Los brasileros la ponen. Bastante. En este rato que vos estás como un pelotudo (o pelotuda, no quiero discriminar) leyendo estas palabras un brasilero promedio ya mojó un par de veces y está en búsqueda de la tercera. Cuando llegó el canal Venus a brasil los usuarios se quejaron de que la demoraban mucho para entrar a los bifes, y mirá que en una de esas películas entra una a una zapatería y ni "buenas tardes", derecho al asunto. Me contaron.
El sexo es tan común en brasil que padres e hijos miran a xuxa (cuando no están haciéndolo), un ejemplo de un antiguo (haciéndolo entre los padres, no de que los padres tengan sexo con los hijos después de mirar a xuxa) , ícono sexual derivado de (en serio, son unos enfermos) la pornografía (o enfermas, otra vez, no quiero discriminar).
Pero bueno, si algo me contaron es que el sexo lleva tiempo. Para algunos más, y para otros menos, pero lleva tiempo. Y ¿qué es lo que termina pasando cuando uno dedica mucho tiempo a una cosa? Le resta tiempo a las demás (perdón que contesté la pregunta que hacía sin dar tiempo a que contesten, pero si me pongo a esperar no termino más de escribir esto).
La restada de tiempo de las demás actividades las hace lujosas, divertidas y tabú, a diferencia del sexo. El siguiente reclame evidencia esta situación. Mientras que en el resto del mundo al terminar una cita ella preguntaría "subís a tomar un café?" para terminar en una noche de pasión y poco café, en brasil se da la situación opuesta. "subís y lo facemos?" le pregunta la morocha, y después le dan duro y parejo. Al capuccino.