Revista Psicología

El camino a la libertad mental

Por María Damiani @compubespana

¿Cuántas veces ante determinadas situaciones las personas sienten limitaciones y creen que no existen salidas? ¿Se podría aprender algo de los árboles?

Una canción de Serrat dice: “Porque soy como el árbol talado, que retoño: y aún tengo la vida”.

Un árbol cortado, que renace y agradece tener la vida.

El Eucaliptus es un árbol que se puede cortar más de tres veces y vuelve a crecer. El tronco o tallo, es el camino que recorren los nutrientes tanto que vienen de la raíz, como de las hojas. La parte externa del tronco no puede volver a crecer porque es materia orgánica muerta, pero la interna sí puede renacer.

Tal vez puede suceder que estén enfocando la mirada más en el bosque que en el árbol.

Es común escuchar comentarios como “no puedo” y “no tengo”. Pero, ¡que eficaz resultaría si las reemplazáramos por las afirmaciones  “yo puedo”, “yo tengo”!

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La metafísica cristiana enseña a resolver cosas en pensamientos. No se cambia el problema en un buen pensamiento, pero sí se cambia el sentido de límite por el sentido de infinitud; el sentido de escasez por abundancia espiritual. Cada problema es de alguna manera una muestra de inseguridad o de ignorancia del bien divino.

¡Cuántas personas desean sentirse libres!

De hecho la libertad puede significar muchas cosas diferentes: libertad de amar, libertad de elegir, libertad de expresión, libertad mental y física.

La libertad mental comienza liberándose del pasado y de los miedos, y proviene de la capacidad para cambiar la forma de pensar y actuar.

Según explica Fernando Luis Gómez, médico Psicoanalista y especialista en estudios pedagógicos en Colombia: “Con bastante frecuencia, la llamada salud mental entra en conflicto con la libertad. ¿Qué es más importante, la salud mental o la libertad? Los psiquiatras, por lo general, alegan que la salud mental es más importante para preservar la vida; y considera que la libertad en una sociedad democrática, civilizada y libre es más importante que la llamada salud mental”.

Mantenerse con ánimo receptivo nos predispone a recibir con agrado todo lo bueno que nos espera y nos eleva por encima de los desafíos. Un pensamiento correcto es promotor de una acción correcta y natural.

Mary Baker Eddy, escritora norteamericana, percibió que cuando el pensamiento se mueve en armonía con la dirección del Amor divino, se obtiene la paz interior. Además, comenta que “todo lo que esclavice al hombre es contrario al gobierno divino. La Verdad hace libre al hombre”.

Entonces, ¿porqué limitarse con la manera de pensar? Para cada desafío que se presenta existe la capacidad para afrontarlo y se puede renacer reconociendo las infinitas posibilidades e ideas que llegan a cada uno. Eso puede significar un renacer y una nueva experiencia de vida, que abre a la compresión de todo lo espiritual.

Un salmo bíblico retrata: “Seré como rocío para Israel; como lirio, y extenderá sus raíces como los cedros en renuevos, y será su esplendor como el del olivo, y su fragancia como la de los cedros del Líbano”.

Es posible crecer y no marchitar.

Reconocer que lo Divino está en constante acción para el bien te ayuda a encontrar tu libertad mental.

¿Te animas a intentarlo?

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