Han dado una bofetada rotunda a los nacionalistas y a los euroescepticos. Por fin Europa empieza a reaccionar contra el nacionalismo, el peor cáncer de Europa y el causante de sus grandes guerras, masacres, divisiones y exterminios. Merkel y Hollande, los dos líderes europeos con mas peso, han declarado que "el nacionalismo es la guerra" y uno de los mayores peligros para Europa y el mundo. Artur Mas y su pandilla del odio deben sentirse contentos. ---
Ángela Merkel y Francois Hollande, canciller de Alemania y presidente de Francia, respectivamente, acaban de propinarle una patada en la boca al nacionalismo catalán que pelea por resaltar las diferencias, romper la unidad y expandir el odio, la división y en enfrentamiento. Han dicho que "El nacionalismo es la guerra" y que lo que se necesita es "Mas Europa, no menos".
Han hablado con toda solemnidad en la primera intervención conjunta de los mandatarios de ambos países en la Eurocámara en Estrasburgo desde 1989. "Que se vayan de Schengen, que se vayan de Europa y que se vayan de la democracia si quieren", han dicho, dirigiendose a los nacionalistas europeos, casi todos euroescepticos y sembradores de odio y discordia.
El mensaje es contundente" "El nacionalismo es la guerra. El debate no está entre si más o menos Europa sino entre la reafirmación de Europa o el fin de Europa. No hay otra solución que una Europa fuerte para garantizar nuestra soberanía".
¿Sentirán la bofetada los independentistas catalanes, paladines del odio y de la ruptura en una Europa que debe a los nacionalismos casi todas sus desgracias, incluyendo las dos guerras mundiales y sus vergonzosos exterminios étnicos, culturales y políticos?
En el mismo escenario, horas antes, Felipe VI, rey de España, habia declarado que “Europa puede contar con una España unida y diversa” y lanzaba un recado explícito al secesionismo nacionalista catalán: “Soy europeo porque soy español”.
Los tres discursos demuestran una reacción, todavía pequeña, pero real, de una Europa que, con razón, se siente mas amenazada por sus enemigos internos que por las olas de inmigrantes que la invaden. A lon inmigrantes terminará integrándolos con mas o menos dificultad, pero los nacionalismo "son la guerra", la ruptura, el atraso, la división, el retorno a las fronteras, a los aranceles y a los recelos y odios entre europeos.
Si Merkel y Hollande hubieran incursionado en la filosofía política, habrían dicho que el nacionalismo es incompatible con la democracia, porque mientras el nacionalismo siembra división y odio, resaltando lo que separa a unos de otros, la democracia es un sistema de integración que resalta lo que une y diseñado para convivir en paz y cooperación, dentro de la diversidad y hasta soportando las diferencias y discrepancias.
El espectáculo de una Cataluña empequeñecida por sus campañas de división y odio antiespañol y de sus mentiras, afirmando que seguirán en Europa y en el euro tras la independencia, cuando eso es falso, luce toda su pequeñez y ridículo cuando se le coloca al lado de una Europa que lucha por mantener sus corrientes de unidad, integración y cooperación, la única filosofía que le ha otorgado paz y grandeza.