4. Diversas consideraciones en torno a la composición original del campanario y su hipotética restauración
4.1. La tradición campanera toledana: campanas y yugos
La Península Ibérica posee una tradición campanera propia, con características que la diferencian del resto de Europa.
La primera y más evidente es la composición de yugos altos, con sus cabezas a modo de potentes contrapesos, que con poco esfuerzo permiten balancear o voltear la campana.
Aparte de esta característica, compartida en la gran mayoría del territorio, existen tradiciones locales, que vienen a coincidir con la geografía eclesiástica española hasta mediados del siglo XIX, siendo Toledo (aparte de la Sede Primada), la diócesis más grande de España, y sede metropolitana de su provincia eclesiástica.
La tradición en buena medida se encuentra definida por la morfología de las campanas y de los yugos.
El arzobispado toledano se encuadra dentro de la tradición sonora castellana, que, a diferencia de la Corona aragonesa (mucho más cercana a la francesa y centro-europea) busca una diferenciación tímbrica entre los bronces, de ahí que hayan pervivido perfiles de campanas tan arcaicos como el de las denominadas comúnmente romanas, de forma abombada.
Si bien es cierto que esta tipología es muy común en la mitad norte, en Toledo se conservan algunos ejemplares. Si en los campanarios del centro de Europa se busca la afinación de las campanas, y se funden conjuntos de numerosos bronces (para poder interpretar melodías), en España se opta por la expresión y un número más reducido, salvo en catedrales y colegiatas o templos de cierta importancia. Por lo general en una parroquia lo más frecuente es encontrar dos campanas grandes y dos pequeñas.
El otro elemento definitorio de la morfología es el yugo, que además incide de forma determinante en el toque (repique, medio vuelo o vuelo) así como en su sonoridad. En España existen numerosas formas de yugos, siendo el toledano una de sus tipologías más características, cuya extensión viene a abarcar el antiguo arzobispado, es decir, Toledo, Madrid, parte de Guadalajara, Ciudad Real, parte de Albacete, de Extremadura y algunas zonas del norte de Granada y Jaén.
No obstante esta tipología tiene también resonancias en otros obispados de su antigua provincia eclesiástica como Cuenca, Segovia, Valladolid, Cartagena, etc.
Como ya hemos comentado al inicio de este apartado, el yugo adquiere un gran desarrollo en altura en la tradición hispánica, de forma que su cabeza sirve como contrapeso de la campana para poder ser oscilada o volteada.
Siguiendo una evolución cronológica de las formas de toque entendemos que la más sencilla y elemental sería tirar del badajo, bien como un toque (campanadas seguidas), un repique (toque coordinado y rítmico de al menos dos campanas) y doble (toque lento de al menos dos campanas para oficios fúnebres).
Después vendría el balanceo de la campana, siendo necesaria la construcción de al menos un brazo con ejes que permitieran la oscilación. En un tercer momento se le incluyó la cabeza al yugo y se le aumentó el contrapeso para poder ser tocada “a pino” (como se dice en la documentación antigua), es decir, balancear la campana hasta pararla invertida.
En un momento posterior apareció el volteo continuado, que por lo poco que se sabe, debió surgir en Sevilla a mediados del XVI, y de ahí pasó al levante, extendiéndose por buena parte del territorio hispano.
En Toledo no se sabe exactamente cuando se empezaron a voltear las campanas, lo cierto es que a finales del XVIII ya hay escritos del Cardenal Lorenzana que hablan del volteo en las parroquias de la diócesis. En cambio la Catedral, y ciertos templos importantes (como colegiatas o parroquias de cierto prestigio) o bien lo rechazaron o lo incorporaron tardíamente (siglo XIX ó XX). En la seo toledana parece que se empezaron a voltear las campanas, y de forma algo limitada, a mediados del siglo XIX.
Las partes básicas de los yugos toledanos son las siguientes:
Brazo: Es la pieza principal del yugo. Es una viga de gran tamaño en la que se engancha la campana. Permite además su movimiento gracias a los ejes.
Ejes: son unas piezas de hierro colocadas a ambos extremos de los brazos, insertas en unas acanaladuras efectuadas en su parte inferior. Se ubican de tal modo que no entran en contacto con el bronce pues podría transmitir la vibración al muro. Tradicionalmente suelen asentarse en unas zapatas de madera empotradas en los laterales de los ventanales. En ocasiones, para evitar un desgaste excesivo de la madera, el eje asienta sobre una pieza de bronce empotrado en la zapata.
Cabeza: es el contrapeso de la campana. Suele estar compuesto por una o dos piezas de madera. Suele ser de pequeño tamaño, estrecho y con perfiles moldurados en los laterales superiores.
Junto a estas piezas principales existen otras secundarias. La sujeción de la campana se realiza a través de unos herrajes cogidos con palomillas o tornillos en una pieza de madera colocada sobre la cabeza en sentido transversal. Suelen presentar también una palanca, generalmente curvada hacia arriba y rematada en un ojal o aro donde atar una cuerda.
Este elemento permite balancear la campana e incluso frenarla cuando la campana se encuentra arriba empleando como tope la cabeza. Abundan los herrajes en forma de arco en los frentes del brazo para mantener su estabilidad, así como abrazaderas en sus extremos para reforzar la sujeción de los ejes.
El equilibrado de este tipo de yugo es bastante interesante. A diferencia de otras tipologías que ponen completamente la campana por debajo del eje de rotación (como la tipología Valenciana, Aragonesa, Catalana...) el yugo toledano levanta por encima del eje el bronce con el fin de emplear parte del mismo como contrapeso.
Para ello recurre a dos elementos: los ejes acodados (en forma de L) y la escotadura de la parte inferior del brazo para empotrar a mayor altura el bronce. Esto tiene un efecto sonoro directo, puesto que el eje de rotación se encuentra a un cuarto o a un tercio de altura del bronce, o incluso a la mitad de la campana.
El volteo de estos yugos genera un ritmo diferente al de los yugos de ejes rectos. Si un yugo valenciano en volteo genera un ritmo ternario con dos golpes y un silencio, el toledano viene a generar dos golpes y un silencio equiparable a los dos golpes. Es por ello también, que la oscilación de una campana con yugo toledano, genera una consecución de golpes mucho más seguidos que el de ejes rectos.
El aspecto de estos yugos es más bien pequeño y achatado. Existen unas proporciones básicas que suelen cumplirse en esta tipología (ver Ilustración 5), que demuestran su consolidación y conocimiento más o menos generalizado de las mismas, puesto que los yugos eran realizados por carpinteros locales. La altura total del brazo y la cabeza viene a ser la de la copa de la campana. La altura de la cabeza y el brazo suele ser la misma, la mitad de la altura total. La escotadura inferior suele tener un cuarto de la altura total.
Ilustración 5: Proporciones habituales en los yugos toledanos.
No sabemos las razones concretas que propiciaron esta tipología de yugo, lo que está claro es que presenta ciertas ventajas en ventanales de poca altura. Así mismo ofrece un control bastante preciso y permite pararla invertida sin mucho esfuerzo.
Por desgracia con la pérdida de los oficios tradicionales se han perdido todas estas peculiaridades y normas no escritas que debían ser en origen de conocimiento más o menos común entre los campaneros y carpinteros locales.
Todas estas consideraciones en torno a la tradición toledana, son también patrimonio material e inmaterial (recordemos que está en trámite la declaración del toque manual de campanas como patrimonio inmaterial español). Una restauración, si debe ser considerada como tal, debe tener en cuenta estas premisas, de lo contrario una intervención que no se encamine a recuperar estos valores podría considerarse destrucción patrimonial.
Ilustración 6: Diferencia de equilibrado campana de yugo valenciano (arriba) y yugo toledano (abajo).
4.2. La disposición original de las campanas
La disposición actual de las campanas “litúrgicas” parece no ser la original del conjunto. La principal evidencia es arquitectónica: los ventanales no están diseñados para acoger campanas, puesto que resultan bajos y estrechos, y carecen de los habituales carriles para introducir los ejes de las campanas, o al menos agujeros para insertar las zapatas que sostienen los ejes.
Los yugos de madera se encuentran empotrados e inmovilizados, pero su diseño y elementos (como los ejes o el agujero para la palanca de balanceo) demuestran que originalmente estaban destinados para ocupar un espacio de mayor anchura y para el movimiento.
Como ya hemos apuntado antes, el yugo actualmente vacío pudo ser el original de la campana grande, puesto que las proporciones del mismo encajan con las de la campana. El yugo del que actualmente cuelga la campana grande debió pertenecer a otra campana, cuyo tamaño debió ser similar a la del reloj (no podemos confirmarlo, pero sospechamos que la del reloj pudo haber sido una campana litúrgica).
Por tanto, hay pruebas materiales que evidencian la existencia de dos campanas grandes, una de ellas la actual campana grande bajo la advocación de San Martín y otra, que pudo haber sido la del reloj (no podemos confirmarlo), cuyos yugos se conservan todavía. Si los actuales campanillos son fruto de una continuada refundición a lo largo de la historia, entendemos también que existieron una pareja de campanillos cuyo timbre se contraponía al de las campanas grandes.
El interior del campanario actualmente se encuentra muy alterado, con algunas intervenciones no muy lejanas en el tiempo, pero todavía quedan restos de vigas sobre las que, por la distancia que existe entre ellas, pudieron montar originalmente los yugos de ambas campanas grandes. Todas estas evidencias nos ayudan a entender la composición original del conjunto, formado por dos campanas grandes en el interior y dos pequeñas en los ventanales.
Como ya hemos dicho más arriba, este tipo de conjuntos es el habitual en las parroquias toledanas. La disposición de campanas en el interior no es extraña en torres mudéjares. En la propia ciudad de Toledo existen torres que disponen sus bronces en el interior y en el exterior, como por ejemplo las iglesia de Santiago del Arrabal, San Román o Santo Tomé, por citar algunas.
4.3. Propuestas en una hipotética restauración
Proponemos a continuación las bases a seguir en una hipotética restauración, cuya finalidad es potenciar y recuperar los valores patrimoniales y tradicionales del conjunto de campanas. Planteamos dos propuestas: una primera sencilla, y una segunda más compleja y costosa (pero quizás más interesante y deseable).
4.3.1. Primera propuesta de restauración
La primera consistiría básicamente en conservar la disposición actual de campanas, restaurar el yugo de la grande y sustituir los yugos actuales de los campanillos por otros nuevos siguiendo la tipología toledana. En la restauración del yugo de la campana Grande, se deberán reutilizar todas las piezas originales, sustituyendo exclusivamente aquellas que hagan peligrar la seguridad del conjunto.
Si el estado de conservación desaconseja el uso de alguna pieza de madera, ésta deberá ser sustituida por una copia basada en el diseño de la original. Los yugos de las campanas pequeñas deberán ser sustituidos por otros siguiendo los patrones toledanos. Las tres campanas se dotarán de martillos eléctricos (en el lado izquierdo) y los toques programados deberán basarse en los tradicionales.
La mecanización deberá realizarse de tal modo que no impida el toque manual. Desaconsejamos la instalación de motores de volteo, puesto que este toque se reducía tradicionalmente a cuatro o cinco veces al año, y su colocación puede dar lugar a abusos que restan solemnidad y su carácter excepcional, deshaciendo la tradicional jerarquización festiva.
Aconsejamos que en estos días importantes se voltee a mano. Solamente recomendamos la mecanización del volteo en campanas pequeñas que tradicionalmente se han tocado a diario (para avisar de confesiones, Misa primera u otros sencillos avisos de este tipo).
4.3.2. Segunda propuesta de restauración
La segunda es más compleja, pues consistiría en la recuperación original del campanario, tal como se ha planteado más arriba. Por ello se trasladará la campana Grande al interior del campanario y se montará sobre el brazo actualmente vacío que se encuentra en uno de los ventanales de la cara norte.
Si por falta de conservación se desaconseja su uso deberá ser sustituido por una copia exacta del perfil. Se le colocará un contrapeso siguiendo las características propias de los yugos toledanos. El sistema de sujeción debe ser por tornillos.
Se le dotará además de una palanca de balanceo en el lugar donde se situaba esta pieza. Debe contar también con ejes acodados, acordes con el tamaño del conjunto.
Como no podemos asegurar a ciencia cierta que la campana del reloj formara parte del conjunto de campanas litúrgicas, se deberá realizar una campana nueva que haga pareja con la Grande, de un tamaño similar al de la del reloj, a la que se le colocará el yugo que actualmente tiene la campana Grande (o bien una copia si se desaconseja su uso) con las mismas condiciones y características (palanca balanceo, ejes acodados) expuestas líneas arriba. Sería conveniente conservar los herrajes de sujeción originales pero añadiendo en su parte superior unos tornillos de sujeción.
Las campanas pequeñas se dejarán en los ventanales que actualmente ocupan, cambiando sus yugos tal y como ha quedado expuesto en la primera propuesta de restauración. En cuanto a la mecanización de los toques, sugerimos lo mismo que en la primera propuesta, martillos eléctricos en todas sin motores de volteo.
La ubicación que proponemos es que la campana Grande se asiente en sendas vigas de madera en el lateral del lado oeste de la torre, mientras que su pareja se ubique en el lateral sur, respetando de este modo la caseta del reloj.
Ilustración 7: Propuesta de nueva disposición de campanas
Ilustración 8: Recreación de una nueva campana pequeña, del tamaño de la campana del reloj, con el actual yugo de la campana grande.
Ilustración 9: Recreación de la campana grande con el brazo conservado en la torre y una cabeza siguiendo las líneas del brazo.
ROMERA SOTILLO, Álvarohttp://vozdebronce.blogspot.com/2019/04/el-campanario-de-la-iglesia-parroquial.html
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