Revista Regiones del Mundo

El bus de Babel – 19 hrs por los Himalayas

Por Bere Munch @beremunch

El bus de Babel – 19 hrs por los Himalayas

Las mejores historias nos suceden en los peores buses, y esta es una de ellas.

“Hoy solo tenemos que regresar a la civilización”. Luego de un trek de 10 días por los Himalayas aquello sonaba fácil, pero como todo en nuestro caso, no lo fue.

Lo que sí fueron 19 horas en el bus de Babel, que entre italianos que gritan, nepalís que incitan la revolución, una israelita que no quiere pagar, y una colombiana huevos de oro que se niega a ceder su lugar… más que transporte parecía una olla de presión a punto de explotar.

Bus de Jomson

Capítulo 1: los personajes y las nacionalidades

Habíamos pasado unos días fantásticos en Muktinat, y hoy era el día de volver a Pokhara. No queríamos hacer el trayecto Muktinat – Jomson a pie.

Nosotros decidimos  tomar un jeep e irnos a las 7 am a la estación en Muktinat a esperar a que se juntara el número de personas para el jeep, hasta que no junten 11 o 12 personas en un jeep no pueden marcharse.

Había ya dos chicas israelitas esperando.

 

El 70% de la gente que visita Nepal es Israelita, de hecho hablando con un chico israelita, claro, nos decía en – no broma – que hay tantos de los suyos porque es el único país de los muy baratos, junto con India, que les queda cerca y en los que son bien recibidos.

 

Países baratos, no nos gusta gastar… y aquí nos tienes. Nos decía con sonrisa crítico irónica.

 

Volviendo a la historia del jeep… Las dos chicas israelitas muy religiosas ellas esperaban junto con su guía nepalí. Sentados esperando a más gente escuchamos que medio discutían con el guía; al parecer una de ellas, Sara, se sintió mal y deciden mejor regresar ya y terminar el trek mucho antes de lo previsto.

Sara, la que se enfremó es de ascendencia árabe es de pelo rizado, morena y ojos negros; quiere encontrar un vuelo en Jomson directo a Pokhara y ahorrarse las interminables horas en bus.

Hace un gran contraste con la otra israelita, una rubia de ojos azules que se cubre la cabeza con una pañoleta y se viste retacada y tapada desde el cuello hasta la punta de los pies, la llamaremos la ñoña, porque recuerdo que tenía un nombre impronunciable.

La discusión con el guía fue más o menos así:

La ñoña: Guía, lo siento por la discusión de anoche, no sabía que tenía que pagarte.

Guía: ok…

La ñoña: Si bueno, yo no entendía por qué, si ya no nos estas “guiando”, y solo vamos a volver, tendría que pagarte. Pero ya confirmé lo que me dijiste con otra gente y es cierto.

Guía: Si bueno son los días que originalmente me contrataste, así que tienes que pagarme.

Menos mal, que ya ha re re re re re confirmado con otros trekeros que mientras el guía estuviera fuera de su casa y acompañándolas, tendrían que pagarle, sin improtar si estaban sentadas en un bus o caminando en los Himalayas.

- Luego dicen que los clichés son exagerados. -

Llegan 2 chicos locales más, unos jóvenes nepalíes con pinta de rebeldes; los llamaremos Rebelde 1 y Rebelde 2.

Llegan luego 2 jóvenes alemanes, cargan unas mochilas como de 100 litros, sin broma. Uno lleva el brazo vendado y amarrado al hombro con una pañoleta. Altos, rubios y serenos como buenos alemanes. Los llamaremos los alemanes.

Ya somos 9 faltan 2 más y podremos irnos… seguimos esperando.

Una media hora después llega un grupo de 14 italianos, escandalosos y alegres como suelen ser. Es un grupo que viene en un trek organizado por una agencia. Se ven muy nice todos: bien vestidos, bien equipados y los integrantes van desde los treintaymuchos hasta los sesenta. Es decir hay más maduritos que jóvenes.

Como no caben todos en un jeep, nos mandan a 2 al nuestro… podemos irnos.

Cuando volteo, las israelitas a velocidad flash ya están subidas en los mejores asientos del jeep, los rebeldes por supuesto también. Nos tocan las banquitas improvisadas de la parte trasera (la cajuela o maletero) del jeep, junto con los alemanes y 2 de los italianos, una pareja de los treintañeros con los que charlamos en el camino, los llamaremos nuestros italianos.

Lo que debían ser dos horas de camino fue 1. El chofer iba rapidísimo despeñándose por la montaña, los pobres trekeros tenían que arrojarse a las laderas para no ser arrollados y quedaban ahogados en una nube de tierra y polvo.

Uff qué bien que no hicimos este trayecto a pie; eso si mejor no fijarse en los desfiladeros, si los frenos fallan estamos todos muertos.

Capítulo 2: Esperando el Bus de Babel

Una hora después estamos en Jomson. Hay que cambiar de bus. Mat pregunta por un bus o jeep que nos pueda llevar a Besi, el siguiente punto de conexión, nos dicen que hay que caminar a la estación de buses sur y cruzar todo Muktinat a pie. Los alemanes nos sugieren que si vamos al mismo destino nos mantengamos juntos para compartir costos, decimos que sí. Así que ahí vamos.

En la marcha la ñoña israelita nos pregunta si puede venir con nosotros porque su amiga se va a ir en avión y se queda sola; aunque está con su guía, no entendemos muy bien a qué se refiere con sola, da igual le decimos que si.

Llegamos a la estación norte. Al parecer el próximo bus sale a las 12pm y son las 9 am. Vemos que los rebeldes también están ahí.

Sentadas en la banqueta al sol hay dos chicas que reconozco inmediatamente como latinas, hablo con ellas y efectivamente una es colombiana y otra es chilena, viven en Barcelona, intercambiamos historias de trek y de sudaquitas inmigradas a España, queda claro que son pareja. Me caen rebien, muy jocosas ellas. Las llamaremos las latinlesbians.

La ñoña israelita no deja de preguntarnos cuál es la manera más barata de llegar a Pokhara, esto de pagarse tantos buses ya le está sonando carísimo. Tanta es su insitencia que tuve que contestarle uno de esos Beretactodelefante – los que me conozcan pueden imaginar el tono y la cara – “No podemos ayudarte más, no somos ni choferes de bus ni guías… tienes a tu guía, que resulta ser de aquí; ¿por qué no se lo preguntas a él?”

En eso Sara vuelve, no hay vuelos está todo lleno, tendrá que venir en bus con nosotros. Puff gracias a Dios, ve y hazle compñaía a tu amiga la ñoña.

En esas estamos resignados a esperar y cotorreando con las latinlesbians cuando el de la estación de bus (una caseta de madera de 1m cuadrado al final de una calle ) sale a gritarnos que cuántos somos, necesitamos darle una respuesta YA y más vale que todos los que digamos que somos, seamos, porque se necesitan 28 para llenar un bus y ya tienen 14…

Mat se pone las pilas y comienza a preguntar quién va y quién no, tiene que responder a las preguntas de todos sobre lo que está pasando, más las de la ñoña sobre cuánto va a costar este bus, al final Mat reporta:

“Somos 2 israleitas y guía + 2 alemanes + 2 rebeldes + 2 nosotros + 2 latinlesbians + 2 locales más por ahí… ¡somos 13 don! Somos 13 + los otros 14 que dice usted que tiene.. ¡ya somos 27! “

“Ok si es así, entonces podemos llenar un bus, esperen aquí ya vienen por ustedes”.

Mat vuelve a informar al grupo la buena nueva. Casi una hora después aparece el dichoso bus, pequeño, viejo y destartalado.

Ya podrán imaginar quiénes eran los otros 14…. efectivamente los italianos.

Capítulo 3: La configuración inicial

Nomás frenar el bus los rebeldes y los otros dos locales ya están arriba, seguidos por la ñoña, suben las latinlesbians, luego nosotros y los últimos son los alemanes.

Lo que me temía. Nos dejaron los asientos de hasta atrás, esos que ni son asientos no más una banquita y 20 cm de espacio en las rodillas. Llego al a última fila, las latinlesbians toman la banquita de lado izquierdo y la ñoña, que apañó el último asiento real, está apartando el lado derecho de la banquita (que le queda detrás) con su pañoleta. Me dice que es para su guía que está subiendo sus maletas y que no me puedo sentar.

Suspiro….

Mira yo me voy a sentar ahí, no hay más asientos. Así que o quitas tu trapo o me siento sobre él.

Con una jeta quita su trapo. Cuando se sube su guía, ella le explica que trató de apartarle un lugar pero que no la dejaron.

Vaya ñoña, no ha hablado con el guía en todo el día, no le quería pagar el día pero eso sí es tan buena que luchó por apartarle un lugar.

El guía nos sonríe y se sienta en el 5to sitio el que queda justo enfrente del pasillo hasta atrás, entre nosotros y las latinlesbians.

Alguien en la fila opuesta nos saluda, son nuestros italianos que van sentados delante de las latinlesbians a lado de las israelitas. Nos sonreímos y saludamos.

Los alemanes por su parte, tuvieron que ir sentados junto al chofer entre varios locales en ese espacio amorfo de asientos no asientos que los buses nepalís acondicionan al frente. Notamos que los rebeldes alcanzaron buenos sitios, van sentados a mitad del bus.

Y comenzamos con lo que sería uno de los trayectos de bus más incómodos de mi histotria. Tomar en cuenta que la carretera no es asfaltada, y que vas en la montaña, un jeep 4×4 lo hace bien pero un bus de los 50s destartalado es otra historia.

Y sin espacio las rodillas se te clavan en el asiento de delante; y como el bus va bajando en pendiente pronunciada resbalas de la banquita y tienes que sostenerte de algo, y hace calor pero si abres la ventana comes una nube constante de tierra y polvo.

Bache arriba, piedra abajo y en eso el guía de los italianos les dice algo, el bus se para a mitad de la nada y todos los italianos comienzan en un gran movimiento, agarran sus cosas… el resto no entedemos nada.

Nuestros italianos nos dicen que van a caminar de aquí al siguiente pueblo y que el bus los recogerá allá.

- ¿Este mismo bus? preguntamos
- Si
- Y cuánto tardan?
- ¡No lo sé! ¿Quieren venir?
- No no, ya esperamos por este bus bastante, yo no me bajo hasta estar en mi destino.

Sonrientes y escandalosos  se bajan los 14 italianos

Capítulo 5: La desconfiguración de la discordia

Cuando los italianos se bajan, el guía se acomoda en uno de los sitios vacíos, el bus se pone en marcha y nosotros comenzamos a charlar con las chicas latinas sobre cómo no entendemos lo que los italianos están haciendo, y que como no sabemos si se van a tardar 15 minutos o 3 horas y estos asientos traseros son un infierno mejor moverse de asiento.

Mat y yo nos movemos al primer asiento libre disponible, osea el de nuestros italianos, ellas escogen uno un poco más adelante.

Pasan solo 20 minutos y llegamos a un pueblo. Nos paramos, pero no nos dejan bajar del bus, esperamos 10 minutos y ahí llegan, los italianos contentos y escandalosos como siempre. Se suben al bus, y las latinlesbians nos voltean a ver y nos dicen,

no se muevan… el que se fue a Sevilla perdió su silla…

Pero vemos a nuestros italianos subir y se nos hace mala onda quitarle los asientos a ellos, así que Mat y yo volvemos al infiernillo de los últimos asientos. Nuestros italianos nos sonríen y nos dicen gracias.

Y entonces se desata el mayor culebrón que he presenciado, a lo “Pobres tan ricos Cuna de Lobos” producción de Televisa intensidad y drama de telenovela punta de las 10 pm.

Todo por unos asientos.

 


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