No quiero exagerar pero el siglo XXI está siendo el siglo del mundo al revés. Mientras que se va a juzgar a Garzón por investigar los crímenes del franquismo y la lideresa madrileña se erige en la luchadora contra la Gürtel, en el Cabanyal lo que está pasando es de locos.
El Cabanyal ya saben ustedes que es ese barrio de pescadores valenciano, declarado Bien de Interés Cultural, y al que Dª Rita la Bárbara pretende destruir con afanes de lucro urbanístico, saltándose una orden del Ministerio de Cultura y del Tribunal Constitucional que ha admitido a trámite el recurso de inconstitucional, lo que supone la paralización del plan.
Pero claro, a la señora Rita el gobierno la encabrita (perdonen el pareado) y el Tribunal Constitucional se la trae al pairo y decide seguir por sus fueros destrozando el Cabanyal, cual caballo de Atila, derribando casas y cargándose el barrio. ¡Faltaría más! a ella no le van a parar, ni leyes ni leches, ¡adelante mis valientes! –dicen que se le oye gritar—, al mando de sus tropas.
Pero hay un matiz importante y es que las tropas que comanda la alcaldesa ruda y montaraz no son sólo policías locales, sino que son también policías nacionales –por cómo se están comportando más parecen los policías armadas de los tiempos franquistas—, y que yo sepa éstos dependen de Interior, en este caso de la Delegación del Gobierno de Valencia.
Y digo yo, que de esto sé lo justo, a ver si alguien me contesta: ¿Es posible que los policías nacionales que dependen del gobierno central se pongan al lado de la alcaldesa en contra de la legalidad vigente? ¿Es o no es el mundo al revés?
El delegado del gobierno de Valencia es un tal Ricardo Peralta, que yo todavía no sé porque no ha dimitido al poner a sus huestes al otro lado de la ley por defender intereses de la alcaldesa.
Dª Rita podría nombrarle jefe de sus huestes pero no sé que hace de delegado del gobierno luchando contra quien le paga y además ordenando agresiones de tal envergadura.
En fin, juzguen ustedes mismos las agresiones cometidas contra los manifestantes, a favor de mantener el barrio del Cabanyal, y ya me dirán si no es para que este tipo se vaya a hacer puñetas.