Revista Opinión

El caballo de Troya de las grandes corporaciones

Publicado el 23 julio 2014 por Gsnotaftershave @GSnotaftershave
Foto: Flickr/ Campact

Foto: Flickr/ Campact

Aunque la idea de un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos no es nueva, hace un año ambas partes empezaron una ronda de negociaciones para hacerlo realidad. La semana pasada, las partes negociadoras se encontraron en Bruselas por sexta vez. De firmarse el tratado en un futuro, este supondría la creación del área de libre comercio más grande de la historia y, según un estudio encargado por la Comisión Europea (CE), llevaría grandes beneficios economicos. Sin embargo, el tratado está siendo polémico desde su mismísima gestación. ¿Es el TTIP el caballo de Troya de las grandes corporaciones?

Kenneth Haar, investigador en Corporate Europe Observatory, me recibe en las oficinas de este observatorio de los lobbies para hablarme del Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión (TTIP en sus siglas en inglés), el nombre oficial del tratado.

Las negociaciones sobre el TTIP empezaron hace un año y parece que había cierta prisa para firmar.
Yo creo que se están dando cuenta que es más complicado de lo que pensaban. El plan inicial era terminar las negociaciones este año, en un par de meses. De hecho tenían pensado terminar las negociaciones ahora pero poco a poco se han dado cuenta de que es más complicado y seguramente la principal razón de esto es que desde el inicio se ha abierto un debate público muy grande en muchos países y hay una gran insatisfacción popular. La CE ha descubierto que no puede sencillamente llevar a cabo un plan como este de esta manera, algo que supone tanto tiempo y dinero y que todavía ahora no pueden estar seguros del éxito que tendrá.

De hecho uno de los aspectos que más se le critica es que no es puramente un acuerdo comercial y que busca la eliminación de barreras alternativas al comercio, ya que, de hecho, las tarifas arancelarias ya son suficientemente bajas.
No es un acuerdo comercial sobre aranceles, este tratado es principalmente sobre regulación de todo tipo de estándares que nos encontramos en nuestro día a día, qué tipo de productos químicos deben ser aceptados y cuales no, sobre estándares de comida, sobre el funcionamiento de nuestros servicios públicos, sobre la privacidad de datos…Fundamentalmente, es un tratado sobre democracia. Hay muchos elementos que cambiarán la forma en que las decisiones políticas se toman en Europa. Sólo por ello ya es un tratado muy importante.

¿Se ha tenido en cuenta de algún modo la opinión de trabajadores?
Ha habido algunas reuniones con sindicatos y la CE pero esta se ha reunido primero y básicamente con lobbies. Hace seis meses hicimos una estadística para ver qué grupos se habían reunido más con la CE desde 2012 y nos enviaron una lista de 130 reuniones, de los cuales 119 eran grupos de negocio. Y hacen todo lo que pueden para integrar sus peticiones o deseos en estas reuniones. La CE promueve los intereses de estos grupos en la escena global.

Y el problema es que hace 30 o 40 años unas negociaciones sobre comercio estarían limitadas a los grandes grupos de negocio pero hoy es sobre medio ambiente, salud, puestos de trabajo…algo que debería ser negociado por otra vía, no vía negociaciones de comercio.

Como consumidor o pequeño empresario ¿Cómo me afectará este tratado?
No tenemos un papel final en el que podamos ver el acuerdo final pero lo que sí sabemos es lo que la UE quiere negociar y lo que EUA busca en este acuerdo, y partiendo de este podemos numerar una serie de áreas en las que ello afectará a los ciudadanos.

Por ejemplo, si tomamos la industria química, lo que EUA está haciendo es forzar la existencia de procedimientos comunes para productos químicos, algo que puede sonar increíblemente aburrido pero que básicamente trata sobre qué tipo de substancias químicas puedes encontrar o no en el mercado. Y el problema es que, a pesar de que las normas europeas sobre ello no son muy fuertes, son mucho más fuertes que la normativa estadounidense. Y la ambición que tienen es encontrar puntos comunes.

Y, ¿Qué significaría eso?
Pues que los dos deberán buscar cuáles pueden ser esos puntos en común, algo que se significaría inevitablemente que más productos químicos serían aceptados en el mercado europeo. Por ejemplo, en la industria cosmética, en la UE, 1.300 tipos de substancias están prohibidas para la producción de cosméticos mientras que en Estados Unidos…¿Te imaginas cuántas hay prohibidas?

¿Cuántas?
Once, sólo once. O sea, la idea es cómo asegurarse, a través de nuevas reglas, que sea posible exportar productos cosméticos americanos de estas condiciones, productos que actualmente no podrían venderse en Europa. Por ello, una vez más, mi pregunta retórica es cómo es posible hacer esto sin afectar la normativa de protección que existe actualmente en Europa.

El problema es que una vez tengamos un acuerdo con los americanos la idea, de momento, es que cada vez que la UE o EUA considere nueva normativa deberá consultarlo primero con la otra parte. O sea que, por ejemplo, si en dos años, hay una propuesta nueva en la UE sobre x, podría ser fácilmente bloqueado por EUA, incluso si antes ha sido discutido por los eurodiputados.

Los burócratas tendrán mucho más poder. Las decisiones que tomar o no tomar recaerán más sobre la Comisión y las Agencias americanas que antes.

Hay cierta preocupación sobre como afectará el tratado a la entrada de elementos modificados genéticamente en la industria agroalimentaria.
En EUA todo es sobre organismos modificados genéticamente (OMG). En estas negociaciones está bastante claro que la industria agroalimentaria quiere ver algún movimiento sobre esto como resultado del TTIP. Y aunque es cierto que hasta ahora la UE ha sido cauta sobre los OMG, no podemos estar seguros que este sea el caso después de un acuerdo comercial con EUA.

La industria agroalimentaria es uno de los lobbies en Bruselas que más ha presionado y más se ha reunido con la Comisión Europea en estas negociaciones. [Véase el gráfico y con detalle algunas de las empresas de este sector, como Unilever, Coca-Cola o Nestlé] Además, la Comisión siempre ha sido quien ha estado más a favor de los OMGs cuando ha habido discusiones o debates con un estado miembro.

¿Cuáles son los puntos en común cuando hay tanta diferencia?
Desde el principio ha quedado claro que lo importante para la UE o EUA no son las tarifas, los aranceles, es la regulación. La mitad del acuerdo es sobre regulación. Este es un tratado más ambicioso que un tratado comercial.

La segunda parte de esta entrevista será publicada este viernes, día 25 de Julio. En ella se tratan otros aspectos del TTIP y del proceso de negociaciones.

BLANCA BLAY, desde Bruselas

@BlancaBlay

[email protected]


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