Corría el año 1996 cuando Coca-Cola, en colaboración con Motorola, tuvo la genial idea de regalar (más bien subsidiar) un busca (o beeper) a todos aquellos que reuniesen 15 puntos de las botellas de 1,5 litros de Coca-Cola, Fanta o Sprite y abonasen 1.500 pesetas.
Se debe decir, para aquellos que no lo recuerden o no hubiesen vivido aquella época, que en el año 1996 los teléfonos móviles era todavía una rara avis, no se encontraban muy extendidos y no desde luego en el colectivo de adolescentes. El poder llevar un aparato por el cual tus amigos y familiares te pudiesen enviar mensajes estuvieras donde estuvieras era una sensación tremenda, te sentías como alguien importante.
El dispositivo era voluminoso para lo que ofrecía y nuestros estándares de hoy. Era de color negro, adornado con el logo de Coca-Cola, tres botones y una pantalla alfa-numérica de una sola línea. Muy importante también el soporte o carcasa de plástico que traía y que te permitía engancharlo a tus pantalones o cinturón. ¿Las funcionalidades? Escasas si tenemos en cuenta las posibilidades actuales, pero excelsas si consideramos que estamos hablando del año 1996.
El aparato sólo recibía mensajes, es decir, era un mero receptor sin posibilidad alguna de enviarlos. El funcionamiento era fácil, aunque hoy lo veríamos como algo complicado y engorroso. Si alguien quería comunicarse con nosotros “unicamente” tenía que llamar a un servicio telefónico (que costaba como unas 100 pesetas) donde un operador te recogía el mensaje, lo escribía y lo enviaba al destinatario. El servicio era ofrecido por Mensatel, de la extinta Moviline de Telefónica.
A efectos prácticos, la mayoría de los usuarios del beeper no recibían demasiados mensajes, por no decir ninguno, más allá de los que la propia Coca-Cola enviaba con promociones y publicidad. Daba igual, nos gustaba llevar este cacharro y sentirnos importantes y, además, tanto para Coca-Cola como para Motorola fue una gran iniciativa. Los primeros tuvieron una campaña promocional bestial, y los segundos pudieron retirar un enorme stock de buscas justo antes de la llegada masiva de los móviles y sus SMS.