Revista Historia

El Canal de la Infanta, la olvidada y revolucionaria arteria de L'Hospitalet y el Baix Llobregat

Por Ireneu @ireneuc

El canal, llamado "de la Infanta" porque fue inaugurado el 21 de mayo de 1819 por Luisa Carlota de Borbón (sobrina de Fernando VII), tenía 17,420 km y significó toda una revolución para el Baix Llobregat y Barcelona. De este modo, los municipios de Molins de Rei, Sant Feliu, Sant Joan Despí, Cornellà, L'Hospitalet y Sants (posteriormente absorbido por Barcelona), aprovechando la disposición de agua abundante, aumentaron de forma bestial su producción agrícola. Esto propició un gran crecimiento de la población, a la vez que, aprovechando la fuerza motriz del agua del canal, se establecieron las primeras industrias ( ver El Edifici Molí, 165 años de patrimonio industrial hospitalense salvado por los pelos).

El éxito fue tal que las villas que regaba el canal de la Infanta dispararon su población, convirtiendo la comarca en un foco de inmigración para otros puntos de Catalunya y, después de la Guerra Civil, de todo el estado español. Este efecto llamada hizo que los municipios ribereños crecieran de manera desordenada y caótica a expensas de los campos. Un crecimiento desmesurado que hizo que acabaran por abandonar la agricultura y convirtieran el antiguo canal en una cloaca ( ver Feixa Llarga, el agónico suspiro de una acequia histórica).

Hoy en día, aunque olvidado para el conjunto de la ciudadanía, el Canal de la Infanta todavía funciona y riega unas 250 ha de terrenos agrícolas; nada que ver con las más de 2.000 hectáreas que había llegado a regar en el primer tercio del siglo XX. No obstante, su importancia histórica ha sido trascendental para los pueblos del valle bajo de la izquierda del Llobregat y, de rebote, para el conjunto de Catalunya. Razón por la cual se pretende (que se concrete está aún por ver) convertir su traza en una vía verde que comunique Barcelona con el Baix Llobregat.


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