Revista Diario
El año pasado dejaron de venderse los clásicos termómetros de mercurio, los de toda la vida. Y a mi me pilló totalmente desprevenida, porque si lo hubiera sabido me hubiera comprado una docena, por lo menos.
Hasta el momento teníamos en casa un termómetro de mercurio de los de siempre, mi termómetro basal (que también era de mercurio) y un termómetro digital muy normalito, de los baratillos, por si las moscas. Cuando había fiebre en casa, siempre cogíamos el de mercurio porque su precisión es incomparable a ningún otro. Te puedes poner el termómetro de mercurio 10 veces seguidas que siempre marcará lo mismo. Imposible hacer lo mismo con el termómetro digital, nunca repite temperatura, es algo increible.
Pero, un día, hace muchos meses, fui a ponérselo al nene (que ni tenía fiebre ni nada, me pareció a mi simplemente) y en un mal gesto se me cayó al suelo y se rompió. Afortunadamente, mis padres tenía uno en su casa y nos lo dejaron, con la promesa de cuidarlo como oro en paño.
Con estos días tan desastrosos que hemos tenido, donde hemos usado el termómetro 100 veces diarias, un buen día fui a llevar al niño a la pediatra y cuando volví mi perra lo había destrozado. Genial, un problema más porque como para fiarse de la temperatura del termómetro digital. Así que cogí mi termómetro basal, ese que tenía guardado como oro en paño porque era magnífico... bien, me duró 12 horas, lo que tardó mi hijo en uno de sus arrebatos febriles en mandarlo a hacer puñetas de un manotazo. Dos termómetros de mercurio rotos en menos de 24 horas, más el que se rompió hace unos meses, ¡según los ecologistas mi casa va camino de convertirse en un Chernobil!.
De modo que los últimos días hemos tenido que resistir con el cutre-termómetro digital que de 10 mediciones da 10 temperaturas distintas, así que tienes que ponerlo no menos de 2-3 veces para poder hacer una media. Con lo que le gustan los termómetros al bebito, no es precisamente lo más práctico del mundo.
Así que esta noche que por fin he tenido un respiro he comprado un termómetro nuevo, en mi querido Amazon UK. Después de haber leído mucho sobre todos los termómetros digitales que hay en el mercado ahora mismo y que todo el mundo venga a decir que son todos malísimos y que da igual cuál te compres porque son todos igual de poco fiables, al final me he decidido por el que más gracia me ha hecho, uno de oído de Braun que se llama Thermoscan. Por lo menos me ha costado barato comparado con los precios que he visto en España y eso que en Amazon cobran gastos de envío (en serio, ¡recomendadísimo comprar en Amazon UK, merece mucho la pena!).
Ya veremos qué tal funciona, no le tengo mucha fe... si, total, luego vas a Urgencias y te encuentas con esos especiales que tienen ellos, ¡que mínimo marcan un grado menos!.