Revista Opinión
Pocos deben de ser los afortunados que no han recibido el impacto de esta temible enfermedad. En vuestra familia, en nuestro propio cuerpo. El cáncer se ha convertido en un compañero maldito de nuestra existencia. En el enemigo a batir. En algunos casos no sólo destruye sino que también estigmatiza. Sacude nuestra condición de personas hasta dejarla casi fuera de combate. Por eso nos resulta emocionante observar la dignidad con la que muchas personas libran su batalla.
Recuerdo hace unos años a la diputada Uxue Barkos subir al estrado de oradores del Congreso armada con un pañuelo pirata y un cuchillo imaginario entre los dientes. Cubría con dignidad las cicatrices del alma y con una sonrisa, los estragos de la enfermedad. Una guerrera de la vida. Hoy ahí sigue, en primera línea entre la legión de ciudadanas alegres que combaten bajo la misma bandera: la de la vida. Puede resultar complejo entenderlo cuando la fortuna nos ha mantenido alejados de esta sima abisal.
Hoy celebramos el día mundial contra el cáncer, y el de mama como el de útero, páncreas o pulmón, conforman una de los más devastadoras enfermedades a nivel mundial. Ataca directamente a la condición del ser humano acorralando los deseos de vivir. De ahí el valor de la resistencia y la fuerza interior. Se piensa en la quimioterapia y en la cirugía. En lo peor.
Pero entre tanta espesura de pavor, cada día hay más esperanzas. Por eso hoy coloco una hermosa foto, sensual, aquilatada, sugerentemente táctil y hasta parece que desprenda un aroma a fresa. No podía ser de otra manera cuando lo que insuflamos hoy a todas las mujeres y hombres con esta celebración son ánimos para seguir luchando por ellos mismos porque haciéndolo también lo hacen por todos.