San Patricio (387-461 d. C.) escapó la esclavitud y huyó de la Isla Esmeralda, pero en un sueño sintió la llamada de Irlanda y volvió para dedicarse a convertir a miles de paganos al cristianismo.
Patricio fue tan eficaz que un nuevo converso le donó su granero para que pudiera celebrar sus misas. Ese granero se conoce ahora como la Iglesia de Saul y es donde vivió Patricio hasta su muerte.
Hoy en día hay una iglesia conmemorativa y una réplica de una torre irlandesa en el mismo lugar, cerca de una enorme estatua de San Patricio en Slieve Patrick (como ya habrás adivinado, recibe su nombre en honor al santo).
San Patricio está arraigado en el corazón mismo del patrimonio cristiano de Irlanda, y hay pocos lugares más fascinantes para aprender acerca de Patricio que el Centro de visitantes San Patricio (la única exposición del mundo dedicada al santo patrón).
Quien desee aprender más acerca de Patricio y la primera época cristiana puede contemplar las colecciones de arte y la intrincada artesanía en metal de la época, además de unas interesantísimas exhibiciones interactivas. Queda lejos de aquél lugar frío y solitario en la montaña de Slemish, pero es un digno tributo al impacto que ha tenido el santo sobre los irlandeses.