Duermo y como, veo algo de televisión pero me fastidio rápidamente. Reviso mi correo y mi Facebook buscando algún indicio de Fernando sin éxito alguno, quién sabe dónde andará metido. Ya tengo demasiados días con la flema verde y espesa en la garganta, además estoy ronca.
Mi consuegro, que es médico, me sugiere que haga gárgaras con algún enjuague bucal o con algo natural. Llamo a mi mamá y ella me asegura que las gárgaras con sal son infalibles, así que preparo una solución con agua tibia y sal marina, un poco más salada que mis lágrimas. Dada la gravedad de la gripe, hago gárgaras cada dos horas más o menos; esa noche y la mañana siguiente me lavo la nariz con parte de esa misma solución. Como por arte de magia, pasadas las 24 horas ya no hay rastro de la infección, gracias a Dios, sólo la garganta un poco irritada, lo cual soluciono tomando una manzanilla con miel (eso y la stevia es lo único dulce que me permito), en la mañana y en la noche, antes de dormir. En tres días estoy totalmente recuperada de la garganta, sólo me queda una ligera ronquera durante otro par de días.