo objetivo es limitar el número de horas reales en el centro de trabajo (actividades sindicales, formación continua).
- Ansiedad, depresión, irritabilidad.
- Baja autoestima, falta de motivación.
- Dificultades de concentración.
- Distanciamiento emocional.
- Sentimientos de frustración profesional.
- Deseos de abandonar el trabajo.
Y podemos agregarle:
- Conducta orientada a la búsqueda de otro empleo y renuncia.
- Palpitaciones; taquicardia y pinchazos en el pecho.
- Agotamiento.
- Desmotivación.
- Tics nerviosos, temblor de manos.
- Frustración, cinismo y otras emociones negativas.
- Problemas cognitivos.
- Baja del rendimiento en el trabajo.
- Problemas interpersonales en el hogar y en el trabajo.
- Aumento de la tensión arterial.
- No cuidar su propia salud.
- Afecciones de la piel o infecciones.
- Pérdida de peso.
- Preocupación por el trabajo, cuando no está en él.
- Disminución de la satisfacción en general.
- Problemas de salud.
- Explosiones emocionales. Aumento de la conducta violenta y comportamientos de alto riesgo.
La persona con síndrome de Burnout sufre física y conductualmente, sus problemas se amplifican, en especial la toma de decisiones es muy emotiva relacionado a lo negativo.
• No aprecian sus propios logros.
• Existen encrucijadas que los hacen dudar y los pueden colapsar.
• Las acciones cotidianas son débiles, sin entusiasmo, los valores de la vida se diluyen y la sensación de pertenencia a un grupo social no existe.
• La forma de contender ante la vida es una derrota inminente.
• La vida no tiene sentido o ha perdido el interés por cosas nuevas en los últimos meses.
• No hay satisfacción laboral.
• El agotamiento no solo es físico, también lo es mental.Qué le sucede al cerebro en el Síndrome Burnout
• Este síndrome es el ejemplo característico de la descripción de los efectos negativos del estrés crónico laboral sobre las funciones cognitivas y emocionales.
• En el cerebro se va gradualmente realizando un desacoplamiento funcional de las redes límbicas (amígdala cerebral, hipocampo, ganglios basales con el giro del cíngulo) y una modulación de alteración de estrés emocional.
• Sujetos estresados son menos capaces de contra-regular emociones negativas, se queda más tiempo tristes, enojados y cansados ante nuevos eventos adversos.
• Tal parece que disminuye la comunicación fisiológica entre la amígdala cerebral (inicio de emociones) y la corteza cíngulada (apreciación consciente del dolor, interpretación de la emoción de las cara).
• En contraste, se incrementa la comunicación entre la amígdala con el cerebelo y la corteza insular. Es decir, el sitio del cerebro que mantiene una regulación emocional gradualmente pierde la capacidad de disminuir la adaptación a los procesos estresantes.
• La tristeza y la apatía los acompañan.
• El enojo y el dolor aparecen como dato significativo.
• Son irritables y en paralelo solicitan empatía, una dicotomía de conducta.
• En el hipocampo disminuye la síntesis del BDNF (factor de crecimiento neuronal derivado del cerebro, por sus siglas en inglés). La probabilidad de conexión neuronal se reduce.
• De esta forma el hipocampo no atiende a patrones de atención, la memoria a corto plazo se reduce.
• Se olvida lo reciente y no se entiende lo que se lee o se pierden cosas con facilidad.
• El hipotálamo cambia la regulación hormonal asociada a los ciclos circádicos: el cortisol se incrementa, cambia el apetito, se modifican los patrones de sueño.
• Los niveles altos de cortisol inducen una disminución en la activación del sistema inmunológico, en especial disminuye la producción de inmunoglobulinas y activación de macrófagos.
• El impacto en la instancia hormonal indica que Burnout puede agravar enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y neurodegenerativas como el Alzheimer
Así lo describe Martha Debayle en su sitio.
Como puede apreciarse, el Burnout no es para menospreciarse, las personas que presentan algunos o varios de estos síntomas deben, sin lugar a dudas, tratarse y pedir ayuda lo más pronto posible.
En la red podrás encontrar auto diagnósticos que te pueden dar una indicación de si estás enfrentando este síndrome. Uno de ellos lo puedes realizar en este enlace: http://www.alfinal.com/Salud/burningtest.php
En lo personal he enfrentado estos malestares en más de una ocasión; en algunas más intensas que otras y en las cuales he requerido apoyo profesional de psicólogos y colegas coaches que me han permitido visualizar mi futuro y revalorar lo que es importante para mi. Eso me ha permitido establecer prioridades y encontrar el equilibrio necesario para enfrentar el día a día. En el libro Equilibrios de Excelencia, escribí algunas de las formas resultantes del balance personal y profesional que he encontrado en el camino.
Por ello estoy convencido de que la visión personal, tener una idea de lo que se desea lograr y alcanzar, tanto en lo personal como en lo profesional, es una forma de prevención del síndrome de desgaste profesional.
Otro aspecto que, definitivamente, me ha ayudado para lidiar con los síntomas y facilitar mi camino a la recuperación es el Optimismo; pero no se trata de un optimismo irreal o sueños imposibles; sino de un optimismo pragmático que facilita enfrentar los problemas, por muy complejos que sean y visualizar la solución, trabajando paso a paso para alcanzarla.
Es por ello que deseo compartir en este espacio un video del programa Redes, el cual, seguramente, te generará elementos para que desarrolles el optimismo pragmático que te ayudará a prevenir los síntomas del burnout.
Espero te sea de utilidad.
Fuentes:
http://www.informador.com.mx/economia/2014/537868/6/sindrome-de-burn-out-el-nuevo-enemigo-laboral.htm
http://www.gestiopolis.com/organizacion-talento-2/gerencia-de-la-gestion-humana-y-el-sindrome-del-desgaste-burnout.htm