Revista Insólito

El camino del Sol

Publicado el 17 octubre 2016 por Monpalentina @FFroi
El camino del Sol
De entre todos los caminos que cruzaron antaño el territorio de la comarca de La Peña, hubo uno que destacó sobre todos los demás, por la importancia que tuvo, no solamente para ella, sino también, para las comarcas limítrofes, incluso para todo el norte de la Península. Me estoy refiriendo al camino que, siguiendo la ruta del sol, comunicaba el Oriente con el Occidente; el camino por el que transitaron los primitivos Cántabros; un camino por el que luego llegaron las legiones romanas para combatir en las Guerras Cántabro-Astures; un camino por el que, los bárbaros del Norte invadieron más tarde todo el país y un camino por el que transitaron los primeros peregrinos que deseaban llegar hasta la tumba del Apóstol Santiago y que, andando el tiempo, se conoció con el nombre de Camino Real, el cual, hasta no hace tanto tiempo, utilizaron nuestros más inmediatos antepasados. En fin, un camino que en sus orígenes prehistóricos, bien pudo haber sido denominado por aquellas gentes como El Camino del Sol, por coincidir su itinerario con el que diariamente seguía el astro rey. Un camino cargado de historia.
Este Cuaderno va a intentar, no sólo la recuperación del recuerdo de su trazado, sino y sobre todo, la recuperación de las vivencias, las sensaciones y hasta las fantasías de quienes transitaron por él; gentes anónimas que deseaban o necesitaban ir a alguna parte, cargados de problemas, de sueños y cansancios.
Dije en la presentación, que los caminos no han sido solamente suelos sobre los que pisar, sino que en ellos quedaron las huellas invisibles de millones de pisadas. Recuperarlos es como recuperar parte de las vidas de quienes los hollaron o, dicho de otro modo, es como recuperar una parte importante de nuestra propia historia.
El Camino del Sol era una ruta que venía desde el Oriente y caminaba hacia el Finisterre; un camino que, andando el tiempo y durante muchos siglos fue conocido como el Camino Real, un camino del que apenas si se conservan algunos tramos identificables y unos pocos topónimos. Este camino me resulta muy familiar, pues pasaba por delante de la casa donde nací y donde me crié; mi padre, que lo había conocido y transitado de niño y de joven con mi abuelo, contaba que tenía un ancho de cuatro varas, de noventa centímetros cada una.
Este viejo camino, puede recobrar de nuevo su vitalidad y utilidad para la comarca, gracias a los vientos que soplan. Así pues, recuperar su memoria, no sólo resulta un ejercicio de investigación histórica, sino también, una apuesta por desvelar un posible recurso, en favor del renombre y de la economía de la comarca.
Los Cuadernos de la Peña, núm 22
Luis Manuel Mediavilla de la Gala 
Blanca Merino Rodríguez


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