El cambio

El Sr. Iglesias ha declarado, en numerosas ocasiones, que los países del sur de Europa, entiendo que España está entre ellos, tienen mucho que aprender de la democracia y el progreso venezolanos, que consideró ejemplares en una entrevista llevada a cabo para un medio de ese país. La situación actual es la de una nación cuyo pueblo hace colas en los supermercados, desabastecidos de la mayoría de productos de primera necesidad, una nación a la que diversas aerolíneas han dejado de volar por la escasez de medios, hasta de combustible, un país en el que la inseguridad ciudadana es una de las mayores del mundo, un país, en fin, asesorado de forma brillante en lo económico, por profesionales y expertos muy próximos ideológicamente a la formación morada. ¿Es ese el modelo que debemos envidiar y el que esperamos en caso de que D. Pablo gane las elecciones?. Personalmente opino que tenemos pocas -o ninguna- lecciones de democracia que Venezuela pueda enseñarnos; tampoco envidio un gobernante como el Sr. Maduro y entiendo que el nivel de vida de nuestro país es infinitamente superior al iberoamericano, como si jugásemos en ligas diferentes, aunque -hay que reconocerlo- nos ofrezca el chavismo la posibilidad de participar en una sociedad con grandes diferencias entre las clases, por más que se empeñen en vender lecciones de progresismo. El Sr. Errejón llego a afirmar que las colas en Venezuela se producen porque la “gente” dispone de más dinero para consumir, en un record de hipocresía política. Dentro de 25 días tendremos especial cuidado al depositar nuestro voto en la urna; en un estado de corrupción generalizada (ganada en número por el PP y en cantidad por el PSOE, y en la que también entran numerosos dirigentes de la formación morada), se hará necesaria la pinza en la nariz, pero es preciso conocer muy bien a quien no votar. El resto, cosa de cada cual.