Revista Religión
Diseñó a la humanidad para vivir de cierta manera y “su camino es perfecto” (2 Samuel 22:31). Dios también es la fuente de fortaleza que permitió a los hijos de Dios vivir el camino que Él prescribió. David dijo: “Dios es el que me ciñe de fuerza, y quien despeja mi camino” (v. 33). En la mente del creyente hebreo estaba tan arraigado este concepto, que se decía de los creyentes de la Iglesia primitiva que ellos “pertenecían al camino” (Hechos 9:2), y sabían que Jesús era el único camino (ver Juan 14:6; Hechos 4:12).
A los no creyentes les cuesta entender la noción cristiana de que hay un único camino. Y esto, a pesar de que cada objeto diseñado por el hombre funciona de una única manera. Una computadora puede realizar cálculos increíbles y ser de enorme servicio a la humanidad, pero únicamente si se usa de la manera como fue diseñada por el fabricante. Un tractor puede empujar una carga pesada, pero solamente si es operado de la manera en que los diseñadores lo prepararon para funcionar. Y así, podríamos mencionar infinidad de ejemplos.
Como creyentes seremos tentados a vivir de otra manera, por nuestra propia fuerza y recursos. Es la naturaleza orgullosa y un defecto fatal del razonamiento humano la que nos hace pensar que sabemos qué es lo mejor para nuestras propias vidas, y creer que no necesitamos la ayuda de Dios y de los demás. “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 16:25).
También estaremos encantados a cuestionar la sabiduría de Dios por crearnos de la forma en que lo hizo, y por no darnos circunstancias más favorables en las cuales vivir.
“Mas antes oh hombre, ¿Quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” (Romanos 9:20-21).
Además, “¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces?” (Isaías 45:9).
La clave para una vida exitosa es conocer a Dios y aprender sus caminos, y luego vivir de acuerdo a ellos por fe en el poder del Espíritu Santo. Esa es la razón por la que las Escrituras nos permiten solamente gloriarnos en una sola cosa.
"No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Más alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová” (Jeremías 9:23-24, ver también 1 Corintios 1:31).
Solamente podemos cumplir nuestro propósito si somos dependientes de Dios para tener fuerza y aprender a vivir de una manera consistente con la forma en que fuimos diseñados. El profeta Samuel escribió: “Porque yo he guardado los caminos de Jehová, y no me aparté impíamente de mi Dios”(2 Samuel 22:22). ¡Qué mundo sería este si toda la creación de Dios pudiera decirlo!
“¡Viva Jehová y bendita sea mi roca, y engrandecido sea el Dios de mi salvación!” (2 Samuel 22:47).
Pensamiento del día: ¿Cuáles son los resultados de vivir tus propios caminos por oposición al camino de Dios?