“Estoy orgulloso de los estudiantes antifascistas que en ciudades andaluzas han dicho que no quieren que los fachas vuelvan”, la irrupción de Vox es “preocupante” porque están “en contra de la democracia”; “escuchar a Casado es escuchar lo que dice Vox”.
Debe de ser por eso por lo que el Sr. Iglesias, transgresor con el rey de España, a quien visita en mangas de camisa y vaqueros, cambia su punto de vista al elegir la morada familiar, por eso de que la mano derecha ignore lo que hace la izquierda, que era una forma de entrar en el reino de los cielos en el que no cree, por lo que se lo procura en este valle de lágrimas. En la fotografía entra -o sale- del Congreso, donde decidió que iría “a montar el pollo” (sic), con indumentaria habitual de inconformista trasnochado, luciendo un chaqué excesivamente grande en la entrega de los premios Goya; se conoce que los titiriteros subvencionados le merecen el respeto que no tiene por las instituciones, ni por otros compañeros en la política y, por su comportamiento, tampoco por sus propios votantes.