Cuando iniciaba la universidad tuve un profesor que nos hablaba sobre la relación que llevaba con quien era su tercera esposa. El rondaba los 60 años y decía que si había algo que les ayudaba complementar su relación era que a veces el o ambos tenían un amante ocasional de mutuo acuerdo. Contaba las anécdotas de como esta situación enriquecía su relación e incluso ayudaba a mejorar su vida sexual. Esta fue la primera vez que escuche sobre estos casos, parejas que en algún momento de su vida necesitan un amante para que su vida sexual no caiga en la monotonía.
A pesar de que conocía esta situación, no fue lo que me levo a ser infiel, nunca hubo un mutuo acuerdo con mi pareja para que esto sucediera, sin embargo si hubo un cambio en cuanto a nuestra vida sexual, si mejoro notablemente. Durante el tiempo que estuve casado con mi ex-esposa me bese con más de cuatro mujeres y solamente con dos de ellas tuve relaciones. De estos casos solo hubo uno en el que vi que la persona con la que estaba buscaba algo más, quería una relación estable, formal y aunque no decía explícitamente que esperaba que dejara a quien era mi esposa sus comentarios planteaba una posible vida juntos. Fue de quien más me aleje, no por no arruinar mi matrimonio, en ese momento yo quería terminar mi relación y aunque intente no ser discreto en estos encuentros, nunca logre que mi pareja se diera cuenta de lo que ocurrí, tiempo después termine esa relación.
Hablar de mi primer matrimonio es hablar de una relación que viví con una fuerte pasión inicial, pero que, como individuos me parece que nunca hablamos de algunos problemas que teníamos siendo pareja, asumo la responsabilidad de saber que hubo momentos en que yo no lo permití y tampoco lo busque, falto comunicación más clara, algo que entre parejas sucede mucho. Nunca fui infiel por vivir un infierno en casa o un aburrimiento abrumador, simplemente había cosas que no sabía cómo manejar y, en lugar de encontrar el modo adecuado de hablarlo, buscaba una salida. Siempre dije que lo mejor que le podía pasar a ella era que me dejará, eso cambiaría su esquema que venía repitiendo ser abandonada por los hombres. Al final se repitió su experiencia y yo repetí la mía, la abandone al no saber cómo manejar más la situación. A diferencia de relaciones anteriores, en esta ocasión, no había otra mujer de por medio.
He notado que en ocasiones un hombre empieza una relación solo por dejarse llevar por ese deseo y atracción solamente sexual, cuando esa llama comienza a extinguirse se va perdiendo el interés y no sabemos recuperarlo. Comenzamos a culpar a la mujer, sentimos que algo le falta y así comenzamos a buscar en otra lo que nuestra pareja ya no nos da.
Hasta antes de que se comenzará a hablar sobre el goce que puede llegar a tener y merece tener la mujer en la sexualidad, los hombres solamente recibían placer al llegar y eyacular llegando así, en teoría, al orgasmo masculino. En la actualidad, cuando se habla de incrementar el placer en la pareja, muchos hombres creen que solo con tener relaciones sexuales de mayor duración es como se puede satisfacer a su pareja creyendo que mejorando la cantidad de tiempo aumentamos el placer, cuando lo que enriquece la sexualidad es también la calidad, es decir, todo lo que implica antes, durante y después de tener relaciones.
Mi infidelidad se dio por no saber cómo manejar el tema de un cambio en nuestra vida sexual, aunque no fue esta la principal ni la única razón que motivo mi separación. Creo que en esta época, en que el placer sexual es un tema prioritario en las relaciones de pareja, debería de hablarse más sobre lo que hacemos en la cama, hablar sobre realmente lo que nos gusta, lo que no nos gusta, lo que nos permitimos hacer y lo que no, para ello necesitamos darle mayor importancia a nuestra vida sexual, como individuos y como pareja. El sexo ha sido un tema tabú en nuestra sociedad pero debemos retomarlo si deseamos que nuestra vida como pareja mejoré. Hay que identificar que podemos ser compatibles sexualmente y a veces no ser lo y que esto influye en la calidad de nuestras relaciones. Así como no somos capaces de llevar una relación con una pareja agresiva, hay que reconocer que una relación también se lleva por la compatibilidad sexual. Si no somos capaces de encontrar un equilibrio en nuestra cama, difícilmente lo tendremos en nuestra relación.
¿Creen que podamos dar terminada una relación solo por falta de compatibilidad sexual? ¿Deberíamos darle mayor prioridad a este tema en nuestras relaciones?