Las antiguas vías de comunicación (II)
- Miguel Vicente Basterra Adán
El valle del río Pisuerga fue, sin duda, una de las principales vías de comunicación que entrelazaba la Meseta con Liébana y Polaciones. Inicialmente la ribera derecha de su cauce fue lugar favorable para el trazado de un Camino real, que, partiendo desde Cervera de Pisuerga, continuaba por estas tierras hasta alcanzar los mencionados valles cantábricos. Hay quien retrotrae la génesis de esta ruta incluso a la época de la dominación romana [4].
- a) El trayecto originario
El ramo del Camino real aquí considerado parte de Cervera de Pisuerga. Esta localidad surgió al resguardo de un castro allí erigido aprovechando la escarpada peña Barrio. Cervera fue en los albores de la reconquista originariamente capital del alfoz (territorium) del Condado de Liébana. En las afueras de la localidad existió un eremitorio rupestre datado en el siglo IX, llamado de San Vicente, aún hoy día se pueden apreciar las tumbas antropomórficas y otros vestigios de aquel cenobio. (Imagen de san Vicente).
Debido al paulatino aumento de población en Cervera de Pisuerga, hubo de construirse en el siglo X una fortaleza sobre el cerro contiguo, que, por ello, es denominado actualmente como pico del Castillo. Esta fortificación permaneció erigida hasta la pérdida de su valía defensiva en el siglo XVI. Su demolición permitió el aprovechamiento de las piedras de sus muros para la ampliación de la iglesia parroquial de la localidad, ubicada en las laderas de ese mismo cerro.
A ello se debe que el templo parroquial lleve por título “nuestra Señora del Castillo”. Cervera de Pisuerga fue lugar de residencia nobiliaria, destacando por su importancia los Condes de Siruela, una familia colateral de los Condestables de Castilla, establecida en 1405 en el castillo de Vallejera, junto al río ribera. Esta familia ejerció dominio señorial sobre toda la comarca hasta el siglo XIX. Igualmente habría que mencionar por su importancia los mayorazgos de la familia Mier y Gómez de Cossío. Cervera de Pisuerga fue durante siglos el centro de intercambio y aprovisionamiento entre las regiones ganaderas del norte y las agrícolas del sur [5].
El antiguo Camino real que, partiendo de Cervera de Pisuerga, se dirigía hacia la Cordillera hallaba primeramente la localidad de Arbejal. Esta población se erigió en su día [6] en la margen derecha del Pisuerga, en un pago junto al río denominado La Bárcena. El lugar en cuestión actualmente es llamado Los Casares[7]. Allí estuvo hasta su destrucción por una catástrofe acaecida en el año 1240 [8]; se comenta que fue una riada. Tras aquella tragedia, el pueblo se reedificó en el lugar que actualmente ocupa. La historia eclesiástica refiere también que arbejal fue durante siglos priorato de la bailía de Población de Campos de la orden hospitalaria de San Juan de Jerusalén (u orden de Malta)9. Así se explica la presencia de la cruz y otros motivos iconográficos de esta institución eclesiástica en el interior de su iglesia parroquial.
Para adentrarse en el alto valle del Pisuerga desde Arbejal, había que bordear la fortaleza cancerbera de Peñas Negras (Petras Nigras). Esta localidad, actualmente despoblada, se ubicaba entre dos crestones rocosos que se alzan sobre la cumbre de la cordillera homónima, y que hacían de ella un auténtico baluarte natural. Peñas Negras fue parte de un sistema defensivo que protegió las tierras cántabras de las peligrosas aceifas árabes durante los primeros siglos de la reconquista[10]. Por su importancia estratégica, Piedras Negras se constituyó en aquel tiempo en capital del alfoz (territorium) homónimo del Condado de Liébana, cuyo dominio abarcaba el valle del río Pisuerga que se abría tras esa localidad [11].
El progresivo avance de la reconquista iniciado a mediados del siglo IX supuso para aquella localidad la pérdida de su importancia estratégica y el comienzo de su declive. El paulatino alejamiento del peligro de incursiones árabes, conllevó también que su población se trasladase desde la cumbre de los farallones rocosos que la resguardaban al pie de los mismos, en su vertiente meridional. La constitución a finales del siglo XII de las merindades como entidades administrativas en detrimento de los antiguos condados acentuó su decadencia. Finalmente la Peste negra, que diezmó fuertemente aquella comarca en la segunda mitad del siglo XIV, conllevó su definitiva despoblación [12]. Una vez entrado en el alto valle del Pisuerga siguiendo el Camino real, la primera localidad que hallaba cualquier viandante a su vera era Villanueva del río o, si los tiempos hubiesen sido más recientes, encontraría trucado su nombre por el de Villanueva de Vañes [13].
La existencia de aquella localidad terminó la víspera de navidad del año 1934, al ser cubierta en ese día por las aguas del pantano de la requejada. El retablo de la que fue su parroquia de San Martín, trasladado y depositado en la iglesia San Pantaleón de Camasobres, es, sin duda, el mejor legado artístico y religioso heredado de aquella localidad. A continuación, siguiendo la ruta por la margen derecha del río Pisuerga, a la altura de la confluencia del río de Castillería, se hallaba Vañes [14]. Con la construcción de la presa de la requejada, esta localidad pudo haber padecido el idéntico y fatal destino que su pueblo hermano de Villanueva; sin embargo, Vañes pervivió gracias a su traslado y reconstrucción por encima del nivel del pantano realizados antes del llenado del embalse. Cuando el descenso del nivel de las aguas del pantano lo permite, aún hoy se pueden apreciar los casares de la primitiva localidad.
Siguiendo más adelante se hallaba un ramal del Camino real que se adentraba por un valle horadado por un afluente del río Pisuerga hasta hallar la localidad de Carracedo [15]. La existencia de esta localidad quedó circunscrita a la Edad Media, ya que desapareció a final de ese período de tiempo, muy probablemente por causa de la Peste negra. En 1908 Matías Barrio y Mier describió en romance las postreras vicisitudes de una anciana, última vecina de esa localidad, que conllevaron la anexión del término de Carracedo a la villa de Cervera de Pisuerga [16]. El único vestigio de Carracedo que se puede apreciar actualmente en aquel lugar es una ligera elevación sobre el terreno, que corresponde a la planta de lo que fue su iglesia parroquial de Santa Leocadia [17]; mientras que sus campanas fueron reubicadas –y aún suenan– en la parroquia de Estalaya. quizá la pila de agua bendita que ahora se halla dentro de la parroquia de Verdeña hubiese pertenecido también a la antigua iglesia de Carracedo [18]. Continuando paralelamente a la margen derecha del río Pisuerga, se llegaba por el Camino Real a la localidad de San Salvador de Cantamuda. El nombre de esta localidad evidencia su origen fronterizo, puesto que la sitúa enclavada en el ‘campo de muga (=confín, frontera)’ del reino cristiano en los albores de la reconquista (siglo VIII). San Salvador siempre tuvo un papel hegemónico respecto de las localidades colindantes por su privilegiada ubicación en el centro del alto valle del río Pisuerga. Los grandes legados artísticos de su antigua historia son la iglesia románica (siglo XII), el puente (siglo XIII) y el rollo (siglo XVI), siendo este último el símbolo de las competencias judiciales del obispo de Palencia sobre la villa. Desde San Salvador el Camino real proseguía hasta la localidad de El Campo [19] y, partiendo de nuevo desde allí y una vez franqueado el collado de la Yesta, llegaba a la localidad, actualmente despoblada, de Caminos. La denominación de esta localidad evidencia su originaria condición de encrucijada de vías de comunicación. de hecho, desde allí partía una ramificación del Camino real que, atravesando la localidad de Lores y ascendiendo por el collado de Tañuga, se unía en el valle del arauz con la ruta del río Carrión [20]. En la actualidad sólo se aprecian el solar y los arranques de los muros de su pequeña iglesia de San Julián, que perduró durante siglos convertida en ermita o santuario; por ello el pago donde se sitúa el despoblado es denominado actualmente San Julián de Caminos [21]. Los vestigios del templo se hallan sobre un talud sito al pie de la carretera general.
Partiendo desde Caminos y franqueando el collado de regüelle, se pasaba frente a la población de Areños. Y, continuando adelante, se llegaba a un barrio de esta última localidad llamado río las Casas. Este despoblado se halla en un paraje llamado actualmente El Cardil [22]. El origen en el tiempo de este barrio es incierto [23]. Sin embargo, se sabe que Areños y río las Casas fueron derruidos durante la Guerra de la Independencia [24] por las tropas imperiales, y también que, mientras que aquella localidad logró rehacerse tras la contienda, su barrio quedó para siempre asolado y yermo. En la actualidad no queda vestigio alguno de río las Casas sobre el terreno, puesto que las piedras de sus ruinas sirvieron para la reedificación de Areños una vez finalizada la guerra napoleónica. Ascendiendo por el Camino real desde río las Casas, el siguiente lugar habitado era y es Casavegas. Desde allí la ruta remontaba la cordillera buscando el paso favorable del collado de Sierras Albas, para entrar en la comarca de Liébana y, a continuación, adentrarse en ella siguiendo el discurrir de las aguas del río Vendejo. refiere la historia no tan lejana que este paso, en tanto puerta de acceso a Liébana, fue objeto de disputa bélica. durante los extremadamente fríos y nevados días del 21 al 23 de mayo de 1838, los ejércitos carlistas comandados por el Conde de Negri detuvieron a la armada liberal bajo el mando del general Latre [25]. _____________________
[4] De ser esto cierto, este tramo hubiese sido una variante de la vía romana Pisoraca-Iuliobriga-Costa Cantábrica, que «a partir de Cervera tiene en el curso alto del río Pisuerga su guía de tránsito. A lo largo del valle de Pernía busca bien en Sierras albas, bien en Piedras Lenguas, los pasos de acceso a Liébana, que se verifican a lo largo del río Bullón, por Cabezón de Liébana, hasta Potes» y, desde esa localidad, continuar hasta el mar (cf. IGLESIaS GIL, J. M., Muñiz Castro, J.A., Las comunicaciones en la Cantabria romana. Santander 1992, p. 140).
[5] «Dichas funciones comerciales cimentadas en la proyección comunicacional de la villa definen el casco urbano de la misma y su evolución monumental. Así, el casco urbano actual viene determinado por un eje caminero asoportalado (calle Mayor) con dos arterias secundarias que lo ensancha a mitad del recorrido. En principio (siglos XII y XIII) los soportales, como en el denominado Barrio de arriba, estaban sostenidos por postes de madera a la manera leonesa, siendo su función primordial el dar abrigo a los comerciantes de los mercados, así como posibilitar la instalación de sus puestos. Más tarde, en el siglo XVI, la actividad comercial se hace fija, se abren las primeras tiendas y se regulariza la Plaza Mayor, viéndose la madera sustituida por columnas de piedra en apoyo de los soportales (algunos de ellos ostentan la fecha de 1667)» (Cano de Gardoqui, J. L., Cervera del Pisuerga. Iglesia de Santa María del Castillo. Palencia 1994, p. 7). [6] Esta localidad, junto con Cervera del Pisuerga y Resoba son citadas en el pacto fundacional del Monasterio lebaniego de San Pedro y San Pablo de naroba, era el año 819. En ese texto aparecen nombradas como Erbeliare, Zerbaria y Rosauba, respectivamente. [7] Lat.: 42° 52' 50" n; long.: 04° 30' 34" W. Según el diccionario de la raE, ‘Casar’ significaba antiguamente: «Solar, pueblo arruinado, o conjunto de restos de edificios antiguos». refieren los lugareños que, cuando labraban en ese lugar, apreciaban en el subsuelo restos de muros de construcciones y fragmentos de tejas. [8] Cf. Lózar Rodríguez, F. De, "Cervera, Polentinos, Pernía y Castillería. Su historia, sus pueblos y sus gentes". Editorial Aruz, Palencia 2008, p. 119. [9] A este priorato pertenecían también las parroquias de Ventanilla, Vañes y Camasobres. Cf. Revuelta González, M., «La bailía de Población de la orden de San Juan de Jerusalén»: PITTM, 32 (1971) pp. 226 y 230. [10] A finales del siglo XIII fueron muy frecuentes las aceifas árabes en álava y Bardulia, «que ahora es llamada Castilla» (Crónica de Alfonso III, 39) y que, para los escritores de ese tiempo, es la región que se extiende por los márgenes del Ebro, entre los límites de Álava y el curso del Pisuerga (cf. Pérez de Urbel, J., «Los primeros siglos de la reconquista (año 711-1038)» en Menéndez Pidal, R., Historia de España. IV. España Cristiana: Comienzo de la Reconquista (711-1038), Madrid 1982, p. 35). Sin embargo, la única fuente documental que menciona expresamente la región objeto de nuestra consideración o sus proximidades son los anales compostelanos; los cuales testimonian que los cristianos derrotaron en el año 806 una incursión árabe capitaneada por abu utman ubayd allah ibn utman, valí de zaragoza, en el Pisuerga, presumiblemente en su cuenca alta: «Era DCCC venit Albutaman in Alvaua, mense tertio, qui occisus fuit, era DCCCXLIIII, in Pisuerga quando venit in Bardulias» (Fernánez Catón, J. M., El llamado tumbo Colorado y otros códices de la Iglesia compostelana: Ensayo de reconstrucción. León 1990, p. 252). En este dato hay una incongruencia, puesto que, según otras fuentes, dicho jeque árabe falleció en Huesca en el año 802. Por lo que cabe pensar que abu utman y su séquito formaron parte de un cuerpo de ejército mayor dirigido por Muawiya, hijo del emir Hisam, que se internó en el reino cristiano en el año 801, y que, mientras que el grupo de abu utman penetró por el Pisuerga y fue derrotado allí, el grueso de aquel ejército árabe tomó otros derroteros y fue vencido en las Conchas de argazón. abu utman lograría huir de aquella funesta batalla del Pisuerga herido mortalmente, falleciendo unos meses más tarde en la urbe oscense (cf. Martínez díez, G., El condado de Castilla (711-1038). La historia frente a la leyenda. Valladolid 2004, pp. 116-117). Para conocer el sistema defensivo del reino de asturias en el alto Pisuerga, cf. Basterra Adán, M. V., «El origen del nombre de ‘La Pernía’»: PITTM, 78 (2007) pp. 449-451. Sin embargo, M. Á. García Guinea traduce el texto como ‘Hoces del Pisuerga’ (cf. o. c., p. 57), sugiriendo su identificación con las Tuerces de Aguilar de Campoo. M. Barrio y Mier menciona una presunta derrotado de Alfonso II el Casto en un lugar indeterminado, y afirma que, tras aquel infortunio, el monarca hubo de huir y refugiarse en Covarrés, un pago de la serranía del Valle de Redondo y Brañosera: «no lejos de Covarrés / do el rey Casto se albergara, / cuando perseguido huía / de los intrusos monarcas» (GonzáLEz LaMadrId, a., art. cit., p. 166). La carencia de cualquier testimonio de época que respalde ese acontecimiento narrado por M. Barrio y Mier induce a pensar que el relato en cuestión carece de historicidad. Por ello cabe sospechar que fuese creado por el autor para explicar el origen del término Cobas Regis (=Covarrés) de la Carta Puebla de Brañosera (cf. Muñoz Romero, T. Colección de fueros municipales y cartas pueblas de los reinos de Castilla, Corona de Aragón y Navarra. Madrid 1978, p. 15), o bien que dicho topónimo hubiese inspirado a M. Barrio y Mier ese relato novelado. [11] Cf. BaSTErraadán, M. V., «El origen del nombre de ‘La Pernía’»: PITTM, 78 (2007) pp. 449-451. [12] Cf. Ibidem. [13] Lat.: 42° 55' 00" n; long.: 04° 30' 45" W. [14] Lat.: 42° 55' 20" n; long.: 04° 29' 39" W. [15] Lat.: 42° 56' 29" n; long.: 04° 29' 48" W (=Iglesia). La localidad de Carracedo aparece citada en varios documentos medievales: la Concesión de D. Alonso de los términos de la abadía Lebanza, hecha en el año 1142, (cf. PérEz MIEr, L., art. cit., p. 201), en el Libro Becerro de las Behetrías, de mediados del siglo XIV (cf. MarTínEz díEz, G., Becerro de las Behetrías. I. León 1981, p. 568) y en el Libro Becerro de las Presentaciones (cf. FErnándEz FLorES, J. a., «El becerro de las presentaciones» en Fernández Catón, J. M. (coord.), León y su historia. V. León 1984, p. 475), que es copia fiel del desaparecido Libro Becerro Antiguo, escrito en el siglo XIII. M. Barrio y Mier afirmó respecto de su ubicación: «Hubo un pueblo en otro tiempo, / del que ya pocos se acuerdan. / Llamábase Carracedo, / y en situación placentera / entre oriente y sur miraba,/ resguardándole una cuesta; / ante cuya falda corre / con mansedumbre el Pisuerga, / río sagrado para aquellos / que hacia sus fuentes nacieran. / Y por encima atrevida / una montaña se eleva: / el Cueto de Polentinos / que al sol poniente contempla. / Cuando después de alumbrarnos / por el día, su carrera / prosigue y luz a torrentes / al otro hemisferio lleva. / nunca fue un lugar muy grande, / ni lo permitía la tierra, / donde asentado se hallaba, / que era en términos estrecha» (GonzáLEz LaMadrId, a., art. cit., p. 173). [16] Cf. González LaMadrid, A., art. cit., pp. 173-82; en esa obra su autor data expresamente la despoblación de Carracedo en el siglo XV, pero no explica las causas de la misma: «Puesto que el siglo quince / hay escritos que revelan / que sobre este despoblado / había lites y peleas» (González LaMadrid, a., art. cit., p. 174). Luego cabe pensar que su abandono se debió a la Peste negra, por coincidencia temporal con esta pandemia y por analogía con lo sucedido con otros despoblados de aquella comarca: Peñas negras (cf. Basterra Adán, M. V., art. cit., p. 450), San Martín de Redondo (cf. IdEM, «San Martín de redondo. Existencia y ubicación»: PITTM, pp. 439-440) o roblecedo, cuyos últimos vecinos se desplazaron a la localidad de Celada, para constituir una nueva entidad denominada Celada de roblecedo, que aglutinaba la diezmada población de ambas localidades (vide supra). En el año 1852 P. Madoz describe así el despoblado de Carracedo: «Monte y despoblados en la provincia de Palencia, partido judicial y término de Cervera de río Pisuerga. Tiene unas 2 leguas de circunferencia y está poblado de robles y algunas hayas, produciendo también muchos y buenos pastos naturales, que suele arrendar la villa de cuya propiedad es a los particulares que lo solicitan» (o. c. (Palencia), p. 67). [17] Cf. nota nº 15. [18] Cf. González LaMadrid, a., art. cit., p. 182. [19] «En el pueblo de El Campo existe un paraje que aún sigue llamándose ‘La Calzada’» (Ruesga Herreros, L., Breve crónica…, p. 22). [20] Lat.: 42° 59' 25" n; long.: 04° 30' 51" W (=Iglesia de San Julián). Esta localidad se menciona: a) en los testamentos de doña Elvira, hija del conde Fafila Fernández y esposa de Munnio Gómez, tanto en la redacción inicial del año 1037, como en su modificación posterior del año 1069 (cf. Ruiz Asensio, J.M., Colección documental del Archivo de la Catedral de León (775-1230). IV. (1032-1109). León, 1990, pp. 75-78; b) en el año 1181, en un privilegio por el que el rey Alfonso VIII confirma y amplía con nuevas donaciones el señorío temporal de los obispos de Palencia, cuyo original está en el archivo de la Catedral de Palencia, armario 3º, legajo nº. 38 (cf. Pérez Mier, L., art. cit., p. 179); y c) en el año 1216, en un documento del Cartulario del Monasterio de Piasca por el que domingo Martínez y su mujer, vecinos de Lores, donan a esa entidad eclesiástica todo lo que ellos poseen en su localidad y en Caminis (cf. ruESGa HErrEroS, L., Apuntes para la historia de Pernía. Ad instar manuscripti, p. 74). [21] «Se sitúa en un pago entre El Campo y Lores, que en la actualidad se denomina San Julián de Entre Caminos» (Pérez Mier, L., art. cit., p. 179). algunas parroquias de los pueblos desaparecidos se conservaron con posterioridad a la despoblación del lugar como ermitas o santuarios, manteniendo la misma advocación que tuvieron cuando todavía eran parroquias. de modo que, con el tiempo, estos templos perduraron como los únicos vestigios erigidos y en uso de las localidades originarias, mientras que se perdía de la memoria colectiva de los lugareños la existencia de la antigua localidad y, lógicamente, también su nombre. Por lo que las advocaciones titulares de esos edificios sacros se constituyeron en único referente del lugar y, por ello, también en su topónimo. Así se comprende que los despoblados pasasen a ser conocidos, no por el nombre de la localidad desaparecida, sino por el título de su parroquia, que subsistió por tiempo trasformada en ermita. Este fenómeno aconteció también con la parroquia de Santa Marina, con cuyo nombre se conoce el despoblado de robla de arbejal, y con la parroquia de Santa Cruz, que da nombre al pago donde se hallaba la desaparecida población de roblecedo (vedi supra). [22] Lat.: 43º 00’ 25” n; long.: 04º 29’ 38” W.
[23] Teniendo en cuenta que el Camino real discurría originariamente por la margen derecha del río, donde encontraba Cervera, el antiguo arbejal, Villanueva de Vañes, el antiguo Vañes, (Carracedo), San Salvador de Cantamuda, El Campo, Caminos, y Casavegas, cabe preguntarse si la ubicación primera de la localidad de areños hubiese coincidido con río las Casas y que, una vez erigidos los viaductos de San Salvador y de la venta urbaneja, sus moradores se hubieran trasladado al actual emplazamiento de esa localidad. Esta suposición se justifica en que: a) la nueva localidad está en un lugar más al socaire y soleado que río las Casas; b) desde la nueva ubicación sus vecinos se hallan más próximos a las localidades de Los Llazos y Tremaya y al valle de redondo, y sin la dificultad de rodear por el puente de San Salvador para desplazarse a esos lugares en los tiempos de crecida del río; c) la ruta de descenso por la vertiente izquierda del valle resulta más expedita que la opuesta, puesto que evita tener que franquear el collado de regüelle; y d) la nueva localidad se sitúa junto al trayecto del Camino real surgido en la margen izquierda una vez construidos los referidos viaductos.
La ubicación originaria de areños en río las Casas justificaría, además, una posible etimología del nombre de la localidad, puesto que el río las Casas se halla junto a una vega de subsuelo arenoso. Si estuviésemos en lo cierto, habría que entender, por tanto, que río las Casas, que estimamos que fue el núcleo urbano original de areños, quedó relegado a un simple barrio de un hábitat humano que con posterioridad surgió y se desarrolló en otro lugar más favorable de su término.
[24] Cf. MIñano Y BEdoYa, S., Provincia de Palencia. Palencia 1979, p. 37. La destrucción del barrio de río las Casas durante la misma contienda nos viene referida por la tradición oral.
[25] Cf. Pirala Criado, A., Historia de la guerra civil y de los partidos liberal y carlista. 4. año 1837. Madrid, 1984; pp. 520-530; VIllanueva Lázaro, J. M., La Cantabria leonesa. La Liébana, Cervera de Pisuerga, Riaño. León, 1990, pp. 266-277.
Imagen Superior: Camasobres, de José Luis Estalayo Imágenes del autor del Texto: Vicente Basterra