Hablando de piedras, en los mojones hay verdaderas esculturas hechas por los peregrinos. Yo puse la mía.
Si mi bolsito de Louis Vuitton causó estupor, espero que el impacto de mis pulseras de Isidoro Hernández, Dior y López-Linares cause menor impacto, que no era para tanto.
Uno de los bonitos hórreos que encontramos.
Una imagen curiosa. No os puedo decir qué nos hizo perder el protagonismo para estos perros que giraron sus hocicos hacia la derecha. ¡Nosotras empezamos a correr! Y sí, era humano lo que venía.
Estas bayas "explosionan" y hacen un ruido curioso durante gran parte del Camino.
Este banco (privado) de una casa nos dio la vida. Afortunadamente sus dueños debían de estar disfrutando de una siesta. Nos daba igual que nos "pillaran". Era cuestión de vida o muerte.
Baldosín del puente de Pontecesures donde una amiga se dio una castaña, por cierto.
Sí, aquí acabaremos todos, no hay escapatoria. En el Camino hay recordatorios de este tipo continuamente.
Ovejita negra con la que me solidarizo a muerte.
Esto sí es un descanso. En la Pulpería Rial de Padrón.
Pimientos de ídem y pulpiño galego.
Tartas de café y queso respectivamente. Todo de Rial. Aprovecho para comentar que los pimientos son de Padrón -que es un pueblo-, no del padrón -que es donde se censa a los habitantes de una población-, como ya he visto en algunos restaurantes fuera de Galicia.
Uno de los muchos viveros de Padrón.
Con las gallinas también me solidarizo. ¿Por qué tienen tan mala fama? Éstas están muy tranquilas a pesar de tener al gallo cerca.
Curiosa casa de estilo modernista.
¡Alucinando! Un restaurante de diseño en pleno Camino. "Cosas veredes".
En el hotel de Padrón, usando El Secador. O sea, los 40º de la calle, para secarme el pelo. Gracias mamá por la idea. ¡Funcionó a la perfección!
Señales del Camino y diente de león. Fui respetuosa. No soplé y aunque este tipo de flechas amarillas me incitaban a moverlas y cambiarlas de sentido, me contuve.
Si os gustan las hortensias, disfrutaréis de lo lindo. Las hay preciosas y de todos los colores, entre otras flores.
La casa más bonita que nos encontramos. De película.
Bonito silo coordinado con el cielo.
Muchas casas del Camino hacen alarde de ello y nosotras se lo agradecemos. Vamos por el Buen Camino.
Aunque veíamos espejismos, y no es broma, -el toldo de una obra nos parecía el de un carrito de helados y cosas así- éste resultó ser real. ¡Un supermercado!
Adorno dejado por un peregrino.
Casa como de atrezzo.
Nuestro desayuno reparador. El cruasán era tamaño camión. Uno para las dos fue suficiente.
¡La casa de Rosalía de Castro! Emocionante.
Detalle del jardín.
Os vais a encontrar muchas vías y pasos a nivel para atravesar.
Frikismo en el Camino. Sí, también existe.
Una mini señal monísima del Camino con mano gorda. Cosas de andar a 40 y pico grados. Se te hincha todo menos el alma.
Manita a remojo.
Llegar a Santiago es lo más maravilloso que me ha pasado desde hace mucho tiempo. ¡¡Todo los sufrimientos merecieron la pena!!
¡Viva la Catedral de Santiago!
Y a seguir andando por la vida, que eso sí que tiene tela.
¡Muy feliz miércoles, queridos "amigüitos"! Y un consejo, jamás hagáis el Camino de Santiago con altísimas temperaturas. Aparte de que no os vais a encontrar apenas a nadie, las posibilidades de supervivencia disminuyen notablemente. ¡¡Besos a tutiplén!!
Sylvie Tartán.