El cálculo mecánico en el Deutsches de Munich

Uno de los espacios más completos del Museo Alemán de la Ciencia y la Técnica es su colección de maquinas y artilugios de calcular.

Encabezamos con la reproducción de la Máquina de Schickard (1623), la que pasa por ser la primera calculadora de la historia. Se sabe de la construcción de la maquina por una carta recibida por Kepler con un boceto. El dispositivo utiliza los bastones de Neper y un a rueda para mecanizar las sumas.

Al lado un tapete con ápices recuerda el cálculo medieval que fue sustituido por los algoritmos de las operaciones numéricas.

Las bellas multiplicadoras doradas, que son herederas de la Maquina de Leibniz, ocupan el lugar que les corresponde. Se pueden ver hasta las sofisticadas maquinas mecánicas de descomposición en armónicos fabricadas por Coradi.

No dejará de admirarnos descubrir un panel donde Leonardo Torres Quevedo se encuentra junto a Charles Babbage. El Museo reconoce en dos lugares al ingeniero cantabro: la resolución mecánica de ecuaciones polinómicas y su contribución al cáculo electromecánico. Mientras sus maquinas ocupan un sótano perdido de la Escuela de Caminos, el Deutsches le rinde el homenaje que se merece. Confiamos en que el centenario del Trasbordador del Niágara (llamado el español)  sirva para poner en valor a Monsieur Torres.