Me levanté temprano, como siempre, viendo con alegría que no tengo ningún síntoma. Hoy viene mi asistenta Dayelis, que llega a las 6 y 30, y ya la estoy esperando. Mi esposo sale a buscar la harina de maíz pilado para el desayuno, hago arepas para todos y ante la insistencia de mi hijo, que siempre está pendiente de todo, me tomo un jugo de piña con lechoza y un chorrito de limón que me correspondía media hora antes.
Mientras se asan las arepas ayudo a Dayelis con los quehaceres pero me siento un poco mareada, le pido a mi nuera que ponga la mesa mientras yo me recuesto un rato; me tomo el aprepitant que me ayuda a evitar estos malestares, debo tomarlo después del desayuno. A los pocos minutos de desayunar tomo el medicamento que me hace efecto rápidamente. Ya me siento bien, me despido de mi mini-familia, mi hijo mayor, su esposa y mi nieto, que vinieron a acompañarme y apoyarme en el trajín de esta semana y que regresan a Puerto la Cruz. Luego me dedico a una relajación curativa contra el cáncer, obtenida de un taller que hice con la Dra Marianella Castes, una especialista en inmunología que trabajó en el equipo del Dr. Jacinto Convit y luego me concentro en los quehaceres de la casa. Mi asistenta pasa el coleto con los productos de siempre pero esta vez siento que el olor es demasiado intenso. Me da sueño, como a las 11 y 30 am, y erróneamente decido ordenar un closet un rato hasta que llegue la hora de comer. Alrededor de las 3 me acuesto a dormir cansadísima y me levanto de buen humor y sin malestar a eso de las 6 y 30 de la tarde. ¡Esto sí es una siesta! Organizo y doblo toda la ropa lavada, me veo las uñas, parecen resecas y escamosas, cosa que me ocurre a veces, y me aplico una base humectante que ahora me parece que tiene un fuerte olor. Me siento a ver un poco de tv y miro con cierta envidia a esas familias felices y saludables que se ven en los comerciales pero inmediatamente pienso: yo también voy en el camino hacia la salud, sin lugar a dudas. Ya tengo algo de hambre, y un poco de acidez, me tomo el agua de un coco verde (nada de coco amarillo, que es pura azúcar) mientras mi esposo prepara la cena: pollo a la plancha y un poco de arroz, no mucho, pero me quita la acidez momentáneamente. Comienzo a detectar los errores del día: Sólo tomé un jugo en la mañana y el agua de coco en la tarde, necesito más alimentos crudos, ensaladas, frutas, nueces. Me propongo comer mejor mañana y preguntarle a la doctor el lunes que puedo hacer respecto a la acidez. Son las 11 y ya tengo sueño. Ahora me tomaré una manzanilla, haré mi relajación curativa y a dormir de nuevo. Mañana debo estar más relajada, de acuerdo a la información recibida es el día más duro de los 21 días del ciclo, veremos.El cáncer fue mi despertar(I)El cáncer fue mi despertar:DE CARA A LA REALIDAD (II)El cáncer fue mi despertar.LO QUE NO SABÍA (III)El cáncer fue mi despertar:DÍA ANTES DE LA QUIMIO (IV)El cáncer fue mi despertar. HOY FUE MI QUIMIO (V)
El cáncer fue mi despertar: AL DÍA SIGUIENTE DE LA QUIMIO(VI)
El cáncer es mi despertar. EL DÍA TEMIDO DEL CICLO DE LA QUIMIO (VII)