Revista Regiones del Mundo

El bus de Babel, se desata el caos

Por Bere Munch @beremunch

El bus de Babel II – Se desata el caos

Tras un par de horas en el bus de Babel, aquí la primera parte,  ya solo falta en esta historia los italianos que gritan, nepalís que incitan la revolución, una israelita que no quiere pagar, y una colombiana huevos de oro que se niega a ceder su lugar…

Bus de Babel

Capítulo 5: Se desata el caos

Como dicho, latinlesbians no se movieron del lugar que habían dejado los italianos, así que la pareja de italianos que estaban ahí se sentaron en los asientos que quedaban en frente.

Pero esos asientos eran de los rebeldes, que como son rebeldes se habían bajado del bus, aunque no se podía.

Cuando suben y ven a los foreigners sentados en sus asientos, uno de ellos, el más rudito Rebelde 1, les ordena que se muevan. Italianos intentan explicarle que es que alguien más tiene sus asientos y que hasta que ellas no se muevan ellos no se mueven.

Rebelde 1 se esponja. A él le importa una mierda, sin gritar pero con una actitud desafiante y una voz nada amable, les dice que él pagó lo mismo que ellos y tiene el mismo derecho, no me van a venir a humillar (westerners de mierda, le faltó decir).

Al final el hombre italiano se mueve, pero la chica se niega.

Rebelde 1, se asombra del desafío y con tronado de dedos y todo le ordena a la italiana moverse. Finalmente, ella se mueve.

Latinlesbians permanecen quietas como piedra. El pleitazo les hace lo que el viento a Juárez: nada.

La pareja humillada de italianos se sienta en la banquita trasera con nosotros y el guía. Todo el bus está impactado y en silencio por unos segundos…

Se respira la tensión…

5, 4 , 3, 2, …..

… hasta que el lado opuesto explota.

Mariano, uno de los italianos ya mayorcitos, unos 60 años, todo un señor él, elegantíiiiisimo, se da la media vuelta y comienza, como es normal en los italianos a gritarle a todo pulmón a Rebelde 1, que por desgracia le quedaba justo en el asiento de detrás.

Le grita con ese pulmón e intensidad italiana, con movimiento de mano y expresión facial.

¿Cómo puedes ser tan irrespetuoso y tan grosero con una dama?
A las damas se les respeta!! Entiendes? ¡Cómo puedes humillar a una mujer así y llamarte hombre!

La gritada comienza en un inglés quebrado, para luego con el calor del momento, convertirse en una retaila en italiano, ya hincado y volteado sobre el asiento todo el torso enorme de Mariano está manoteando sobre Rebelde 1 que se hace chiquito sobre su asiento y enmudece.

Al darse cuenta del nivel de gritos, el resto de italianos comienza a gritar: “No Mariano” (así es como sé su nombre), “déjalo no tiene importancia” dicen los italianos humillados -

“Mariano ya no pelees, déjalo estar” dicen otros.

Aquello son minutos largos de italianos gritándose unos a otros.

Los nepalís están todos plasmados y enmudecidos, los alemanes no pueden creer lo que están viendo – se nota por sus ojos abiertos como platos –, y las latinlesbians miran por la ventana como si eso a ellas, ni fu ni fa.

Vaya huevos pienso, yo me hubiera movido de sitio sólo pa evitar el conflicto. Pero al final están en todo su derecho según la ley internacional de “aquél que se fue a una Villa o a Sevilla o a una caminata de 20 minutos y dejó su silla”.

Mi apoyo está con ellas, decido.

Nuestros italianos ganan la voz de grito y dicen: “No Mariano, si al final la culpa no es de los ragazzos estos, si no de las lesbianas estas” (lo dijeron así en italiano lo juro) “Que son unas cazzo -algo que no entendí- de mierda y no respetan nada”.

scriiiiitch — sonido de disco rayado

Y entonces aquellos se volvió italianos vs latinlesbians.

En inglés quebrado les preguntaron que por qué hicieron eso, que por qué no se movieron.

Colombiana huevosdioro con temple de acero, voltea lentamente y les dice con voz tranquila y segura:

El asiento estuvo vacío por más de media hora, ¿me dicen a mi que no respeto? Ustedes hicieron esperar a un bus entero más de 15 minutos solo por su paseo, eso sí nadie les dijo nada.

Vuelve a girar la cabeza y siguen cotemplando el paisaje.

Braaavoo braaavo, aplaudo en mi cabeza.

El bus se queda en silencio una vez más, y cuando pensamos que el culebrón había terminado, el personaje menos esperado desata la revuelta.

Capítulo 6: Los nepalís contratacan

El guía. Ese guía pequeñito y callado que viene sentado junto a nosotros. Ese guía al que la ñoña no quería pagarle porque tecnicamente “ya no la estaba guiando”.

Al parecer la sangre le hierve y la vena de la frente está a punto de explotarle de tanto que le pulsa. Lo tenemos sentado a lado, pero como el culebrón se sucedía en los asientos de delante, no lo había visto hasta ahora.

El pequeño guía resopla enfurecido.

Comienza a gritar algo en nepalí. Los rebeldes, sorprendidos se dan la vuelta y comienzan a argumentar con él, también están con la sangre a punto de ebullición.

No logro comprender si aquel griterio del guía:

a) es que el guía está regañando a los rebeldes  y discuten entre ellos o
b) si los apoya, se dan ánimos y nos están insultando y cagándose en todos nosotros.

Cuando comienza a gritar:

NEPALI RESPEEEEECT!!!

Va a ser la opción b)… pienso. Se están recagando en todos nosotros.

Y los rebeldes se unen y luego algunos locales. A grito de Nepali Respeeeeeect!!! el bus echaba lumbre.

Estaba yo temerosa que tomaran el bus y nos lincharan a todos. Aquello fue una insurgencia, se notaba el resentimiento y frustración, ese intento de rescatar el orgullo nacional herido, ese grito nepalí que nos dejó a todos fríos.

Veo el miedo y desconcierto en la cara de los alemanes, sentados los pobres hasta el frente entre todos los locales. Aunque grandotes y pacíficos, saben que están sentados en medio de territorio no amistoso.

Luego de algunos gritos revolucionarios que dejaron a todos los westerners enmudecidos, se callaron.

Pero solo por 5 minutos.

Aún no era suficiente y el guía aún con la sangre a 99ºC comienza en otra retaíla nacionalista y revolucionaria, sólo para culminar ahora con el grito de “ONE CHANCE NO MORE”

Puño en alto…. ONE CHANCE NO MOOOOORE!!!

…gulp

Vaya cacao… este seguro está tan enardecido porque viene con el orgullo herido de que la ñoña israelita no le quería pagar los últimos días, y luego el Mariano agarra a gritos al otro. Catástrofe.

Afortunadamente el chofer ve que aquello es una olla express apunto de ebullición y decide hacer una parada. Todos bajamos a tomar un poco de aire.

Puff espero que el fresquito baje los ánimos,  pienso.

Pero no. Eso sería un final muy fácil y una historia muy sosa.

No podría quedar ahí. ¿Qué sería de este viaje sin las maravillosas historias de bus?

Capítulo 7: La parada culminante

Mariano lo estaba esperando abajo. No más bajar Rebelde 1, Mariano se le enfrenta cara a cara. ¿Pecho a cara? Y con la misma retaíla de antes le dice aquello de que no puede faltarle al respeto así a una mujer,

si en tu país machista les permiten hacer eso pues mal por tus pobres mujeres, pero que eso a una donna italiana, ¡JAMÁS!

Los italianos se van sobre él como si fuera un perro a punto de morder, todos lo jalan de una parte y le gritan que pare.

Suspiro. Dioooos mío. Esto va pa pior.

Cuando logran que Mariano retroceda, el guía de su grupo los reúne a todos los italianos y habla con ellos.

En Nepal no se levanta la voz, nunca (¡ah! Si recuerdo haberlo leído en la guía, pienso), y que le hayan gritado así a Rebelde 1, tiene a todos los locales a punto de torcha y espada. Deben ir a disculparse, Mariano debe disculparse.

El guía se va a tratar de calmar los ánimos en el grupo de locales.

Mariano dice que no tiene de qué disculparse, es lo que piensa y no se retracta.

Unos minutos más al sol, un tentempié y los ánimos finalmente se calman. Las únicas que no bajan del bus son las latinlesbians… bueno pues si tanto peleé por mi asiento, y me bajo, qué tal que me lo ganan, yo haría lo mismo; ¡de ahí no me mueven!

Cuando volvemos a subir, y el bus se pone en marcha, todos van en silencio. La cosa podría ya de una puta vez, morir ahí… pero nooooooooo nuestros italianos que tienen el orgullo herido por haber sido nombrados los culpables de la ofensa llaman a las latinlesbians y en su mal inglés les dicen algo como:

“Ven todo lo que han causado? Esto todo es su culpa!” y las señalan inquisitvamente.

Colombiana huevosdioro voltea lentamente a verlo y le contesta “What? Sorry I don’t understand you, can you repeat?”
Italiano repite más enojado.

Colombiana huevosdioro hace cara de what? mi no comprende, y le dice a la chilena “¿tu entiendes algo?”

Se voltean a ver con cara de esto es irremediable , y  dice “No, nada” y ambas se dan la vuelta a mirar de nuevo por la ventana.

Braaaaavo, braaavo. Les aplaudo mentalmente.

El bus sigue la marcha en un camino que no solo deja heridos los orgullos de unos, las rodillas de otros y la columba vertebral de todos.

Capítulo 8: Sobre quién tiene la razón

¡Bueno ya estuvo bueno! Todos aquí están peleando y en mi análisis mental, al final todos tienen la razón y no.

Mi análisis mental del pleitazo del bus de Babel

Todos en su contexto cultural tienen derecho y razón de hacer lo que hicieron.

* Latinlesbians de tomar asientos vacíos y no moverse, las ampara la ley internacional del abandono de la silla en la Villa o en Sevilla, según de donde vengas.

* Rebelde 1 de echar a los italianos, lo ampara la regla social implícita de que los asientos no se cambian y su ley cultural de que la galantería y caballerosidad no existe; la mujer es una basurilla y se le pueden tronar los dedos en la cara y echarla para que obedezca.

* Mariano de enfurecerse y gritarles, lo ampara su gen italiano. En Italia se gritan hasta para pedir el pan. Además a sus ojos tiene todo el derecho de defender a su prole y más a las féminas, lo ampara su ley cultural de expresar libremente su descontento y de macho italiano.

Cada uno subido en su burro, esto es casa de locos.

Cuando viajamos y nos encontramos todos, ¿qué reglas se usan?

Como jugamos en cancha nepalí, es verdad que los invitados debemos respetar y tratar de atenernos a sus reglas culturales, es decir Mariano NO debió de gritarles.

Pero el caso es, en esta olla express en la que de pronto nos vemos todo juntos pero no revueltos, personajes de tantas nacionalidades, culturas e historia, lo importante es tratar de mantener la paz.

Eso creo yo, eso hubiera hecho yo. Eso hicimos nosotros al abandonar los mejores lugares.

Ni gritas a uno, ni alzas el grtio de rebelión y orgullo nacionalista, ni echas la culpa a las otras…

Si se perdió el respeto y la ofensa arde, buscar pleito no va a curar la herida.

Paz gente, ante todo y siempre: paz.

Llegamos al siguiente cambio de bus, y las latinlesbians tomaron otro camino, los rebeldes también y nosotros seguimos compartiendo otras 7 horas de bus con los italianos, que aunque ya no peleaban seguían gritando.

Y no pude evitar pensar, que al final del día los nepalís reforzaron su creencia de que los occidentales venimos a hacerlos menos, los italianos reforzaron su impresión de que los nepalís son unos maleducados misóginos,  unos pensaron que los otros son violentos…

Paz y criterio, paz e inteligencia, paz y tolerancia.

Tampoco se trata de poner la otra mejilla, pero de vez en cuando es más inteligente dejar ir la ofensa que quedártela y pelear por ella.

Más cuando estás en un bus de los 50′s atrapado por muchas horas, bajando los Himalayas. Es mejor respirar y mirar por la ventana, que si sigues gritando es que te estás perdiendo esto:

Poon Hill Neoal

El artículo El bus de Babel II – Se desata el caos apareció en Sin Destino Fijo.


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