Estoy leyendo el reciente libro de Bill Gates sobre el tema. Ya os explicaré que reacciones me suscita. Lo que tengo claro, como cualquiera con sentido común y dotes de observación, es que o la humanidad avanza en serio hacia la eliminación de los gases de efecto invernadero o las consecuencias para la vida humana en la Tierra pueden ser catastróficas.
En esa línea he de reconocer que estoy viendo en estos tiempos lo que me parece por primera vez una reacción serie de lo que conocemos como el establishment, es decir, los que de verdad mueven el mundo: la política y el dinero, que son dos elementos que siempre suelen ir juntos.
Por un lado, la política, como vemos en la portada de los diarios de hoy, liderada por Joe Biden, parece que vuelve a poner el tema en la agenda. Algo es algo, aunque ya sabemos que de los políticos solo podemos esperar promesas, y en especial de China, el gran contaminador mundial.
Y por otro lado, y aquí es donde quería llegar, el dinero. Y debo decir con alegría que estoy viendo que el dinero se está tomando muy en serio el objetivo, apuntado por Gates en su libro, de CERO emisiones de gases de efecto invernadero en 2030.
No sé si es por convencimiento o por interés, pero no me importa, si es así. Quizás es una mezcla de ambas cosas. Lo que está claro es que las empresas se dan cuenta que no solo los gobiernos ya apuntan en esa dirección, sino que sus clientes ya lo exigen, sobre todo los más jóvenes, e incluso sus inversores ya lo piden.
Ojalá este se el inicio de un camino irreversible hacia un mundo más verde y más sostenible. Es un esfuerzo de todos.