Creo que ya os he dicho que soy unagran lectora de novela policiaca. Me gusta mucho y siempre estoybuscando nuevos autores o historias por descubrir. Comparto estaafición con mi padre así que uno u otro nos vamos encontrandolibros interesantes que viajan de su casa a la mía continuamente.
Este no es un descubrimiento actual,es, junto con Henning Mankell, uno de mis escritores favoritos delgénero y su personaje, seguramente al que más cariño tenga (missMarple, Sherlock Holmes y Kurt Wallander le acompañan muy de cerca).
En este libro, nos encontramos alcomisario Salvo Montalvano, ya maduro y cercano a su jubilación,ante un cadáver descuartizado (presumiblemente un castigo de lamafia a un traidor), con su segundo de un humor de perros y un parde episodios aislados aparentemente sin importancia. Salvo elproblema con su compañero y amigo, nada le parece a nuestrocomisario especialmente complicado pero, como en todas las novelas demisterios y asesinatos, las cosas no son lo que parecen y aúntendremos que dar muchas vueltas para ver todos estos temas conclaridad.
Hemos acompañado al comisario durantegran parte de su carrera y hemos visto su evolución, en El campodel alfarero lo encontramossereno y parece que ha asumido perfectamente que se va haciendomayor. También conocemos a sus compañeros y el mal humor de MimíAguello, subcomisario de Vigata nos entristece pero, sobre todo, nosintriga.
Estavez, además, intuimos que el asesinato al que nos enfrentamos no estan sencillo y que las desapariciones y episodios que rodean la tramaprincipal no son tan insignificantes como parecen aunque, ¿quiénsabe? Tratándose de la mafia, nunca se sabe. Sobre todo, si tenemosen cuenta que, los grandes jefes ya son mayores y las nuevasgeneraciones no comulgan con sus códigos de honor y sus maneras“elegantes”.
Andrea Camilleri es, para mí, unmaestro de la palabra, un gran escritor que, independientemente deque nos guste o no lo que escribe (a mí me encanta) tiene lacapacidad de saber poner la palabra justa en el momento adecuado y lafacilidad de elaborar diálogos geniales.
Su literatura, cuando abandona a supersonaje más conocido, suele ser intimista y tierna pero siempreágil y fácil de leer. Es de esos autores nada presuntuosos quesiempre tienen algo bonito para regalarnos.
Me gusta especialmente su capacidadpara llevarnos a lo más recóndito de la isla de Sicilia y hacer queconozcamos a sus gentes y sus costumbres como si estuviéramos allímismo. Siempre con cariño y con humor.
Cuando es una aventura de Montalvano laque tenemos entre manos, podemos perfectamente pasear por lospasillos de la comisaria, sentir el calor sofocante de los veranos yconocer, como si conviviéramos con ellos a diario a las dos familiasmafiosas que se reparten Viagata.
Aunque nos encontremos ante crímenesde los mas macabros, su manera de contárnoslos siempre es sencilla yacompañamos al comisario en su resolución con facilidad perosiempre intrigados.
Además, los libros de Camilleri,especialmente estos, rezuman humor por todas partes, un humor sano ycoloquial. No os exagero si os digo que yo siempre, siempre, en todossus libros, encuentro un pasaje en el que me río hasta que se mesaltan las lágrimas. No sé si a todo el mundo le pasa pero yosonrío durante toda la lectura y en algún momento me carcajeo comouna loca.
Tal vez yo no sea muy objetiva a lahora de juzgar sus novelas, a mí, simplemente me encantan y solo lesveo un fallo, en dos días me las he terminado.