por Bettina Langerfeldt
No es fácil dar un paso de fe y lanzarse a hacer algo nuevo en un negocio. Los cambios cuestan, porque nos obligan a enfrentar lo desconocido. Por eso, cuando todo va bastante bien y no hay una crisis que nos obliga a cambiar, preferimos quedarnos en un lugar que nos da seguridad, aunque sea aparente. Sin darnos cuenta, podemos caer en recluirnos en aquél lugar donde todos los emprendimientos quedan estancados y mueren: nuestra zona de confort. Descubra por qué es tan importante no dejarse atrapar por sus tentáculos engañosos.
¿Está todo perfecto en su negocio? ¿No tiene preocupaciones, el negocio marcha sobre ruedas y el dinero está entrando? Nada mejor que reclinar la cabeza y descansar sobre sus laureles.
Total, le tomó mucho trabajo llegar donde está, ¿verdad? Y no tiene ganas de seguir lidiando con más problemas.
¡Cuidado! Está a punto de entrar en el lugar donde todos los emprendimientos quedan estancados y mueren: su zona de confort.
No se deje atrapar por sus tentáculos engañosos.
Porque es muy atractivo estar ahí. Nos da una sensación de seguridad en la cual nos podemos esconder. Nos permite acobardarnos frente a los desafíos de la vida y adormece nuestro espíritu emprendedor.
La zona de confort, en realidad, no es un lugar, es un estado mental. En él nos refugiamos cuando sentimos miedo. Y el miedo es una fuerza negativa que nos limita y nos encierra en un nivel de existencia que está muy por debajo de nuestras capacidades.
No me permito sentir miedo
Hace un mes nos invitaron a navegar en una embarcación de unos amigos. Nuestros hijos hallaron nada mejor que tirarse al mar desde la cubierta, que estaba a 9 metros del mar.
Mientras aplaudíamos a nuestros hijos, nuestros amigos nos contaron que habían invitado a un empresario muy conocido, de edad avanzada, que sorprendió a todos, porque él también decidió zambullirse desde la cubierta del barco. Antes de lanzarse al vacío dijo con vehemencia: “Yo no me permito sentir miedo.”
Palabras sabias. Hubiese sido mucho más fácil para él quedarse sentado en la cubierta con un trago en la mano. Nadie esperaba de él que osara ejecutar proeza semejante y mucho menos a su edad. Sin embargo, enfrentó un desafío, porque sintió miedo y decidió vencerlo.
Ésta anécdota me hizo pensar. Estoy segura que el caballero tuvo ese mismo espíritu al enfrentar los desafíos de su negocio durante toda su vida. También estoy segura que fue la llave hacia el éxito que obtuvo como empresario. Aceptó el reto de vencer sus miedos antes de quedarse cómodamente recluido en su zona de confort.
Preferimos evadir las dificultades
¿No es eso lo que hacemos muchas veces? Nuestra sociedad nos enseña a evitar problemas, a evadir las situaciones complicadas y a mantener una actitud pasiva cuando sabemos que debemos actuar para cambiar las cosas.
El problema con esa actitud es que no logrará mucho en su vida. ¿Vivirá cómodo? Posiblemente. ¿Seguro? Quizás. ¿Aburrido? Siempre.
Admito: los cambios no son fáciles, pero son buenos. No son confortables, pero indican que estamos en movimiento. Cuando enfrentamos los desafíos y elegimos estar en un lugar incómodo, hay un riesgo, pero también hay una trayectoria y hay avance. A veces incluso con pasos agigantados.
Cuando decida enfrentar a los leones en su negocio en vez de arrancarse de ellos, dará lugar al incremento en sus ganancias, al desarrollo de su empresa y también se forjará en usted aquella fortaleza de carácter que tanto necesita para ser un empresario exitoso.
Es hora de salirse de la zona de confort. Dios le otorgó talentos y habilidades que son únicos para que cumpla con un propósito singular en su vida. Sus planes no son pequeños. Asegúrese de que los suyos no lo sean.
Bettina Langerfeldt – [email protected]