Marc Spector y Frank Castle son dos de los grandes psicópatas del Universo Marvel. Si, están en el lado de los buenos, pero la lista de problemas mentales que reúnen entre los dos darían para que Freud dedicara toda una vida a estudiarlos. En ambos casos, la venganza es la excusa para dar rienda suelta a sus conductas asociales y transtornos variados. Son la otra cara de la moneda de tipos como Bullseye, quien ha dejado de lado restricciones morales en sus actos.
Después de un anterior intento, que no estuvo mal pero que decayó en el tiempo, El Caballero Luna regresa con serie propia. El personaje, ahora miembro de los Vengadores Secretos, mantiene cierto número de lectores fieles a los que Marvel no quiere dejar escapar. Si unimos que Bendis y Maleev unen fuerzas para revitalizar la cabecera, se logra uno de esos títulos que al menos hay que darle una oportunidad. Sobre todo si echamos la vista a la etapa de Daredevil del mismo dúo, que aunque lenta consiguió que “El Hombre sin Miedo” viviera una etapa interesante como hacía tiempo no se veía.
La primera decisión de Bendis es hacer mudanza; Nueva York está repleto de héroes y villanos, lo que hace difícil brillar y destacar a nuestro protagonista. Su “modus operandi”, le acercaría a héroes solitarios como Punisher y Daredevil. Y si ya tenemos dos protectores de los bajos fondos, un tercero haría una multitud difícil de conjugar. Así que Los Ángeles se convierte en el destino del Caballero Luna. La ciudad no es ajena al personaje, ya que anteriormente tuvo su base de operaciones allí, por ejemplo al estar con Los Vengadores Costa Oeste. De paso, se libra de los personajes secundarios que le acompañan desde siempre y que no hacen mas que repetir situaciones y escenarios. Deberá así buscar nuevo ayudante y confidente que le ofrezca cobertura y armamento.
En segundo lugar, Bendis hace desaparecer las múltiples personalidades de Spector, dejando únicamente a…¡Spiderman, Capitán América y Lobezno!. Esos amigos imaginarios serán los que determinen su forma de actuar y son su “pepito grillo” que le mostrarán el camino correcto. La sorpresa inicial de ver a esos personajes rodeando a Marc Spector se torna en asombro cuando comprendemos que tan solo están en su cabeza.
Y, para cerrar el círculo, la réplica femenina a cargo de una exvengadore y un nuevo enemigo del que se sospecha su identidad casi desde el principio pero que solo llegando al final sabemos quien es y un negocio propio de los bajos fondos: Material tecnológico de últimísima generación se mueve en el mercado negro. Pero no cualquier material, si no ¡Ultrón!.
Con estos mimbres, los primeros siete números del arco argumental inicial consiguen despertar el interés del lector. Bendis, siempre lento cuando se trata de desarrollar tramas donde tenemos un único protagonista, va dejando entrever que quiere enfatizar dos cosas: El Caballero Luna se enfrenta no solo a sus enemigos, si no también a su propia mente. En esta ocasión parece mantener la cordura, pero al igual que el protagonista de “Una Mente Maravillosa”, no sabe cuando lo que ve es real o no, con las dificultades que ello conlleva.
Habrá que esperar al siguiente tomo para saber si se mantiene el interés o es tan solo flor de un día. Por ahora, toca disfrutarlo.
Valoración:7